sábado, 30 de marzo de 2013

Camino a la resurrección

Rampla Juniors sumó su segunda victoria consecutiva tras derrotar 2-1 a Torque en el Estadio Obdulio Varela, escenario donde nuestro rival de turno oficia como local y lugar en el cual había ganado los 4 partidos que había disputado, inclusive superando a Sud América, el ahora líder del Campeonato.

Sin embargo, los picapiedras no se achicaron ante esa estadística y salieron a buscar el triunfo desde el primer minuto. Si hay algo que no se le puede achacar a este joven equipo rojiverde es su entrega y su intención de jugar de igual a igual contra cualquiera y en cualquier cancha. Esa intención que Rampla debió tener desde el inicio del Campeonato.

Con los mismos once que venían de derrotar 1-0 a Villa Teresa, los dirigidos por Luis “Ronco” López salieron al irregular y desprolijo campo de juego para enfrentar a Torque. Bernardo Long estuvo en el arco; Tabaré Da Cunha, Alvaro Marquez, Rodrigo Canossa y Emanuel Cuello en la defensa; Fernando Arismendi, Diego Galo, Joaquín Noy y Matías de los Santos en el mediocampo; Maximiliano Brito y Luis Martínez en la ofensiva.

Eso que tantas veces nos costó encontrar, contra Torque salió de entrada: el gol. Apenas 5 minutos iban de juego cuando Noy tomó la pelota al borde del área, se escapó por la punta derecha y metió un centro pasado que Martínez empujó a la red con un golpe de cabeza, venciendo la resistencia del arquero local.

El gol brindó tranquilidad, es cierto, pero Rampla no abandonó su vocación ofensiva, pese a que, justo es decirlo, Torque merodeó varias veces el arco defendido en forma impecable por Bernardo Long. El joven guardameta coloniense se lució atajando un cabezazo que se metía abajo contra un palo, y saliendo con decisión a cortar varios centros peligrosos.

Los rojiverdes contaban con un movedizo Martínez, que se volcaba a las bandas para asociarse con Arismendi y De los Santos, y con un Brito que en forma más estática también lograba aguantar la pelota para luego descargar el juego hacia sus compañeros. Así Rampla llegó varias veces sobre el área rival, fallando en la definición.

A los 24´ Noy metió un pase largo para Martínez, éste la puso al medio para De los Santos y el remate del “caballo” murió en las manos del arquero. Un minuto después otra vez la pelota en el área de Torque y tras una serie de rebotes, Arismendi le pegó cruzado y la guinda se fue apenas afuera.

Corrían 35´ cuando Martínez, de espaldas al arco, metió una pase notable de bolea para Arismendi, quien tuvo dificultades para controlar el esférico y cuando finalmente lo hizo ya estaba con poco ángulo de tiro, sacando un remate que se fue apenas desviado.

Y la chance más clara llegó en el último minuto de juego. Balón aéreo, un cabezazo pifiado hacia atrás de un defensa de Torque y Martínez que queda solito, mano a mano con el arquero. El pibe cedido por Danubio se apuró y definió abajo contra el palo, pero la pelota lamentablemente pasó del lado de afuera. Muchos lo gritaron, pero la red no se infló.

Así llegamos al final de un Primer Tiempo donde a nadie le hubiera asombrado si Rampla se retiraba ganándolo por 2 goles. La mala puntería y, justo es decirlo, las dificultades para controlar la pelota que generaba el penoso estado del campo de juego, impidieron que los rojiverdes pudieran concretar una diferencia tranquilizadora.



El Segundo Tiempo fue otro cantar. Torque inclinó la cancha, cargando el juego principalmente en la zona derecha de la defensa picapiedra. Rampla perdió el medio del campo, Galo y Noy se replegaron demasiado, Martínez y Brito quedaron muy solos arriba, y tanto Arismendi como De los Santos ya no tenían socios para buscar triangulaciones.

Aquí cabe señalar el principal debe que tiene este equipo rojiverde: le falta cuidar más la pelota, hacerla correr, retenerla para que no la tenga el rival. Esta carencia provoca que cuando los rivales “se nos vienen a las barbas” la defensa no tenga respiro. Este Rampla o te mata de contragolpe o sufre refugiado en su cueva. No tiene punto medio.

El resultado se sostuvo gracias a otra excelente actuación del triángulo final Long – Márquez – Canossa. Bernardo tuvo atajadas espectaculares ante un par de cabezazos “a boca de jarro” de Toscanini y también estuvo firme atajando remates que le llegaron por abajo, sin dar rebote. Canossa, además de realizar varios cortes providenciales en las puertas del área, fue el jugador que más intentó cuidar la pelota, tratando de salir jugando en vez de reventarla.

Faltando 10 minutos, el “Ronco” puso a Óscar Russo y sacó a Arismendi, en una decisión inteligente para ganar marca en el mediocampo y principalmente en la zona derecha, donde el rival más inquietaba. La variante no pudo dar resultado porque Russo vio la roja 3 minutos después de entrar. Primero recibió amarilla por retener la pelota cuando correspondía tiro libre para Torque. Luego por saltar sobre un rival que lo único que hizo fue quedarse quieto para provocar la embestida del picapiedra. Una expulsión inocente y que pudo haberse evitado.

Nuestro entrenador reaccionó rápido y puso a Federico Velásquez y sacó a Martínez, para conformar una línea de 5 hombres que le permitiera tener más presencia en el juego aéreo, ya que era previsible que el rival se la jugara al centro a la olla.. El que salió fue Luis Martínez. Ratito después entro el juvenil Matías Rigoleto para darle descanso a un extenuado Maxi Brito.

Todos nos preparábamos para otro final para el infarto, aguantando la victoria ahora con la dificultad de tener un futbolista menos para defenderla. Hasta que sobre la hora, Joaquín Noy robó la pelota anticipando a un contrario y se mandó al frente. La adelantó demasiado pero no se entregó, bloqueó al último hombre rival que intentó despejar y se fue cara a cara con el arquero, definiendo con categoría, suave y abajo contra un palo, provocando el delirio de la parcialidad rojiverde. Fue un golazo y por qué no decirlo, un gol “a huevo”.

Fue una lástima que ya en los descuentos Fede Velásquez cometiera una falta al borde del área, pero del lado de adentro, sancionado con penal por el árbitro del partido. Más lástima fue que Bernardo Long, coronando otra actuación soberbia, atajara el penal y nadie estuviera atento al rebote, para evitar que el mismo ejecutante marcara el 1-2. Afortunadamente, Rampla sacó del medio y el árbitro pitó el final del partido.

Fue una trabajosa y merecida victoria picapiedra. Es obvio que todos queremos ganar, gustar y golear, pero así como ningún rival es inaccesible en esta divisional, tampoco hay equipos fáciles y cada triunfo es valioso. Ganamos en una cancha muy complicada para jugar bien al fútbol y ante un rival que mal o bien se había hecho fuerte allí. Pero más allá de lo puntual, el equipo sigue creciendo y los resultados están empezando a aparecer. Rampla está resurgiendo de las cenizas y seguramente todos los parciales picapiedras podremos celebrar estas pascuas de resurrección con una sonrisa.

1 comentario:

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