lunes, 26 de febrero de 2018

Por algo se empieza

Había que sumar, no quedaba otra. Luego de perder los cuatro partidos disputados en el 2018 (tres de ellos por el torneo local), Rampla Juniors jugaba por primera vez en su Estadio Olímpico y la necesidad de cortar esta seguidilla de derrotas era imperiosa. Y solo no hablamos de que había que ganar o ganar por el rival que teníamos enfrente.

Entonces, a sabiendas de que a Defensor no le ganamos por campeonatos uruguayos desde 1986, y que siempre por alguna razón u otra se nos escapa la victoria ante ellos, al menos había que quedarse con un empate.

Sin embargo, más allá de la cosecha final de puntos, era muy importante que Rampla mostrara una mejoría en su rendimiento y eso en cierto modo ocurrió, más por la actitud que puso el equipo que por lo mostrado en cuanto a volumen de juego. Lo cierto es que dejó otra imagen, más esperanzadora.

El cuerpo técnico metió mano en el equipo y ahora parece estar más cerca de la formación ideal. Rodrigo Odriozola estuvo en el arco; Gabriel De León, Willy Techera, Mauro Brasil y Matías Soto en defensa; Ignacio Panzariello, Nicolás Rocha, Jhony Galli y Cristian Olivera en el mediocampo; Julián Lalinde y Matías Cóccaro en ofensiva.

Fundamental el regreso de Soto, más que nada para que vaya agarrando rodaje. Se notó que le falta fútbol y que está lejos de su mejor rendimiento físico (a tal punto que comenzó como lateral y promediando la primera mitad ya se ubicó como central) pero es una pieza clave para comenzar a solucionar los problemas defensivos que ha mostrado el equipo.

En ofensiva, Lalinde y Cóccaro fueron un dolor de cabeza para la última línea rival. Luchando en el cuerpo a cuerpo, ganando en el juego áereo, cubriendo la pelota, etc. Cóccaro además mostró gran velocidad en espacios reducidos, fundamental para generarse chances de peligro dentro del área. Falta que sean más y mejor asistidos, pero demostraron que por sí solos pueden complicarle la tarde a cualquier defensa.

El partido empezó mal para Rampla. En el primer ataque de Defensor casi nos convierten. De León salió lejos a marcar y se le escapó Facundo Castro en velocidad. Insólitamente, nadie pudo cortar su avance, y terminó mandando un pase al corazón del área que increíblemente el argentino Rivero mandó por arriba del travesaño. Pocos minutos después, el propio Castro (ahora llegando por derecha), tuvo vía libre para sacar un buen disparo en las puertas del área, bien contenido por Odriozola. Nos volvimos a salvar.

Cuando iban 13 minutos cayó el 1-0 visitante. Pelota quieta desde la derecha y otra vez perdemos la marca de un rival (en este caso el “Coto” Correa), que tiene todo el tiempo del mundo para bajarla y rematar. Nico Rocha no la puede sacar sobre la raya y termina siendo autogol. Idéntico al 2-0 que nos hizo UTC en Lima. Evidentemente seguimos teniendo distracciones graves en la pelota quieta defensiva.

A esa altura parecía que la historia de los primeros partidos se volvía a repetir. Sin embargo, esta vez Rampla reaccionó con otra actitud. Redobló esfuerzos, cerró espacios y comenzó a copar la mitad de la cancha, con un gran despliegue de Rocha y Galli en la recuperación.

A los 24´ casi llega el empate. Soto sacó un lateral al corazón del área chica, el arquero Reyes la perdió y Panzariello anticipó a la defensa para desviar la guinda, que por milímetros se fue afuera. 

Al ratito otra vez Lalinde y Cóccaro presionaron a la retaguardia violeta y obligaron al arquero a salir fuera del área. Reyes se llevó la pelota (aparentemente en forma lícita) y cuando la perdió el juez Riveiro cobró una insólita e inexistente falta de Lalinde. Quedaba el arco libre con el arquero lejos. Una jugada muy polémica que no está en el resumen televisivo.

Sobre los 31´ Cóccaro intentó con un disparo de media distancia (cuando todos esperaban el centro) que se fue apenas por encima del horizontal. Rampla tenía viento a favor y el joven delantero fue el único que intentó aprovecharlo.

A los 36´ llegaría la jugada del penal. Pelotazo largo de Odriozola, Lalinde va a buscarla y si bien no llega evita que Correa tampoco lo haga, la pelota pica y cae sobre el área, donde Cóccaro va a buscarla contra dos zagueros y Maulela se lo lleva puesto, con brazo extendido y todo. A nuestro juicio, penal claro. Si la falta era en el medio de la cancha nadie la hubiera protestado.

Pisando el minuto 38 (la protesta de los jugadores de Defensor fue airosa y eso le costó la amarilla a un par de ellos) el “mago” Cristian Olivera definió con jerarquía para marcar el 1-1 que era justo para el ímpetu que había mostrado el picapiedra por llegar a la igualdad. De ahí al final del primer tiempo pasó poca cosa.

Para el complemento ingresó Alejandro Furia (debutando con la rojiverde) en lugar de Mauro Brasil, que si bien tuvo un correcto desempeño estaba amonestado y ya había hecho un par de faltas que podrían haberle costado la segunda amarilla. Furia anduvo muy bien. Controló su sector y fue muy prolijo al momento de salir jugando.

En el complemento ambos equipos se dedicaron a meter más que a jugar. El arbitraje de Riveiro en cierto modo provocó eso, porque caldeó los ánimos de ambos bandos. A los 14´ expulsó correctamente a Rabuñal por segunda amarilla (tras un gran corte de Rocha y buena subida de Soto) y luego, al reanudarse el juego, le muestra la roja directa a Jhony Galli por una falta que quizás no era ni para amarilla. Nunca la “ley de la compensación” se aplicó tan rápido y de forma tan grosera.

La única chance real de riesgo en el complemento fue un remate cruzado abajo de Mathías Suárez que Odriozola tapó en forma notable. La otra fue a los 30´ cuando Soto intentó cubrir una guinda para que se fuera afuera y el cuerpo no le dio más. La tocaron al medio y Odriozola salvó el tanto. Soto enseguida salió (acalambrado, pero sin ninguna consecuencia física), ingresando Claudio Servetti en la zaga.

A los 35´ se realizó el último cambio: Matías Rigoleto sustituyó a Julián Lalinde. A esa altura Rampla jugaba con un 4-4-1, con Olivera de doble cinco junto a Rocha y Cóccaro dando una mano por el andarivel izquierdo. A los 41´ llegó la correcta expulsión de Cougo, por puñetazo a De León, que el juez de línea advirtió y comunicó al juez. No hubo tiempo para mucho más. Los minutos no alcanzaron para que los picapiedras pudieran hacer valer la superioridad numérica.

Luego pasó lo que ya vieron en todos lados: el gesto de Eduardo Acevedo a la parcialidad ramplense, notablemente captado por el lente de Adrián Barreto (¡no nos faltes nunca Adrián!), lo cual sumado a lo que hizo su sobrino Cabrera antes de levantar un córner (sacar, pisar y patear el banderín de Rampla) son claros ejemplos de provocación e incitación a la violencia que deben ser denunciados. Nosotros, como hinchas, no debemos entrar en esa. Ya nos ha pasado contra Danubio y lo pagamos caro. Los protagonistas del espectáculo deben dar el ejemplo. Es su trabajo.

Ahora el fixture marca que visitemos a Racing en el Parque Roberto. Un rival que tampoco ha ganado y que este fin de semana pasado sumó su primera unidad (2-2 ante Torque). Es un equipo necesitado y que además, como viene dándose la cosa, es un rival directo en la lucha por la permanencia porque, aunque no nos guste reconocerlo, la buena campaña que están realizando Progreso y Atenas hace que el picapiedra quede entreverado entre los que van a dirimir los dos descensos que faltan.

Hay que jugarlo con todo. Por más que pocos días después nos jugamos mucho más que un partido contra UTC. Tendremos días para descansar y aparte esta vez no hay un viaje por medio. No podemos regalar nada. Al Parque Roberto hay que ir con lo mejor y hay que ir a ganar. Es la oportunidad de consolidar una remontada. ¡Arriba Rampla!

Comentario: Marcelo Baruffaldi (@crearoreventar)

Nuestro Julio Alonso que nos contará la otra cara de Perú en próximas columnas:
Emilio Fernández (@DurosConceptos)

La estrella de los medios que captó la foto que ganaría un Pulitzer (o un Iris, algo):
Adrián Barreto (@adribarreto90)

RESUMEN TELEVISIVO DEL PARTIDO

lunes, 19 de febrero de 2018

Demasiadas ventajas

El Bravo Rampla es un espacio partidario y cuando escribimos muchas veces el corazón le gana a la razón, pero siempre tratamos de ser analíticos, de respaldar con argumentos lo que pensamos. Nuestra intención siempre ha sido informar a la parcialidad pero también intentar ayudar al club desde la crítica constructiva, expresando lo que vemos que puede hacerse mejor y valorando (vaya si lo hemos hecho en los últimos años) las cosas que se hacen bien.

La estrepitosa derrota 1-4 de Rampla ante Progreso (cuarta en misma cantidad de partidos jugados por el picapiedra este año) tiene varias aristas para analizar, más allá de lo específicamente futbolístico. Por supuesto que cuerpo técnico, dirigentes y futbolistas harán lo mismo internamente, y es muy probable que las cuestiones que señalemos aquí ya deben estar en la mente de los encargados de revertir esto.

El comienzo de la temporada 2018 del fútbol uruguayo nos agarró con la cabeza en otro lado: el histórico debut en la Copa Sudamericana. Esa es la realidad. Era algo tan importante, tan esperado, que costó tanto lograr, que dejó en segundo plano el andar del equipo en el Torneo Apertura, donde al día de hoy nos encontramos últimos, con 0 punto y una abultada diferencia de gol en contra.



(foto: Progreso Twitter Oficial)

Era la primera participación internacional para la gran mayoría de nuestros jugadores, pero también para el cuerpo técnico y para la dirigencia. Y la falta de experiencia nos podía pasar factura, en varios niveles. El problema es que estábamos jugados al partido de la copa y no se nos dio como esperábamos.

Si nuestros muchachos hubieran traído un buen resultado de Perú, nadie se quejaría de la situación deportiva actual. Nadie. Y creemos que más allá de que futbolísticamente el rendimiento deja mucho que desear, todos estamos de acuerdo que Rampla en Lima jugó su mejor partido en lo que va del 2018.

El desgaste físico y mental del equipo fue muy grande, en buena medida por haber tenido que jugar más de 40 minutos en inferioridad numérica. Y tener que volver a jugar la misma semana, con un vuelo de 5 horas en el medio, nos iba a costar.

Para peor Rampla jugaba el martes en Perú y recién iba a volver a Montevideo el jueves por la mañana, por eso creemos que de ninguna manera se debió aceptar jugar el partido contra Progreso el día sábado. La Mesa Ejecutiva lo fijó y con bastante antelación (antes de disputarse la 2da. fecha), pero no sabemos si no se hicieron las gestiones para cambiarlo para el domingo y si cuando se hicieron ya era tarde.

Seguramente hubo muchas cuestiones que atender (convengamos que el cambio de sede del partido en Perú fue un verdadero dolor de cabeza), pero lo cierto es que ya desde lo institucional descuidamos lo que iba a ser el retorno a la actividad local.

Lógicamente el cuerpo técnico debió darle descanso a la mayoría de los futbolistas que venían siendo titulares, y eso también provocó que debiera conformar una oncena algo improvisada para el choque ante los gauchos. Improvisada en el sentido de que iba a alinear una formación que nunca había jugado junta, e incluso con varios debutantes, aparte de jugadores fuera de su puesto habitual.

Rodrigo Odriozola estuvo en el arco; Mauro Brasil, Gonzalo Rizzo, Claudio Servetti y Mauricio Felipe en defensa; Diego Benítez, Jhony Galli, Cristian Olivera y Damián Cabrera en el mediocampo; Diego Martiñones y Santiago González en ofensiva.

Brasil, el zaguero que estaba en El Tanque y llegó cedido por Peñarol, fue colocado como lateral derecho, habiendo jugado habitualmente de central. De todos modos, cumplió una gran tarea y fue, junto a Galli, de los mejores exponentes de Rampla en la derrota ante Progreso.



(foto: Progreso Twitter Oficial)

Martiñones, el otro debutante, intentó generar juego asociado con Benítez y Olivera, pero se diluyó en sus acercamientos al arco rival. En general, tanto el “Rata” como Santiago González fueron bien controlados por la defensa del gaucho.

El primer tiempo comenzó parejo. La primera chance de gol la tuvo el picapiedra, a los 6 minutos. Fue en un centro de Cabrera al corazón del área, mala salida del arquero local y cabezazo de Servetti que se pierde por arriba del palo.

Sin embargo, dentro de la paridad, se veía que Progreso tenía una idea de juego y Rampla no. Defensivamente, ellos presionaban la salida rojiverde y no nos dejaban generar juego en la mitad del campo. Y en ataque colocaban a futbolistas veloces bien abiertos en las puntas, esperando un pase largo que los dejara mano a mano con nuestros laterales. Con esa receta convertirían el primer y el tercer gol.




(foto: Progreso Twitter Oficial)

Enfrente un Rampla que luchaba pero que generaba muy poco juego. Apenas alguna asociación entre Martiñones, Olivera y Benítez por la derecha pero nada más. Ni siquiera intentos con remates de media distancia. Extrañamos muchísimo los pases de Dorrego, la habilidad de Panzariello y a Lalinde bajando pelotas. A los tres se les dio descanso y no estaban ni siquiera en el banco de suplentes.

El trámite anodino se rompió al minuto 29’ cuando otra vez la sucesión de errores defensivos y distracciones nos cuestan un gol. Pase largo a la punta derecha, centro y Rizzo que anticipa a Odriozola, quien ya estaba tirándose para quedarse con la guinda. La pelota se va a las nubes y toda nuestra defensa se distrae, pensando que se iba al córner.

Resulta que el esférico no sale (al menos según el línea) y cuando cae Felipe intenta rechazarlo, con la mala fortuna de que pifia y la bola sale para el medio del área. La toma un jugador de Progreso y cuando intentamos reaccionar ya es tarde: pase al medio y gol de Onetto.

El malhumor generalizado se apodera de la tribuna. Dentro de la cancha se nota confusión y un equipo golpeado en lo anímico. Para peor Progreso aprovecha el momento y 6 minutos después Freitas gana en nuestra área y vence a Odriozola con un notable cabezazo al segundo palo.

En los minutos finales de la primera mitad Rampla esboza una reacción. Hubo un tiro libre de Santiago González bien controlado por el arquero y una buena jugada colectiva por derecha que termina en offside de Olivera, cuando quizás Martiñones debió optar por rematar al arco.

Para el segundo tiempo, los picapiedras realizan dos variantes: Luciano Ísola y Mathías Cóccaro por Benítez y González. Cóccaro es un joven futbolista que en su momento estuvo en selecciones juveniles de Uruguay y que llegó procedente de Atlético Tucumán, donde jugó en la reserva. Mostró algunas cosas interesantes. Se lo vio ágil, movedizo y con fuerza para luchar con los rivales. Casi convierte un gol de tijera tras un centro desde la derecha. La guinda picó y se fue por arriba del palo.

Más allá de los cambios, Rampla en el segundo tiempo anímicamente era otro equipo. Salió dispuesto a llevarse por delante a su rival. Mejoramos muchísimo en la recuperación de la pelota, donde Galli quitó aún más que en la primera mitad. Damián Cabrera fue uno de los que elevó su nivel.

Sin ocasiones claras de peligro, al menos el partido se jugaba en campo de Progreso y muy cerca de su área. De esa forma se provoca la jugada del penal que nos pone a tiro del empate. Fue al minuto 24, donde Cóccaro intenta un sombrero contra un defensa dentro del área y el rival mete la mano.



(foto: Progreso Twitter Oficial)

La pena máxima la ejecuta Matías Rigoleto (que desde los 15’ estaba en la cancha tras reemplazar a Martiñones) y pone el 1-2. Faltaba un buen rato todavía, pero los picapiedras no pudieron capitalizarlo. Estar a un gol del empate también hizo que aumentara el nerviosismo y la tensión, además de que los locales se vieron obligados a redoblar su esfuerzo para mantener la ventaja.

La ilusión (fue más que nada eso) de empatar se mantuvo hasta los 42 minutos. Ahí otra vez nos dañan con un balón largo a la punta, en una situación mano a mano donde si el delantero se escapa es medio gol. Muy parecido al 1-0 que nos convirtió UTC en Perú.

Esta vez es Felipe quien llega tarde, pierde el cruce y Alexander Rosso se va solo para definir con tranquilidad ante la salida de Odriozola y marcar el 3-1 que ya era lapidario. Después, ya con tiempo cumplido, Joaquín Gottesman (hermano del que estaba en Rampla) anotaría el 4-1 definitivo con un impecable tiro libre.

Pitazo final y gran malestar en la parcialidad picapiedra. Algunos gritaron alguna cosa fuera de lugar, pero también hubo palabras de aliento. De más está decir que en este espacio siempre vamos a repudiar los insultos contra quienes defienden nuestra camiseta. Y no solo por las alegrías que nos dieron (en este caso), sino porque solo ellos pueden sacarnos de esta situación. Lo mismo corre para el cuerpo técnico.

Es fundamental focalizarnos en revertir esto ya. El próximo sábado tenemos una nueva oportunidad, nada menos que ante Defensor, nuestra “sombra negra”. Es un partido tan difícil como motivante, porque un triunfo ante el equipo violeta puede ser el resultado que necesitamos para recuperar la confianza.

Hay que analizar lo hecho hasta ahora. Incluso de las peores derrotas se sacan conclusiones. Entendemos que algunos futbolistas nuevos han demostrado que merecen ser considerados (Brasil y Cóccaro, puntualmente) y quizás otros deban dejar su lugar a un compañero. El plantel es amplio y hay variantes.

Todos esperamos que el cuerpo técnico pueda encontrar los mejores rendimientos de cada jugador, y para eso es importante colocarlos en su puesto natural, en vez de obligarlos a cumplir un rol que no es el que les sienta mejor. Eso sin duda será la base para también encontrar un mejor juego colectivo.

Tengamos memoria. Apoyemos y dejemos trabajar. Confiemos. Sigamos unidos. Esto recién empieza y el año pasado también arrancó mal. De todos modos, que la felicidad de estar en el plano internacional no nos obnubile. Todo bien con sacarse fotos abrazando una llama, o tomando pisco, o mojándonos los pies en el pacífico, pero esto sigue y no hay que aflojar ni un segundo. La historia de Rampla así lo exige.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Costó un perú

Corresponde comenzar esta crónica con una aclaración: como hinchas de Rampla estamos sumamente felices y agradecidos por haber disfrutado lo que para muchos es la primera participación del picapiedra querido en una competición internacional. Fue maravillosa la previa, tanto en Perú como en Uruguay y el resto del mundo, con la ilusión y la alegría de ramplenses de todas partes palpitando este partido tan lindo.

Jamás olvidaremos esta experiencia, los que fueron a Perú y los que lo vimos por televisión, y el agradecimiento para quienes nos permitieron vivirla (jugadores, cuerpo técnico y dirigentes) es y será enorme siempre.

Dicho esto, creemos que la parcialidad merece un análisis futbolístico acorde a lo que siempre intentamos brindar desde este espacio, para intentar desmenuzar esta derrota de Rampla Juniors 2-0 ante un modesto y bastante limitado UTC de Cajamarca.

Para enfrentar al conjunto peruano el cuerpo técnico optó, a nuestro criterio acertadamente, por cambiar la figura táctica, sacrificando un delantero para colocar un mediocampista más. El 4-2-3-1 nos permitiría poblar más la mitad de la cancha, y tener una primera línea de volantes que pudiera tapar la salida de balón del UTC.

Rodrigo Odriozola estuvo en el arco; Gabriel De León, Gonzalo Rizzo, Willy Techera y Fabián Píriz en defensa; Nicolás Rocha y Jhony Galli como volantes centrales; más adelantados Ignacio Panzariello, Diego Benítez y Hugo Dorrego; quedando Julián Lalinde como único punta.

En en plano defensivo, Rampla estuvo ordenado, las líneas juntas, sin dejar espacios. Se fue con todo a cada pelota dividida. Se buscó presionar la salida del rival, a punto tal que UTC debió recurrir a los pelotazos largos para poder avanzar en la cancha. Esa parte del libreto salió bien, y fue lo que nos faltó contra Nacional. Con este esquema, seguramente la historia frente a los tricolores hubiera sido distinta.

Sin embargo, en relación a la creación de juego, volvimos a ser un equipo con toque intrascendente, falto de profundidad y juego vertical, que prácticamente no pisa el área rival y ni siquiera genera infracciones cerca de ella. Solo pequeñas asociaciones o impulsos individuales nos permiten contar con algunas llegadas aisladas.

Así generamos la primera jugada peligrosa del partido. A los 6 minutos, una buena combinación entre Benítez y Lalinde, con devolución de taco de este último y remate cruzado del volante que se pierde apenas afuera. Ese avance nos ilusionó, pero terminó siendo un espejismo.

Rampla no llegó más con pretensiones al área rival, pero justo es decirlo, UTC tampoco inquietaba a la última zona picapiedra. En ese sentido el panorama no nos desagradaba, por más que todos éramos conscientes que marcar un gol de visitante era muy importante.

El quiebre se produce al minuto 34. Fabián Piriz, que estaba amonestado (al juez brasileño le vino un arranque de tarjeterismo en que te sacaba amarilla hasta por respirar fuerte cerca de un rival) fue al cruce con miedo a que una falta le costara la expulsión y perdió la marca de Ponce, que se le escapó y remató cruzado, venciendo a Odriozola. Así, haciendo muy poco, el local se puso 1-0 arriba.

Rampla respondió rápido y al minuto casi logra el empate. Tiro de esquina de Dorrego por bajo al primer palo, pase atrás de Píriz y De León, entrando totalmente desmarcado por el medio, le pegó para afuera. Una jugada de laboratorio perfecta a la que le faltó la puntería de nuestro lateral derecho.

(foto: AFP)

Sobre los 39´ tuvimos otra aproximación con un centro largo y llovido que Benítez cabeceó en forma débil, facilitándole la tarea al arquero Carvallo, un guardameta que dicho sea de paso tiene baja estatura, lo cual habrá que aprovechar mejor en el partido de vuelta.

El primer tiempo se fue con ese 1-0 que era demasiado premio para UTC y un inmerecido castigo para Rampla. De cualquier modo, en los 45 minutos iniciales todos sacamos una conclusión fundamental: este equipo peruano no era ningún cuco. Son un conjunto ordenado, pero realmente limitado en su juego, y un rival totalmente al alcance de nuestro Rampla.

Con las ilusiones renovadas y un cambio de piezas salieron los picapiedras a jugar el segundo tiempo. Ingresó Mauricio Felipe por Píriz en el lateral izquierdo. El juvenil cedido por Peñarol tuvo problemas en la marca y además estaba amonestado.

Los primeros minutos de Rampla fueron auspiciosos, presionando en campo rival y metiendo al UTC contra su área. Producto de esa presión generamos una chance a los 4 minutos. Dorrego fue arriba a marcar, un defensa peruano despejó y la guinda le rebotó a nuestro volante, cayendo en el área. Lalinde la controló en forma notable pero cuando fue a patear se quedó sin ángulo, rematando desviado.

Como notarán en la crónica y observaron quienes vieron el partido, todo medio “a los ponchazos” lo del picapiedra en ofensiva, y no tanto a través de jugadas elaboradas. De cualquier manera, Rampla era protagonista, se paraba en campo rival y el local no estaba cómodo en la cancha.

Así fue hasta el minuto 6 cuando se produce, a nuestro criterio, la incidencia clave del partido. Ataque de los rojiverdes, centro peligroso al área y Benítez que como no llega con la cabeza mete le mano. El árbitro lo ve, le muestra la segunda tarjeta amarilla y luego la roja.

Una irresponsabilidad enorme de Benítez, que estando amonestado (injustamente debemos decir, porque fue por una falta en el primer tiempo que no era para tarjeta), comete una tontería que deja a Rampla con un hombre menos y justo en el mejor momento del equipo. Inadmisible hasta en un partido de la B, mucho más en el cotejo más importante de la historia del club.

Y aquí, sin intención de crucificar al muchacho, queremos dejar una reflexión personal.

Siempre se habla de darle lugar a los futbolistas que están desde hace tiempo en Rampla. Los que se bancaron no saber si jugábamos o no en la B, los que aceptaron cobrar el mínimo y sufrieron los atrasos en los pagos, incluso los que aún llegando al club ya en primera saben lo que costó que hoy Rampla esté donde esté. Ellos, sin duda, iban a valorar más estar en esta instancia que alguien que vino de afuera y se puso la camiseta estando todo resuelto. Es natural que así sea.

Quizás por eso duele que, por ejemplo, Adrián Leites, exponente fundamental en el grupo de jugadores que nos trajo hasta donde estamos hoy, tenga que mirar la Copa Sudamericana por televisión desde un equipo de la segunda división de Chile. La dirigencia conocerá los motivos, pero dejamos ir a un jugador como Adrián, totalmente identificado con la camiseta y de comprobadas buenas actuaciones en Rampla, para traer otros jugadores cuyo rendimiento es una incógnita.

No dudamos que Diego Benítez tiene buenas condiciones. Se nota cuando uno lo ve jugar, como se mueve, la técnica que posee. Pero va a tener que romperse el lomo el doble que el resto para compensar, de alguna manera, el dolor de cabeza que nos causó con esta irresponsabilidad que cometió. Ojalá sus compañeros logren revertir la serie el 8 de marzo, ya no depende de él puesto que por la suspensión automática no podrá jugar la revancha.

Consideramos que nada es más perjudicial en un partido de copa como visitante que quedar en inferioridad numérica, porque el rival encuentra tiempo y espacios que antes no tenía, y te provoca un desgaste físico tremendo. 

(Foto: AFP)

Los picapiedras tuvieron un interesante remate de media distancia de Dorrego, bien controlado por el arquero, pero luego se les hizo muy cuesta arriba llegar al área contraria. La expulsión cambió el trámite radicalmente, UTC comenzó a mover la pelota de aquí para allá, esperando el momento para dar el golpe.

Así fue que a los 16 minutos lograron el 2-0. Un córner tirado “de garrón” (porque el ejecutante ni siquiera acomodó la pelota) nos sorprendió y el zaguero Cardoza tuvo todo el tiempo del mundo para bajar la guinda en el segundo palo y vencer a Odriozola.

A partir de ahí nos vimos venir lo peor. Un gol más de UTC dejaba casi sentenciada la serie. Sin embargo, sorpresivamente para nosotros, el equipo local pareció conformarse con el resultado y se dedicó a cuidarlo, en lugar de aprovechar la localía, el hombre de más y el cansancio de nuestros jugadores para liquidar la serie. Dejaron venir a Rampla e intentaron hacer lo que mejor saben hacer: esperar y contragolpear. Y por esto mismo serán un rival muy de cuidado en Montevideo.

Aunque ellos hayan mermado en su vocación ofensiva, igual corresponde destacar la tremenda entrega de nuestros futbolistas, que hicieron un esfuerzo superlativo para disimular la inferioridad numérica e intentar lograr un gol que hubiese sido vital de cara a la revancha (recordemos que en caso de igualdad en goles los tantos de visitante se computan doble, y si Rampla perdía 2-1 en Lima le bastaba con ganar 1-0 en Montevideo para clasificar).

Fue impresionante el despliegue de Dorrego y Rocha en el medio campo, corriendo, metiendo y jugando. Tremendo el ida y vuelta de Panzariello, que muchas veces solo, rodeado de rivales, se las arregló para generar una falta o un saque de banda. Muy bien también la defensa, aguantando ordenada y desactivando varios ataques de riesgo.

(foto: AFP)

En el transcurso de la media hora final ingresaron Cristian Olivera y Santiago González, por Jhony Galli y Julián Lalinde. El “mago” mostró su habitual técnica, armando el juego y generando faltas. Santiago lamentablemente fue absorbido por los zagueros rivales y no gravitó.

Tuvimos alguna llegada de pelota quieta y la mejor que fue una chance de Panzariello a los 39 minutos, que recibiendo en la medialuna se acomodó y sacó un remate que salió al medio del arco y fue buen controlado por el guardameta. Nada que reprocharle al “panza” que quedó exhausto de tanto correr.

Así llegamos al final del partido, con el gusto amargo de haber perdido 2-0 ante un rival que creemos no es más que nosotros, en un partido que de no ser por la expulsión hubiera tenido un desenlace más parejo.

La diferencia es importante y remontarla será muy difícil pero no imposible. La llave está abierta. El tema es que para tener posibilidades debemos mejorar muchísimo. Hoy por hoy nos cuesta horrores hacer un gol, algo que se arrastra desde finales del año pasado. Venimos en una racha de 6 derrotas y 1 empate (entre torneo local y el partido de copa) donde solo convertimos 2 goles y 1 fue de penal.

Lo positivo es que hay tiempo, varios partidos para ir probando soluciones, buscando variantes y recuperando jugadores (como Matías Soto que entendemos es fundamental en este equipo). Y siempre tendremos esa esperanza de que si el 5-4 fue posible todo puede pasar mientras la pelota gire y haya muchachos sudando nuestra camiseta.

Antes de terminar, capítulo aparte para la hinchada picapiedra presente en el estado Miguel Grau. No solo estuvieron un buen número, sino que gritaron y alentaron fuerte, haciendo que por televisión diera la sensación que el local en realidad era Rampla. Una lástima que no tuvieron el premio del resultado, pero seguro la experiencia no se la olvidarán jamás.

Ojalá sea el primero de muchos viajes al exterior viendo al querido rojiverde. ¡Arriba Rampla!

lunes, 12 de febrero de 2018

Hora de despegar

A la dificultad habitual que presenta un partido contra Nacional, esta vez se le sumaba la ansiedad ante el inminente viaje a Lima, para disputar nada menos que el partido más importante en la historia reciente de nuestro club y seguramente el más relevante para todos los futbolistas que integran nuestra plantilla.

El propio Rodrigo Odriozola, referente del plantel, lo decía en declaraciones a medios radiales: "Si te digo que tenemos la mente puesta solo en el partido contra Nacional, te estaría mintiendo". Ante ese panorama, el rendimiento de nuestros jugadores frente a los albos era toda una incógnita. Nunca Rampla había estado en una situación así.

Por todo esto creemos que no se puede hacer un análisis de la derrota 0-3 ante los tricolores sin considerar el contexto en que se desarrolló el cotejo.

Nacional puso un equipo alternativo pero sumamente competitivo, con futbolistas deseosos por ganarse un puesto en la oncena titular, que no serían suplentes en ningún equipo "menor" del medio uruguayo. Se sabía que iba a ser un rival durísimo.

Rampla por su parte presentó su equipo titular base, con la inclusión del lateral Fabián Píriz y el delantero Julián Lalinde desde el vamos. Rodrigo Odriozola en el arco; Mauricio Felipe, Gonzalo Rizzo, Willy Techera y Píriz en defensa; Gabriel De León, Nicolás Rocha, Hugo Dorrego e Ignacio Panzariello en el mediocampo; Matías Rigoleto y Lalinde en ataque.

Los primeros minutos del picapiedra fueron interesantes, buscando darle buen destino al balón y avanzando por las bandas, presionando el medio del campo para no dejar generar juego al rival.



(foto: L.Carreño - referi.uy)

A los 19´ tuvimos la primera llegada clara de la tarde. Una buena combinación entre Rigoleto y Panzariello, que termina con Lalinde entrando al área y sacando un buen remate cruzado que tapó muy bien el arquero Mejía.

Sin embargo, a medida que pasaron los minutos, el dominio tricolor fue cada vez más preponderante. Nuestros volantes externos intentaban tapar la subida de los laterales rivales, pero en el centro del campo quedábamos 2 contra 3: Dorrego y Rocha contra los tres volantes centrales de Nacional.

Esto obligó a nuestros marcadores a correr siempre detrás de la pelota, dejando espacios que los albos aprovechaban con triangulaciones. El propio DT Luis López lo reconoció después del partido: "marcamos la pelota en vez de marcar al jugador".

El trámite se transformó en un asedio constante de Nacional sobre el arco de Rampla, y solo algunas salvadas providenciales de Odriozola y Rizzo lograban evitar un gol tricolor que parecía inminente.

A los picapiedras les costaba mucho hilvanar contragolpes, pese a tener espacios y en varias ocasiones superioridad numérica. No encontraban el pase final: o lo daban defectuoso o tarde, cayendo en posiciones adelantadas.

Cuando todos sabíamos que terminar 0-0 el primer tiempo era flor de negocio, llegó el 1-0 para los tricolores. Un pelotazo largo para Gonzalo Bueno, y doble error de nuestra defensa. Felipe que lo marcó muy de lejos, dándole espacio para recibir y meter el pase al medio, y nuestros zagueros que perdieron en velocidad con Bergessio, quien entrando por el centro del área definió notable, dejando sin asunto a Odriozola. Nos agarraron insólitamente mal parados.

Para el complemento, salió Mauricio Felipe e ingresó Diego Benítez, quien hizo su debut con la camiseta de Rampla y se colocó como volante por izquierda. De León pasó al lateral derecho y Panzariello a la banda diestra, el lugar donde siempre ha rendido mejor.



(foto: L.Carreño - referi.uy)

Benítez mostró algunos pincelazos interesantes, entre ellos un tremendo caño de taco y contra la raya, al mejor estilo Juan Román Riquelme. El problema con ese movimiento de piezas es que a De León le tocó bailar con la más fea: perseguir a Gonzalo Bueno.

Así fue que ya a los 2 minutos del complemento, Bueno se le escapó en velocidad y puso un centro perfecto para que Bergessio le ganara la espalda a Techera y pusiera de cabeza el 2-0 para los tricolores.

Ya no habría chance de agarrar mal parada a la defensa de Nacional como en el primer tiempo. A los 15´ entraron Cristian Olivera y Santiago González por Dorrego y Rigoleto, de flojo partido ambos. El "mago" le dio salida clara al balón y el equipo mejoró.

Santiago tuvo la gran chance de lograr el descuento pero no pudo convertir. Fue a los 19´, cuando Panzariello recibió de Olivera y la mandó al área. El zaguero argentino Erramuspe pifió y González quedó sorpresivamente solo con Mejía. Quiso tocar por abajo pero el panameño se tiró con los pies y le cerró el ángulo.

Sobre el minuto 23´ se terminó de complicar el panorama para Rampla. De León le cometió una falta a Bueno, siendo último hombre, y Fedorczuk le sacó la segunda tarjeta amarilla y luego la roja. La primera amonestación había sido discutible (incluso pudo ni siquiera ser falta) pero la segunda fue inobjetable.

De ahí al final solo restaba por ver cuántos goles más hacía Nacional y qué cosas nos faltaban poner en la valija. Por suerte fue solo un tanto más, que llegó a los 35´ luego de que Willy Techera perdiera una pelota en la salida y los tricolores, con amplia superioridad numérica, definieran la jugada con un remate cruzado de Labandeira que rozó en Píriz y se metió.

El balance de estos dos primeros partidos claramente no es bueno. Lo sabe el cuerpo técnico, lo sabe el plantel y lo sabemos los hinchas. Se necesita mejorar mucho defensivamente, y también en el volumen de juego ofensivo. Además, el equipo necesita un sacudón desde el punto de vista de la actitud, porque se lo vio un poco falto de respuesta anímica en ambos partidos.

Ojalá el duelo con UTC sea el despegue de este Rampla 2018. Que podamos traer un buen resultado y encontrar el nivel que sabemos este equipo puede dar. Será fundamental si pretendemos el 8 de marzo poder celebrar una clasificación a la siguiente fase. ¡Arriba Rampla!

domingo, 4 de febrero de 2018

Puede y debe rendir más

El debut de Rampla Juniors en la temporada 2018 no tuvo un desarrollo feliz: los picapiedras perdieron 1-3 ante Fénix en su visita al Parque Capurro. Los locales se pusieron rápidamente en ventaja gracias a un tiro penal y luego se encontraron en el trámite de partido que mejor les sienta: defender con mucha gente atrás y salir rápido de contragolpe. Como si siguiera Rosario Martínez como técnico, los albivioletas fueron un equipo sin fisuras en la defensa y los rojiverdes, pese a tener la pelota la mayor parte del tiempo, carecieron de precisión en los últimos metros para romper el cerrojo.

La falta de gol en filas picapiedras se viene arrastrando desde finales de la temporada pasada, y ahora se ve acentuada por la ausencia de nuestros dos principales anotadores: Alex Silva y Adrián Leites. Frente a Fénix el equipo también se sintió la falta de Camilo Cándido en la banda izquierda, por donde Rampla prácticamente no atacó. Gabriel De León atrás y Luciano Ísola en el mediocampo, ambos con el perfil cambiado, solo pudieron gravitar cuando se cerraron al sector central, pero en ninguna ocasión lograron desbordar. Esto facilitó el trabajo defensivo del local, y le quitó sorpresa al ya bastante previsible ataque picapiedra.

Habrá que ver en los próximos partidos qué pueden aportar las incorporaciones. En el debut solo estuvo como titular Víctor Hugo Dorrego, quien para nosotros fue el mejor jugador de Rampla, seguido por Ignacio Panzariello que fue el más peligroso en ofensiva. Dorrego mostró ser un buen conductor y lanzador, y desde sus pies se iniciaron las mejores acciones del picapiedra. Además dio muestras de su buena pegada de media distancia.

En el correr del partido ingresó Julián Lalinde, que fue importante ya que a través de un cabezazo suyo se generó el gol de Rampla (en ese momento el 1-2 en el marcador), mientras que Alejandro Furia se quedó en el banco de suplentes. No integraron el plantel Diego Benítez (volante uruguayo que llegó del fútbol ecuatoriano), Matías Cóccaro (delantero también uruguayo procedente de Atlético Tucumán), Joaquín Lemos (atacante que vino de Central Español) y el brasileño Igor Paim. Seguramente en varios casos la ausencia se debió a no tener el transfer internacional.

Tampoco fueron de la partida el lateral zurdo Fabián Píriz y el zaguero Mauro Brasil, ya que firmaron con Rampla la noche anterior al debut. Píriz es un juvenil aurinegro de muy buenas condiciones, que ya ha jugado en la primera del carbonero. Brasil también es muy joven, pero ya mostró un buen desempeñó como zaguero y capitán de El Tanque Sisley el año pasado. Al no competir el equipo presidido por Fredy Varela, Peñarol lo contrató y lo cedió a préstamo al picapiedra. Ambos serán muy importantes ya que nuestra defensa no se ha mostrado firme, especialmente desde la lesión de Matías Soto (quien en las próximas semanas ya debería estar a la orden).

En definitiva, queda claro que jugadores para elegir hay, el plantel es extenso, ya que a las incorporaciones hay que sumarle a los juveniles del club ascendidos. Esperemos que el cuerpo técnico pueda encontrar la formación ideal. De ahí el titular de esta crónica: Rampla debe rendir más (porque jugando como ante Fénix las perspectivas son bastante desalentadoras) y puede hacerlo, en la medida que los “nuevos” se vayan insertando en el equipo y también que algunos de los “viejos” puedan ir recuperando su nivel.


(así formó Rampla en su estreno oficial en 2018)

Volviendo al partido debut, es claro que todo se ve condicionado cuando al minuto 12 los locales se ponen en ventaja. La jugada se inicia con una falla de Willy Techera, que quiere cubrir la pelota para dejarla ir afuera y peleando la posición con Matías Acuña termina cediendo un tiro de esquina. Y como si fuera una ley del fútbol, cada vez que un error provoca un córner innecesario se termina pagando caro. Vino el centro, Rocha cabeceó hacia arriba, y cuando la guinda cayó del cielo le pegó en la mano a Gabriel De León. Seguramente no tuvo intención de tocarla, pero fue tan clara que el árbitro Jonathan Fuentes no la iba a dejar pasar. Acuña la mandó a guardar y el partido se hizo cuesta arriba para los nuestros.

La intención era clara: entrar tocando por el medio, o a veces iniciando la jugada por derecha, con Panzariello y Felipe (ya señalamos que la banda izquierda nuestra no existió). En varias ocasiones estuvimos a un toque de quedar de cara al arquero pero siempre faltó la puntada final. La mejor jugada fue a los 26 minutos. Dorrego la abrió para Panzariello, que la perdió pero enseguida apareció Felipe para recuperar la guinda. Mauricio avanzó, la puso al medio para el “Panza”, quien hizo una pared con Rigoleto y se internó en el área. Remató y la pelota dio toda la sensación de pegar en la mano de un defensa local. Ni el juez ni el línea Gino Cottini señalaron nada, pese a la protesta del buen volante ofensivo ramplense.

Los desbordes por derecha tampoco dieron mucho fruto ya que en general terminaron con centros que no fueron precisos, además de que era claro que el juego aéreo iba a favorecer a los enormes zagueros rivales. La única vez que esto generó peligro fue a los 36 minutos. Otra vez Dorrego inició la jugada, Felipe la puso en el área contra el primer palo y por muy poco Santiago González no pudo desviarla hacia el arco.




(foto: L.Carreño - Referí)

Así nos fuimos al descanso, con un Fénix que tuvo el gol y nada más, y un Rampla que no encontraba las grietas para penetrar la defensa albivioleta. Sin cambios para el complemento, parecía realmente difícil que la misma estrategia que no funcionó en todo el primer tiempo diera resultados en el segundo. Para peor, a los 11 minutos llegaría el 2-0. Una jugada por la derecha de nuestra defensa donde entraron “como Perico por su casa”. La tocaron al medio y el recién ingresado Carlos Muela definió con un toque corto que se le fue por abajo del cuerpo a Odriozola.

De inmediato se vinieron dos cambios en Rampla: ingresaron Julián Lalinde por Santiago González y Damián Cabrera por Nicolás Rocha. Damián se ubicó como volante por izquierda, pasando Ísola al doble cinco. Personalmente no entendimos la salida de Rocha, que estaba haciendo un buen partido. Quizás haya algún motivo que desconocemos. Ahora si, con el ingreso del zurdo mediocampista de nuestras inferiores Rampla ensanchó la cancha y tuvo llegadas por ambas bandas, aunque aún sin profundidad, pero al menos con más empuje.

A los 19’ llegó el descuento. Tiro de esquina, notable cabezazo de Lalinde (que primero hizo un gran movimiento para escaparse de la marca de Santiago Fogst), sensacional atajada del arquero Denis y rápida aparición de Ignacio Panzariello para sobre la línea empujarla de cabeza. El partido se ponía divino, con el envión anímico que provocaría para el picapiedra ponerse a tiro del resultado. Lamentablemente, duró poco el impulso. Apenas 2 minutos después un pequeñín que nos volvió locos toda la tarde llamado Leonardo Fernández se disfrazó de Messi y metió un impecable tiro libre, ante la mirada de Rodrigo Odriozola que no llegó ni a tirarse.

El 3-1 fue un mazazo del que Rampla nunca se pudo recuperar. Si bien había tiempo (quedaban alrededor de 20 minutos) el impacto fue muy duro. No hubo nada para destacar en ese tramo final del partido, apenas un tiro libre de Dorrego que pasó muy cerca y algún intento de Damián Cabrera. Nada más. Llegó el pitazo final de Jonathan Fuentes y los hinchas de Rampla nos fuimos con más dudas que certezas.

De todos modos, no hay tiempo para lamentos. Se vienen dos partidos fundamentales y uno de ellos es el más importante de la historia reciente del club. Rampla enfrentará el próximo sábado a las 17 horas a Nacional en el Parque Viera y ya el domingo viajará a Perú para el martes 19:15 horas de nuestro país hacer su debut en la Copa Sudamericana ante la Universidad Técnica de Cajamarca. Esperemos que estos días sirvan para preparar al equipo de la mejor manera. Pasar de fase en la copa es el principal objetivo del semestre y para eso sacar un buen resultado como visitante es clave. Confiamos en el plantel y en el cuerpo técnico. ¡ARRIBA RAMPLA!