miércoles, 13 de noviembre de 2019

Volver a empezar

Como yo es de público conocimiento, Rampla Juniors volverá a jugar en Segunda División el año que viene. Las causas de este nuevo fracaso deportivo pueden remontarse al momento que uno quiera. Algunos dirán que fue a partir de tal o cual partido, o haber traído a tal o cual técnico, o no haberlo sacado a tiempo a otro. También tendría su lógica el argumento de que no nos podemos establecer en Primera debido a las malas gestiones dirigenciales de los últimos, no sé, 20 o 30 años.

Yo les propongo ir a la última vez que estuvimos en la segunda categoría, porque miren que va a ser muy parecida a la que se viene. Un agujero económico gigante, casi insalvable. Se logra poner el equipo en cancha, con un plantel lleno de futbolistas humildes y trabajadores. Con hombres con sed de superación, liderados por un cuerpo técnico que inculcó valores muy ligados a la identidad de nuestra institución. Ascendimos y fuimos campeones. Remontamos partidos increíbles. Se nos llenó el pecho de orgullo como hacía mucho no ocurría.

¿Y qué pasó luego de volver a Primera? Se tiró todo por la borda. Se trajo un DT argentino (Germán Corengia), con total desconocimiento del medio local. Se dejó de utilizar el Estadio Olímpico porque “la cancha estaba fea” y parece que pretendíamos ser la Holanda de Cruyff. Duró poco la identidad recuperada.

Aquella directiva pudo enderezar el barco a tiempo, y con un hombre de la casa como el “Ronco” López no solo nos salvamos sino que logramos el hito de clasificar a una copa internacional. Sin embargo, a la masa social ramplense, lo bueno no le alcanzó. Eligió el cambio. Sintió que eso del “tercer grande” era posible, en un club que apenas estaba sacando la cabeza del pozo y que, luego de un pésimo Torneo Apertura, otra vez estaba sumido en la lucha por no descender. Nos salvamos, pero quedamos muy comprometidos para el año siguiente.

Con la oportunidad de iniciar la temporada desde cero, la gestión encabezada por Ignacio Durán decide traer a un DT argentino, sin experiencia en Uruguay y con flojos resultados en el exterior. Lo mismo que hizo la dirigencia anterior con Germán Corengia. Otros nombres, mismo error. Toresani duró dos partidos (3-4 vs Progreso y 0-5 vs Peñarol). Ni siquiera se tuvo la firmeza para mantenerlo unos partidos más y ver qué pasaba. Hoy vemos que Progreso y Peñarol son de los mejores equipos del año.

Ya con Rosario Martínez, el equipo redondeó un digno Apertura, sumando 18 puntos y ganando el clásico en nuestra casa, pero en el receso perdimos jugadores fundamentales: Edgar Martínez, Álvaro Fernández, Camilo Cándido, Leonardo Melazzi, Pablo Pereira... y los que llegaron (salvo alguna excepción) no estuvieron a la altura. La seguidilla de derrotas, el mal juego del equipo y un inexplicable 4-3 ante Wanderers le costaron el puesto al entrenador, pero el tiempo demostró que quizás la culpa no era tan suya (más allá de que se dice fue responsable en la ida de algunos de los futbolistas mencionados anteriormente).

Espinel llegó convencido de que eso de que no se puede pelear el descenso “jugando bien” era un mito pero Rampla casi siempre fue superior a su rival y casi siempre perdió. En todos los partidos recibimos al menos 1 gol (la última vez que mantuvimos el arco en cero fue en el clásico del Apertura). Ser ofensivo no sirve de nada si atrás hacés agua por todos lados.

Y aquí estamos, otra vez en la B (tercer descenso en los últimos 7 años) y nuevamente con una deuda que amenaza con ser impagable. Ante este panorama, es fundamental elegir bien qué hacemos de ahora en más.

Reconocemos la filiación ramplense de todos los que trabajan y han trabajado en el club. Valoramos muchísimo el tiempo dedicado, y muchas veces el dinero que sabemos han volcado para tapar agujeros. Aunque seamos críticos, estamos agradecidos por lo que han hecho por Rampla, porque sabemos que en el acierto o en el error lo hicieron de corazón y por el bien del club. Nadie tiene la bola de cristal. No es la idea que una vez publicada esta columna nos empiecen a llegar desmentidas o aclaraciones. Tenemos que mirar hacia adelante.

Después de tantos años de fracasos, quizás debamos reconocer nuestra incapacidad de conducir correctamente el club. Sea por falta de liderazgo (en este período dos presidentes renunciaron), de capacidad o profesionalismo, falta de tiempo o dinero, siempre estamos en la misma. Y todos los hinchas de Rampla somos responsables, no solo los que han puesto el hombro dentro del club.

Por estos días se plantean otras formas de conducción, por ejemplo cediendo o compartiendo la gestión económica / deportiva con organizaciones especializadas en su manejo. Claramente no nos gusta y está lejos del ideal que queremos, pero quizás haya que considerarlas, siempre y cuando sean serias y confiables.

En caso de avanzar en esa dirección, habrá que exigir todas las garantías del caso, preservar la identidad ramplense en todos sus aspectos, fortalecer el rol social de la institución, pero a la vez abrir la cabeza y reconocer que el mundo del fútbol va hacia otro lado.

La próxima asamblea de socios es clave y sería muy importante que asista la mayor cantidad de gente posible. Hay que arrimarse al club ahora más que nunca. Y este sábado, dar la cara ante los vecinos, demostrar que la familia picapiedra está en las buenas y en las malas. ¡Arriba Rampla!

Por Marcelo Baruffaldi.

lunes, 20 de mayo de 2019

Las cosas importantes


Pasó una semana que no queríamos que terminara nunca. Seguir viendo el golazo de Albín una y otra y otra vez. Recibiendo felicitaciones (como si los hinchas jugáramos) de amigos, conocidos, compañeros de trabajo. Paladeando todo ese disfrute de un esperado triunfo clásico.

Hubo que volver a la contienda deportiva y enfrentar a River Plate en el Parque Saroldi. Un partido muy importante para acortar diferencias en la lucha por la permanencia: Rampla estaba a 4 puntos pero como River siempre va a tener un partido menos (por estar el año pasado en el grupo de 7 equipos en el Intermedio) la distancia real era de 6 unidades: lo que los picapiedras necesitaban descontar para tener un mejor promedio que los darseneros.

Ya empezamos mal cuando descubrimos que la entrada estaba $350, sin descuento para socios, sin venta web y sin poder comprar la entrada en el propio escenario. Es decir, había que volver a ir hasta un Abitab y pagar con esos papeles con números llamados “billetes”. Alguno dirá (y con razón) “dramas burgueses”, quejarse de esto. Lo más loco es que al final vendían entradas en la puerta.

Ingresabas al Saroldi y luego del cacheo te recibía un grupo de personas que vendía rifas para ayudar a Barby (ya muy conocida y querida por toda la familia ramplense), como recordatorio de que las cosas importantes de la vida pasan por otro lado. Ahí fue menester aplaudir el gesto de la directiva de River que no solo aceptó, sino que apoyó la iniciativa. Y un reconocimiento para los familiares y amigos que se pusieron la movida al hombro.

 
Se sortearon camisetas de ambos clubes, se vendieron números en ambas tribunas, por los altoparlantes se difundió la acción varias veces y las dos parcialidades aplaudieron a la pequeña luchadora. El dinero recaudado es fundamental para que ella pueda seguir afrontando el tratamiento de la dura enfermedad que padece, pero se nota que fuerzas para hacerlo le sobran.

Luego del himno patrio (por la Batalla de Las Piedras) comenzó el partido. Equipo que gana no se toca y menos si viene de ganar un clásico. Con los mismos 11 salió el picapiedra a enfrentar a los darseneros. El primer tiempo fue chato y aburrido. Un trámite que, sabemos, en general nos favorece.

 
River tuvo un remate de media distancia que se metía abajo contra el palo pero que sacó al córner Rodrigo Odriozola (homenajeado por cumplir 100 partidos defendiendo nuestro arco). De los nuestros muy poco para destacar. Delis Vargas y Leo Melazzi bastante solos cada uno por su banda, este último más preocupado por generar una falta que por avanzar hacia adelante.

Juan Albín un poco perdido, como sin oportunidades de recibir una pelota limpia, las pocas veces que estuvo solo y en posición favorable no se la dieron. Saavedra luchando contra los zagueros rivales, donde perdió más de lo que ganó.

Empezó el segundo tiempo y casi de movida River se puso en ventaja. Vino un centro desde la izquierda, Felipe la desvió accidentalmente con su cabeza descolocando al resto, y la guinda le cayó justa a Píriz que venció a Odriozola.

Así como es muy difícil remontarle un resultado a este Rampla cuando empieza ganando, parece igual de complicado que nosotros igualemos un score adverso. Los dos partidos que perdimos desde que llegó Rosario Martínez fueron los únicos dos partidos en los que el rival se puso en ventaja primero.

Los dirigidos por el señor con apellido de peluquero famoso (mejor ni nombrarlo) se dedicaron a tocar el balón en su retaguardia, esperando que Rampla saliera a presionar, lo cual no ocurría: nuestro equipo no está acostumbrado a hacerlo. El que más intentó sacar a sus compañeros hacia adelante fue el flaco Álvaro Fernández.

 
A los 25' se terminó de complicar la cosa cuando Edgar Martínez partió al medio a un jugador darsenero que venía embalado sacándose rivales de encima. El capitán, que ya parecía lesionado luego de caer mal contra la banda, no estará en la próxima fecha contra Nacional y ya lo estamos extrañando. Bergessio esta semana va a poder dormir tranquilo. Entró Claudio Servetti para recomponer la zaga, saliendo Delis Vargas.

Pese al hombre de menos, siempre hay una chance. Una al menos. Pablo Pereira (que había entrado por Saavedra) quedó mano a mano con el arquero tras una buena jugada entre Albín y Melazzi. Su definición fue algo floja y el golero en dos tiempos se quedó con la pelota. Era LA chance. Les adelanto que no la verán en el resumen televisivo. Solo quedaba la esperanza en alguna jugada de pelota quieta, que por cierto las veníamos ejecutando bastante mal.

Cuando quedaban 5 minutos, Matías Alonso se mandó un golazo desde fuera del área y parecía sentenciar el partido, pero Rampla siempre da un poco más. Con tiempo cumplido y tras un saque de banda / centro, Felipe se quedó con la guinda y mientras intentaba hacerse un espacio, esta pegó en la mano de un jugador rival. Ostojich cobró el penal y Pablo Pereira lo transformó en gol.

Los 4 minutos de adición apenas nos dieron para que Odriozola metiera un centro largo al área local sin mayores consecuencias. Ellos hicieron bien los deberes: simularon faltas, se tiraron al piso, llevaron la pelota contra el banderín, etc.

Llegó el final y nos quedamos con la bronca porque era un partido que no se podía perder. Dejamos pasar la chance de dar un gran paso hacia la permanencia, pero esto sigue y todavía quedan muchos partidos para recortar diferencias.

 
Y lo principal: la vida tiene cosas mucho más lindas e importantes que lo que pasa dentro de un campo de juego. Allí andaba Barby, haciendo nuevas amigas, con esa sonrisa que ilumina. Se puede seguir colaborando con ella a través del Colectivo Abitab: Nro. 99607.

¡Arriba Barby!

lunes, 13 de mayo de 2019

La vida es eso que pasa mientras baja la pelota de Albín

“La vida es eso que pasa mientras baja la pelota de Albín” dijo un hincha en la tribuna una vez terminado el partido. ¡Vaya si ésto nos sucedió a todos los Picapiedras presentes en el Estadio Olímpico!



Iban casi diez minutos del complemento; superioridad numérica, dominio del marcador y mejor rendimiento estaban de nuestro lado. Pero todos sabemos, por ejemplos propios y ajenos, que ésto nunca es suficiente. El último clásico es el primer ejemplo que viene a la mente, Rampla remontó dos goles en contra con diez hombres y varios jugadores comprometidos físicamente.

Los contragolpes empezaban a llegar y las malas definiciones empezaban a pesar en los locales. Todo ésto hasta que una pelota filtrada buscó a nuestros delanteros y ahí se terminó de rubricar el triunfo. Albín construyó una pared con Saavedra que lo dejó de cara al arco del astillero, no sin antes tener que dejar atrás un defensor rival.

Juan, decidió como un profesional. Antes de entrar al área y hacer lo que cualquier hincha pediría -partirle el pecho al golero rival- ensayó una “vaselina” hermosa que no terminaba de caer nunca.

El reflejo de quien escribe al ver partir ese “globito” del pie izquierdo del número diez rojiverde fue “nooo, por arriba no” como pensando que la violencia en la definición es mejor que la técnica. ¡Por suerte Albin estaba ahí y yo acá frente a un teclado!

Me pasaron por la mente las canchas lejanas en la Segunda División, los eternos viajes al interior, los triunfos clásicos que no pudimos abrochar y hasta las derrotas que tuvimos que bancar cuando teníamos todo dado. Todo eso mientras el zurdazo hermoso de Albín empezaba a subir.

Pasaron los mil abrazos de gol con los de siempre, la memoria de mis abuelos cuyas cenizas -como las de tantos Picapiedras- estaban ahí en el Olímpico siendo testigos con nosotros. Y la pelota de Juan seguía sin bajar.



Estuvo presente el laburo de tantos Picapiedras desinteresados, desde juveniles hasta primera. El “Jona” yendo a buscar cada pelota que se va al agua como si fuera la única que tenemos. El “Bebe” que se fue hace poco y está en el ADN Picapiedra. El “Paco” que hace tiempo que se lo ve en la cancha pero es más rojiverde que todos nosotros juntos. Cacho vendiendo rifas vestido de Pedro Picapiedra. Pero la pelota de Albín todavía no cruzaba la línea.

Al rato, horas después para mi, se escuchó un tímido grito de gol y llegó el momento para el festejo. La pelota finalmente tocó la red haciendo estériles los esfuerzos del golero visitante. Los abrazos y el desahogo se hicieron presente. Parecía estar todo dado para finalmente poder festejar en nuestra casa. Hubo que esperar unos minutos más pero ya todos sabíamos que esta vez no se nos escapaba.

Terminó el partido y todos los Picapiedras pudimos festejar. Fue una tarde para el recuerdo, vimos un triunfo y además sin ningún riesgo vimos pasar la vida frente a nuestros ojos.

Texto: @DurosConceptos
Fotos: @AdriBarreto90

domingo, 12 de mayo de 2019

La fiesta completa

El color en nuestra tribuna, el aliento de la fiel hinchada picapiedra, el Estadio Olímpico luciendo más lindo que nunca y un triunfo sin sufrir, coronado con un gol de antología. La victoria 2-0 de Rampla en el clásico de la Villa tuvo todos los condimentos para que la fiesta fuera total.

En lo previo el picapiedra era más que su rival (así lo indicaba la tabla de posiciones) y nuestros futbolistas estuvieron a la altura. Clásicos son clásicos y había que jugarlo como tal: concentrados, ordenados, metiendo y jugando. Rampla fue un equipo compacto, paciente, y que pegó en los momentos justos.

 
En lo previo, desde la confirmación del equipo, se escuchaban voces molestas con la inclusión de Delis Vargas, que relegó a Camilo Cándido al banco de suplentes. Delis, que venía siendo titular como delantero, se ubicó como volante bien abierto por la izquierda.

Muchos seguramente no recuerden que rescindió contrato con los vecinos para venir a jugar a Rampla. Y seguro que Rosario Martínez, que valora muchísimo el aspecto mental de los jugadores, encontró en la cabecita de Delis una suerte de sed de revancha.

A los 37 minutos del primer tiempo, Vargas cumplió con la inexorable ley del ex. Centro de Melazzi (como siempre un infierno por la banda derecha) y Delis de cabeza anticipó a su marcador para vencer la resistencia del arco visitante. Y lo gritó con todas las fuerzas.

 
Ese gol le permitió a los picapiedras jugar aún más tranquilos y confiados en lo suyo. Llegamos al descanso casi sin sobresaltos. Más aún cuando el futbolista Tancredi le fue durísimo a Melazzi y vio la tarjeta roja por parte del árbitro Christian Ferreyra.

Para el segundo tiempo no se esperaban cambios en el trámite: ellos se iban a venir, aún con un hombre menos, y Rampla iba a esperar el momento justo para liquidar el partido de contragolpe. Esa tranquilidad llegó a los 10 minutos.

El argentino Vega inició la recarga, Albín tiró la pared con Saavedra, y llegando al borde del área la picó por encima del arquero visitante. GOLAZO. Por algo el entrenador confió en ellos desde el arranque, pese a que venían de sendas lesiones y de perderse varios partidos. Ambos, también hay que decirlo, se cuidaron para llegar a este partido en la mejor forma.

 
De ahí al final los picapiedras se dedicaron a administrar el tiempo. Algunas imperfecciones en ofensiva nos impidieron aumentar las cifras de contragolpe, pero salvo algún tiro libre que tuvieron los visitantes cerca del área nunca inquietaron el arco defendido por Rodrigo Odriozola.

Llegó el pitazo final y chau racha sin victorias clásicas en el Olímpico. Un triunfo muy festejado por los jugadores y por la hinchada. Todos lo merecíamos. Mientras tanto, Rosario Martínez yéndose rapidito y con cara seria al vestuario, seguramente con la satisfacción del deber cumplido.

 
Un triunfo que se edificó desde la cuarta fecha, cuando asumió este cuerpo técnico, porque ahí fue que se empezó a moldear esta forma de jugar y de encarar los partidos, bien ligada con la identidad ramplense y en definitiva la esencia del fútbol uruguayo. Podrá gustar más o menos. La gente se enojará porque tal o cual jugador no es considerado, pero que da resultado es innegable.

Sigamos apoyando y tirando todos para el mismo lado. Sigamos confiando. Todavía queda mucho camino por recorrer y la semana que viene ya tenemos otra final contra un rival directo como River. Podemos dormir tranquilos, que estos muchachos van a dejar todo por la camiseta.
¡ARRIBA RAMPLA!

domingo, 21 de abril de 2019

Nada que ver

“Cuarenta y ocho celeste” dice la voz por los altoparlantes, que dicho sea de paso suenan a un volumen que casi no permite escuchar a la persona que tenemos al lado. Frank enseguida abre grandes los ojos y dice “creo que es el mío”. Revisa todos sus bolsillos, mientras los demás lo miramos con expectativa. Saca unos papelitos y efectivamente, uno de ellos es celeste y tiene el número 48. “Me gané el huevo de pascua” dice, y sale para la cantina, donde lo entregaban.

 
Aunque cueste creerlo, fue la única emoción de la tarde en la que Rampla y Danubio empataron 0 a 0. El partido fue realmente muy pobre, más que nada en el segundo tiempo. Los picapiedras no supieron aprovechar el hombre de más que tuvieron durante 45 minutos, en gran medida por los bajos rendimientos ofensivos y también, justo es decirlo, por la falta de audacia en el planteo táctico.

Rampla inició el juego con Rodrigo Odriozola en el arco; Claudio Servetti, Gonzalo Rizzo, Edgar Martínez y Lucas Rodríguez en defensa; Leonardo Melazzi, Gaspar Vega, Álvaro Fernández y Diego Rosa en el mediocampo; Delis Vargas y Pablo Pereira en ofensiva.

 
A las bajas ya esperadas de Saavedra y Albín (ambos lesionados) se sumó la de Camilo Cándido, que no hizo fútbol en la práctica del jueves (afectado por una tendinitis que arrastra desde hace varios partidos) y por eso el cuerpo técnico decidió no contar con él para este choque. El jugador, según nos comentaron, se sentía en condiciones de jugar.

El primer tiempo no fue gran cosa pero al menos tuvo dinámica, velocidad, e insinuaciones de peligro sobre los arcos. En filas picapiedras el más incisivo era Leonardo Melazzi, a quien por momentos solo podían parar con faltas. Por el lado de Danubio el hombre a marcar era Chacón, el botija de la sub 20.

 
A los nuestros les faltó tirar algún centro preciso, porque hasta el fondo de la cancha tanto Melazzi como Rosa pudieron llegar. También hubo una buena apilada de Delis que se diluyó entrando al área. En definitiva lo que se veía no era muy diferente a los últimos partidos de Rampla en el Olímpico, en los cuales ganamos, y eso al menos nos generaba ciertas expectativas de triunfo para el complemento. Más cuando a los 35' de la mitad inicial Danubio queda con 10 por expulsión de su puntero derecho tras una dura plancha sobre Rodríguez.

Sin embargo, el segundo tiempo fue una total decepción. El que salió con todo a buscar el gol fue el equipo visitante, y esa actitud pareció sorprender a los nuestros. Si bien Rampla mantuvo la solidez defensiva ya acostumbrada, al equipo le costó mucho más soltarse para salir a la ofensiva e hilvanar contragolpes. Siempre alguien fallaba en algún pase, o sino los centros al área iban todos mal tirados.

 
No sería justo decir que nuestro equipo “jugó mal” porque en sí la labor defensiva fue impecable. Desde Odriozola, pasando por la línea de 4 y hasta el doble 5, ya que tanto Vega como Fernández jugaron muy bien. El gran debe estuvo en la generación de juego, y en eso las ausencias de Albín y de Cándido se notaron bastante.

Panzariello entró por Melazzi y no le salió una. Luego ingresó Gorrostorazo solo para meter piernas frescas en el medio y al final, recién faltando 5 minutos, los ayudantes de Rosario Martínez le dieron una chance a Santiago Vega. El entrenador, a quien la gente le exigía cambios, estaba en una de las cabinas y completamente desconectado de su cuerpo técnico, ya que estaba suspendido.

 
Faltando 10 minutos fue expulsado Diego Rosa, que ya tenía amarilla y llegó tarde para patear al guinda, golpeando al rival. Si con un hombre de más Rampla hizo poco por el triunfo, imaginen estando 10 contra 10. Danubio tampoco fue capaz de romper el cerrojo defensivo picapiedra y el partido terminó con un pálido 0 a 0 que no le sirvió a ninguno de los dos.

Se nos cortó la racha de triunfos consecutivos como locales, y esto nos obliga (aún más que antes) a lograr alguna victoria jugando como visitante. La próxima parada es en Colonia, contra Plaza, ante un rival directo en la lucha por la permanencia. Y después, el clásico de la villa en nuestra casa. Grandes oportunidades para pegar el salto y demostrar que este plantel merece estar en una posición mucho mejor. Arriba Rampla!

domingo, 14 de abril de 2019

¿Cuánto vale?

Al final del partido y mientras se retiraba la parcialidad ramplense (que acompañó en buen número pese a la lejanía del escenario), uno podía escuchar opiniones bastante diferentes. Algunos entendían que era un mal resultado, que faltó audacia para buscar el triunfo, y otros valoraban el empate obtenido de visitante, ante un rival que no fue fácil y en un césped sintético donde Rampla jamás había jugado un partido oficial. Desde ya que cualquiera de estas posturas es atendible, pero a fin de cuentas el valor del punto obtenido recién lo sabremos cuando termine la temporada.

Rampla salió a la cancha con camiseta toda verde y un esquema 4-1-4-1. Odriozola en el arco; Servetti, Rizzo, Ibáñez y Rosa en la línea final; Jhony Galli delante de ellos; Melazzi, Vega, Fernández y Cándido en línea de volantes; Pablo Pereira como delantero neto. La apuesta era clara y conocida: esperar al rival lo más atrás posible y salir rápido al ataque por las bandas.



A los 13' casi logramos la apertura. Melazzi desbordó por derecha y provocó un tiro de esquina que él mismo ejecutó. Fernández la peinó en el primer palo y Pereira se zambuyó desde el área chica, cabeceando la guinda que increíblemente es rechazada por el arquero local. De milagro no fue el 1-0.

Y si hablamos de milagros, a los 21' nos salvamos tras un cabezazo de Coelho que Odriozola manoteó y luego la pelota pegó en el travesaño y picó delante de la línea. Los jugadores de Boston pidieron gol, pero salvo que la cancha esté mal hecha es imposible que en césped sintético el balón pique adentro y salga.

Tres minutos después fue el poste derecho de “Chupete” que nos salvó, tras un remate de larga distancia de Fratta. Si bien fueron muy claras ambas llegadas, fueron las únicas chances del local en todo el primer tiempo.



Rampla, además del cabezazo de Pereira, tuvo otra muy propicia en los pies del mismo jugador. El “Flaco” hizo la pausa, la abrió para Cándido, Camilo llegó a la línea final, se la dio perfecta al medio al “Huevo” que la tocó con zurda pero la sacó con la derecha. Es decir, él mismo pateó y rechazó. Estaba dentro del área chica pero ligó mal. Así terminó el primer tiempo.

En el complemento empezó mejor el picapiedra, ya parado 4-4-2, con Vega tirado a la derecha del mediocampo y Melazzi más arriba para acompañar a Pereira. A los 2' Odriozola inició el contragolpe con un saque rápido para Fernández. El flaco la abrió para Melazzi, que corrió hasta la punta derecha, metió el centro pasado y Rosa entrando solito la mandó por arriba del travesaño. Fue clarísima. Al juvenil la pelota le quedó baja para cabecear pero alta para pegarle con el pie. Hizo esto último y no pudo darle la mejor dirección.

A los 15' llegaría el 1-0. Otra vez nace en un saque rápido de “Chupete”. Se la tiró a Cándido, que le puso un pase profundo impecable a Pereira, dejándolo mano a mano. El “Huevo” eludió al arquero y la tocó con zurda, ante la valla desguarnecida. En tres toques hizo el gol Rampla. Rosario debería estar pletórico en ese momento.

 
El problema fue que al igual que contra Juventud la ventaja duró poco. Apenas 4 minutos después llegó el 1-1. Ellos entraron tocando por el medio, uno de sus delanteros pivoteó, descargó atrás y el otro remató desde el borde del área y puso la guinda contra el palo. Seguramente era eso lo que Rosario quiso evitar al poner a Galli delante de la línea de 4 en el primer tiempo.

De ahí en más Boston fue al frente pero nunca se desordenó, y se hizo muy difícil agarrarlos mal parados para el contragolpe. También es cierto que nuestros futbolistas parecieron sentir más el desgaste físico, y los cambios que realizó nuestro entrenador no dieron resultado.

A los 27' entró Delis Vargas por Melazzi, quien estaba sentido y pidió el cambio. Luego a los 38' ingresó Ignacio Panzariello por Cándido. Personalmente no entendimos la salida de Camilo, si bien es cierto que era necesario reforzar nuestra banda derecha y que el local por el sector de la tribuna visitante casi nunca atacó. Cuando iban 42' entró Santiago Vega por un extenuado Pablo Pereira. Recordemos que Juan Albín y Mathías Saavedra están lesionados.


Ya con tiempo cumplido otra vez contamos con ayuda de los palos, tras otro remate desde las puertas del área que dio de lleno en el vertical derecho de Odriozola. Claramente ellos tienen buenos rematadores y saben sacar provecho de la velocidad que agarra la pelota en el césped sintético.

En el último minuto de adición se fue expulsado Fratta por una dura entrada contra Galli que le valió la segunda amarilla. En la protesta fue expulsado Rosario Martínez, quien no podrá entrar al campo en la próxima fecha cuando recibamos a Danubio.


Llegó el pitazo final del árbitro Daniel Rodríguez y cada uno sacará sus propias conclusiones. El tema es que no hay que desesperarse. Si bien estamos en posición de descenso, nos ubicamos actualmente a 0.068 de Juventud, que hoy por hoy se está salvando. Ganándole a Boston River lo pasábamos pero con el empate seguimos cerquita. Sin embargo, lo más importante es que FALTAN 28 PARTIDOS, es una vida. Ahora hay que pensar pura y exclusivamente en ganarle a Danubio. Para la calculadora habrá tiempo más adelante. Arriba Rampla!

Comentario: Marcelo Baruffaldi
Fotos: Adrián Barreto

lunes, 8 de abril de 2019

No para de sumar

La semana pasada el grupo de futbolistas decidió tomar la medida de no entrenar en las instalaciones del club hasta tanto la dirigencia no brinde una solución a la deuda de los sueldos complementarios, que en algunos casos se remonta a diciembre del año pasado. Si bien los salarios mínimos están al día (o sea que con los futbolistas que cobran ese mínimo no hay atraso), el plantel decidió tomar una medida grupal, lo cual por cierto habla muy bien del compañerismo y la solidaridad entre ellos.

El cuerpo técnico por su parte quedó a la espera de que la situación se pudiera solucionar con el paso de los días, lo cual no ocurrió. Y así llegó al vital choque ante Racing sin haber preparado el partido junto a los futbolistas. Seguramente en base a lo que vió en los partidos anteriores, Rosario Martínez eligió una oncena titular con Rodrigo Odriozola en el arco; Claudio Servetti, Gonzalo Rizzo, Walter Ibañez y Diego Rosa en defensa; Álvaro Fernández y Gaspar Vega como volantes centrales; por delante Leonardo Melazzi a la derecha, Juan Albín por el centro y Camilo Cándido por izquierda; Mathías Saavedra como delantero neto. Ibañez ocupó el lugar de Edgar Martínez, suspendido.


En el primer tiempo, aunque alguno se enoje, la falta de entrenamiento se notó. Vimos un Rampla más lento e impreciso con la pelota, que no mostraba la dinámica de partidos anteriores. Bien paradito atrás, es cierto, y con las intenciones muy claras (en eso se nota que la idea del cuerpo técnico prendió bien en los jugadores) pero costaba llevarlas a cabo.

Racing sin ser gran cosa era dueño del mediocampo y en un par de ocasiones hasta pisó el área nuestra con peligro. Odriozola estuvo atento para salir a cerrar y en otras ellos definieron mal. Nosotros tuvimos una corrida de Melazzi, de contragolpe, que remató arriba al primer palo y obligó al arquero a sacarla al córner.

Casi de la nada nos encontramos con un penal a favor cuando iban 38 minutos. Los visitantes la pasaron mal atrás, Servetti que estaba volviendo de una ofensiva robó la guinda, se metió en el área, y en el intento por marcarlo la pelota un jugador de Racing la toca con la mano. Penal bien cobrado por el árbitro.

Todos esperábamos el tiro de Albín, pero Saavedra se lo pidió (como ya lo había hecho Pablo Pereira contra Cerro Largo). Mathías remató fuerte y cruzado pero el arquero adivinó el palo y se quedó con la guinda. Desperdiciábamos una chance inmejorable de ponernos en ventaja, en un primer tiempo bastante chato.

Para el complemento ingresó Pablo Pereira por Saavedra, que salió lesionado. Justamente por una dolencia se había perdido el partido contra Liverpool. Ya desde el inicio del segundo tiempo se vio un Rampla más acorde a lo que todos conocemos. Mejor trato de pelota, abriendo la cancha, llegando por las bandas y teniendo más presencia en el mediocampo.

A los 18' llegaría el 1-0 y de ahí en más, los picapiedras se adueñarían completamente del partido. Camilo Cándido subió por izquierda, y como tenía a Diego Rosa como socio, bien abierto por la zurda, eso le dio tiempo y espacio para meter un centro perfecto al segundo palo que Pablo Pereira conectó notablemente con un remate cruzado.


La subida de los laterales es una constante en este equipo, y muchas veces son importantes aún sin tocar la pelota, solo por estar ahí. El gol le dio confianza a los nuestros para sostener el resultado y esperar el momento justo para liquidarlo de contragolpe. Ingresó Santiago Vega por Melazzi, lesionado, y luego el cuerpo técnico dio ingreso a Gastón Gorrostorazo por Albín, reforzando el mediocampo ya que Racing con los cambios arriesgaba más por el empate.

La defensa aguantó estoicamente. Gran partido de los laterales: Servetti y Rosa, ambos clausurando sus bandas y subiendo con mucha decisión al ataque. Notable Rizzo por arriba y por abajo, bien acompañado por Ibañez. Y en el medio el trajinar incansable del “Flaco” Fernández, que literalmente está en todos lados, porque está cuando atacamos y enseguida ya lo vemos detrás de la línea de la pelota cuando la perdemos.

El argentino Vega, que no tuvo el alto rendimiento de partidos anteriores, sin embargo sería clave en la jugada del segundo gol. El “huevo” Pereira la aguantó en el mediocampo, y la puso larga sobre la punta derecha. Vega la corrió y la tiró por bajo al medio. Cándido le ganó la posición a su marcador y con sutil toque de derecha la colgó en el segundo palo. Golazo. Parece mentira, porque nos ha llenado de satisfacciones muchas veces, pero fue el primer gol de Camilo en primera.


Partido liquidado a los 36 minutos del segundo tiempo. Otra vez, como contra Liverpool, este Rampla gana sin sufrir o pedir la hora. Racing nunca le encontró la vuelta a nuestro cerrojo defensivo. Odriozola estuvo muy atento y cortó varios centros complicados.

Reducimos a 8 puntos la distancia con los de Sayago en la fatídica. Falta mucho, pero nos llevaban 11 y si nos sacaban 14 sería casi una quimera alcanzarlos. La tabla del descenso mejor ni mirarla, porque los triunfos de Juventud y Plaza nos dejaron abajo del todo. La nuestra tiene que ser sumar y sumar, porque confiamos que de esa manera nos vamos a salvar, así sea en la última fecha del Clausura.

Ahora se viene Boston River, otro rival directo, a quien podemos superar si le ganamos. Será en el Complejo Rentistas y con césped artificial. Ojalá, primero que nada, la dirigencia pueda cumplir con el reclamo de los futbolistas y todo vuelva a la normalidad, para preparar el partido de la mejor forma posible. ¡Arriba Rampla!

RESUMEN TELEVISIVO DEL PARTIDO
 

lunes, 1 de abril de 2019

Nada que reprochar

El domingo ante Wanderers llegó la primera derrota desde que Rosario Martínez y su cuerpo técnico asumieron las riendas en Rampla Juniors. Un tempranero gol de penal hizo la diferencia, pese a que siempre estuvo latente la posibilidad de empatar el juego. Los rojiverdes crearon más ocasiones de gol que su rival pero no pudieron concretar ninguna y esa falta de contundencia nos impidió llevarnos algún punto de Belvedere.

Sin Juan Albín, Mathías Saavedra y Delis Vargas (todos en sanidad), Rampla salió a la cancha con Rodrigo Odriozola, Claudio Servetti, Gonzalo Rizzo, Edgar Martínez, Diego Rosa, Ignacio Panzariello, Gaspar Vega, Álvaro Fernández, Camilo Cándido, Santiago Vega y Pablo Pereira. Misma defensa y mediocampo que ante Liverpool, dos variantes en la delantera.


En los primeros minutos se daba lo esperado: Wanderers controlando la posesión del balón y jugando en campo rival, Rampla agazapado, esperando para salir de contragolpe. De entrada los nuestros ya llegaron tres veces con pretensiones sobre el área rival. La mejor fue un avance de Panzariello por derecha, pase a Pereira y este que la cede al medio para Vega, que remata desviado.

Otra buena fue un desborde del propio Vega, que ya daba indicios de que con su velocidad y habilidad iba a complicar a la defensa bohemia. Santi llegó a la línea final, mandó el centro pasado y la sacaron justo. Sin embargo, en su primer tiro al arco Wanderers genera la jugada del penal.

Albarracín reventó el travesaño, luego en el rebote un compañero suyo remató, la guinda se iba completamente desviada pero por desgracia pega en la mano de Gonzalo Rizzo. Christian Ferreyra cobra el penal y Rodrigo Pastorini lo transforma en gol. La ventaja le dio tranquilidad a los locales pero no achicó a los nuestros.

En ese primer tiempo Rampla tuvo por lo menos tres ocasiones muy propicias para empatar y en todas fue protagonista Santiago Vega. Alrededor del minuto 20' recibió de frente al área, se sacó un par de rivales de encima y la cedió para Cándido, que llegaba por la zurda. El remate de Camilo fue atrapado por el arquero.

A los 26' un buen pase largo para Camilo, que gana la espaldas de su lateral y antes del cierre de Macaluso la toca el medio para el ingreso de Vega. El juvenil la coloca abajo contra el segundo palo pero sin mucha potencia y el arquero se estira, logrando evitar el gol.


Y al minuto 39' Vega se manda la jugada que era el gol de la fecha. Tomó la pelota en su propio campo y por el centro de la cancha pasó entre 3 o 4 rivales, a pura velocidad y gambeta. Corrió solo casi desde el círculo central. Cuando llegó a definir, el arquero le achicó bien el ángulo. Su toque corto rebotó en el guardameta y luego un zaguero la reventó. Así llegamos al descanso con un Rampla que claramente merecía el empate.

En el segundo tiempo se nos hizo más difícil llegar con peligro porque claro, el rival ya estaba advertido de que tenía que tomar recaudos defensivos si quería mantener la ventaja. A los 12' se fueron expulsados Édgar Martínez y Rodrigo Pastorini, luego de intentar agredirse mutuamente. Ya estaba Leonardo Melazzi pronto para ingresar, y lo haría luego de que pasara el tumulto, reemplazando a Panzariello, que no repitió el buen nivel de los partidos anteriores.

Tras la expulsión, Rosario mandó a Walter Ibáñez para recomponer la defensa, saliendo Camilo Cándido. Rampla pasó a jugar con un 4-2-3, con Santiago Vega abierto por izquierda, Melazzi haciendo lo mismo por derecha y Pablo Pereira de ariete. Vega tirado atrás no gravitó, y unos minutos después fue reemplazado por el juvenil Nicolás Silva. Todo lo que generó el picapiedra en el segundo tiempo vino por el lado de Melazzi.


A los 23' escapó por la punta, enganchó al medio y sacó un remate bajo al segundo palo que obligó a una buena atajada del arquero bohemio. Logró casi todas las veces imponerse en el 1 contra 1, para desbordar y tirar el centro, pero el “huevo” Pereira estaba siempre bien rodeado por los zagueros. La única vez que pudo desmarcarse, Melazzi le puso una guinda perfecta pero su cabezazo se fue desviado. En ese momento iban 34 minutos.

El picapiedra fue y fue por la punta derecha, más alguna patriada que Diego Rosa se mandó por la izquierda, pero nos volvió a pasar algo que ya había ocurrido contra Liverpool y Juventud: en la mayoría de las ocasiones no tiramos los centros bien.

Melazzi volvió loco a su marcador, a tal punto que lo obligó a derribarlo en las puertas del área, provocándole la segunda tarjeta amarilla y por ende la roja. Ahí ya estábamos en los descuentos. Nico Silva ejecutó el tiro libre, intentando sorprender rematando directo al primer palo, pero otra vez el arquero bohemio llegó para salvar su arco.

Así terminó el partido, con un Rampla que se fue aplaudido por la parcialidad, reconociendo el enorme esfuerzo realizado y entendiendo que faltó muy poco para evitar la derrota. Claramente hay cosas para mejorar (más que nada la precisión en ofensiva) pero vamos por buen camino. Este rojiverde será un hueso duro de roer para cualquier rival.

Esperemos que los jugadores que están en sanidad se recuperen para el próximo partido ante Racing, que es vital ante un rival directo (aunque si uno mira la tabla está nada menos que 11 puntos encima nuestro). Luego vendrá Boston River, a quien tenemos mucho más cerca en la lucha por la permanencia. Si bien falta un montón, estos dos partidos serán claves para lo que deparará el futuro. ¡Arriba Rampla!

Comentario: Marcelo Baruffaldi
Fotos: Adrián Barreto

RESUMEN TELEVISIVO DEL PARTIDO

domingo, 24 de marzo de 2019

Es otro Rampla

Con tan solo 3 semanas de trabajo, el cuerpo técnico encabezado por Rosario Martínez ha logrado un cambio radical en Rampla. No solo a nivel de puntos (que a fin de cuentas es lo que importa) logrando 7 de 9 posibles, sino a nivel de funcionamiento y estilo de juego.

Uno ve al equipo en la cancha y se da cuenta justamente que es eso: un equipo. Que está ordenado, que sabe lo que quiere, y que tiene bien estudiado a su rival. Por segunda fecha consecutiva, los picapiedras lograron neutralizar la ofensiva de un equipo que venía de golear. No es casualidad.

Y a la firmeza defensiva ya mostrada en los dos partidos anteriores, ante Liverpool se le sumó un ataque mucho más preciso con la pelota en los pies. La receta es clara: cuando el rival tiene la guinda, lo esperamos bien replegados, y luego de recuperarla no tardamos en llegar al área contraria, con transiciones rápidas. Pero cuando el rival nos espera, los rojiverdes también tienen variantes para abrir el cerrojo.

Ha sido fundamental que Ignacio Panzariello volviera al nivel que le conocemos y frente a los negriazules fue descollante lo que hizo Camilo Cándido como volante por izquierda (volviendo a ese puesto después de mucho tiempo). Así Rampla pudo ensanchar la cancha y llegar por ambas bandas. A esto se sumó el despliegue de Álvaro “Flaco” Fernández, que dijo presente en cada ataque nuestro, la calidad de Juan Albín y la movilidad de Mathías Saavedra, titular por primera vez con la camiseta rojiverde.

Liverpool presentaba dos extremos veloces, con el perfil hacia adentro para buscar la diagonal. Intentaron llegar por abajo pero pudieron hacerlo una sola vez, tras una sucesión de pases entrando por el medio. Diego Rosa (de gran tarea otra vez en el lateral zurdo) llegó justo para despejar. La guinda rebotó en el atacante negriazul y cayó en las manos de Odriozola.

Del otro lado, Rampla llegaba con relativa facilidad a la línea final negriazul tanto por derecha como por izquierda, pero le faltaba precisión a la hora de tirar los centros. Cuando tuvo esa fineza vino el 1-0. El “Flaco” Fernández se la puso en la cabeza a Mathías Saavedra, que la desvió notable para vencer a Bava. Iban 25 minutos.

De ahí al final del primer tiempo el picapiedra fue arrollador. Esperaba en su campo, pero cuando salía al ataque le pasaba por arriba a su rival. Velocidad, precisión y la dosis necesaria de fuerza para pelear las pelotas divididas. El 2-0 estuvo muy cerca varias veces. Fueron por lejos los mejores 45 minutos de Rampla en lo que va del Apertura.

A los 28' Panzariello metió un centro pasado, Cándido la bajó atrás y Fernández casi dentro del área chica la tocó justo por arriba del palo. En cada ataque el “Flaco” era un delantero más. A los 34' Albín se hizo un espacio y sacó un potente remate que Bava rechazó con los pies. En el rebote Saavedra la tiró afuera. Antes Juan Ángel tuvo un remate cruzado también desde fuera del área que se fue muy cerca.

Y a los 35' la más clara. Saavedra la aguanta contra la punta izquierda, descarga con Albín, este que de caño la mete al medio para Panzariello, que espera y gira para dejarlo justo a Camilo entrando al área. Cándido no se nubló: se hizo el espacio y remató. La guinda se desvió levemente en un rival, pegó en el travesaño y se fue al córner. Era un golazo.

Para el complemento Rosario mandó a Mauricio Felipe por Claudio Servetti, seguramente buscando tener más velocidad en los extremos, donde el rival nos había complicado. Sin embargo, no imaginaba que Liverpool cambiaría totalmente el libreto. Pezzolano puso al paraguayo González (de gran estatura) y su equipo se dedicó pura y exclusivamente a tirar centros.

Nuestra defensa ganó en casi todos los envíos aéreos (puntualmente exhuberante lo de Gonzalo Rizzo), y estuvo atenta cuando los negriazules lograron bajar alguna guinda en el área. El picapiedra se podría decir que puso el partido en el freezer. Esperando tranquilos, bien parados, con el argentino Vega casi como un zaguero más (no tenía mucho sentido deambular por el medio de la cancha) y con los volantes externos listos para salir despedidos al ataque.

Tanto Panzariello como Cándido fueron imparables, asociándose con sus compañeros pero también eludiendo rivales con pelota al pie. Era cuestión de tiempo para que llegara el gol de la tranquilidad. A los 16' debe salir Juan Albín, por una molestia en el muslo (que esperemos no sea de gravedad), ingresando Delis Vargas. Perdimos la calidad innegable de Albín pero ganamos en explosión, por la velocidad que tiene Delis en los últimos metros.

Ya sobre los 32 minutos llegaría el 2-0 definitivo. Nace en otro despeje aéreo de Rizzo. Panzariello la tomó y trasladó hasta la mitad de la cancha. Este Rampla no lateraliza el juego, siempre va hacia adelante. Nacho la abrió para Delis, que parecía que la adelantaba mucho pero con un caño se sacó de encima a su rival y luego la tocó al medio para que Saavedra solo tuviera que empujarla con el arco libre. Partido liquidado. Solo restaba esperar el pitazo final.

En los descuentos ingresó Walter “Colo” Ibáñez, más para hacer pasar los minutos que otra cosa. Llegó el pitazo final de Fernando Falce y la tribuna ramplense celebró un nuevo triunfo, pero esta vez no hubo desahogo, sino más bien satisfacción. Tranquilidad de que se ganó bien, con solidez, y confianza de que vamos por buen camino.

El próximo domingo enfrentaremos a Wanderers en Belvedere (alquilaron el Viera para un acto político). Será otro gran desafío ante una de las revelaciones del torneo, que además derrotó a Nacional y Peñarol con total autoridad. Veremos cómo se las arreglan contra el Rampla de Rosario.

Comentario: Marcelo Baruffaldi
Fotos: Adrián Barreto

lunes, 11 de marzo de 2019

Con la receta de Rosario

En los primeros 15 minutos del partido entre Rampla y Cerro Largo el comentario general era “que bien que juegan ellos”. El ataque generado desde un doble 5 muy dinámico y con buen pie, paredes y desmarques por las bandas, maniobras individuales y hasta algún que otro lujo le permitieron a los arachanes llegar varias veces hasta el área picapiedra. Claro, hasta ahí.

A su frente un Rampla muy solidario y combativo, donde todos corrían y metían, intentando frenar ese “aluvión” visitante. El partido ya estaba 1 a 1. Los picapiedras comenzaron ganando a los 5’ con un gol de penal de Pablo Pereira.

La jugada la inició Juan Albín, escapando entre varios hombres rivales. Le hicieron falta y aunque el juez la iba a cobrar, decidió seguir. La pasó a la izquierda para Diego Rosa, que parecía que la perdía (se le fue larga la guinda) pero con pie firme ganó el tranque y siguió. Remató fuerte y la pelota dio en la mano de un defensa. Lo iba a patear Albín, pero el “huevo” se lo pidió y facturó.

Luego vino el primer penal para ellos, por un supuesto de agarrón de Rizzo en un córner. El goleador del campeonato Sosa le pegó para afuera. Y al poco tiempo (casi enseguida) otro penal, este muy claro de Camilo Cándido derribando a un rival en el área. Cambiaron de ejecutante y esta vez fue gol. Así llegamos al minuto 15 con el partido 1-1.

La tónica del inicio se mantuvo: Cerro Largo jugando en campo nuestro, manejando la pelota, y Rampla corriendo y luchando cada balón, esperando el momento de pegar el zarpazo. Y así, en esa dicotomía que siempre plantea Rosario Martínez respecto a que tocar la pelota un millón de veces no significa jugar bien, los picapiedras llevaron el partido a su juego.



(foto: Adrián Barreto)

Nos agarraron mal parados una vez y Odriozola le tapó el mano a mano a Sosa, pero después salvo alguna jugada a balón parado no nos llegaron más. La mencionada jugada que generó un entredicho entre Edgar y Camilo, producto del fragor con el que ambos defienden nuestra camiseta (obviamente aclarado ya en el entretiempo y luego del partido).

Los rojiverdes tuvieron una buena maniobra de Albín, que no importa donde reciba el balón siempre enfila para el arco, la cedió a Pereira que enganchó al medio para quedar solo con el arquero pero se la pellizcaron justo. Por el centro entraba Álvaro Fernández (quien había iniciado la jugada) solito, pero Albín no lo vio.

Los minutos pasaban y Rampla se sentía cada vez más cómodo con el trámite. Rosa era un avión por la izquierda y Servetti empujaba desde el lateral derecho. Los dos pibes de la casa tuvieron una gran actuación.

A los 39’ estuvimos a punto de lograr el 2-1. Rosa generó una falta y Albín sirvió notable el centro al primer palo, Fernández cabeceó solo y el arquero la sacó de forma increíble por encima del palo. Sin embargo, la revancha estaba a la vuelta de la esquina. Vino el córner (otra vez bien tirado por Juan Ángel), Servetti ganó notable por arriba y el “Flaco” la empujó desde dentro del área chica. Con ese 2 a 1 nos fuimos al descanso.



(foto: Adrián Barreto)

En el complemento se vio una férrea defensa picapiedra, pero no solo desde la línea final sino en todos los sectores del campo. Albín (por poner el ejemplo de nuestro futbolista más talentoso) los corrió a todos, se tiró a los pies, realizó un despliegue tremendo. Todos estaban contagiados con dejar la vida en cada pelota. Realmente emocionaba ver como estos muchachos le hacían honor a la identidad de la camiseta que tienen puesta.

Así fue que Panzariello robó una guinda que parecía perdida contra el banderín, se metió en el área y no pudo definir ante la salida del arquero, quien le cerró bien el ángulo. Fue la chance más clara del complemento, y no la tuvo el equipo que dominó la posesión del esférico. Ellos, es cierto, convirtieron un gol en una jugada de pelota quieta que fue anulado por posición adelantada (dudosa, la verán en el resumen), pero no encontraron los caminos para vulnerar nuestra retaguardia.

La cosa se complicó un poco más cuando a los 23’ del complemento Jhony Galli vio la tarjeta roja. Fue una dura entrada, es verdad, pero de esas en que los dos van fuerte y un segundo hace la diferencia entre provocar una falta y terminar en las duchas. Para nosotros fue exagerada la decisión del árbitro Daniel Rodríguez.

Rosario no dudó y enseguida recompuso el mediocampo. Mandó a Gastón Gorrostorazo y sacó a Diego Rosa, pasando Albín a jugar como volante por izquierda. Menos de 10 minutos después otro problema: sale sentido Álvaro Fernández (quizás la figura de la tarde, por lo que corrió, quitó y jugó) y entra Matías Saavedra. Si, un centrodelantero entrando a jugar de volante central, y sin embargo no se notó.

Los minutos pasaron y si bien sufrimos como sabemos hacerlo, daba la sensación de que este triunfo no se nos iba a escapar. Ya en los descuentos entró Walter Ibañez para formar una línea de 5, teniendo en cuenta que hasta los zagueros de ellos se habían ido a buscar la heroica. El pitazo final desató la algarabía en la tribuna ramplense, y también el júbilo de nuestros jugadores, que se abrazaron como quien acaba de ganar una verdadera final.



(foto: Sofía Torres)

Volviendo al inicio de esta crónica, este triunfo se logra con la combinación perfecta entre lo que pretende y siempre ha pregonado Rosario Martínez, y lo que es la identidad de los equipos de Rampla. Es, de alguna forma, un regreso a nuestras raíces. Este es el tipo de equipo que queremos ver fecha tras fecha, y estamos convencidos que es la única forma para salir en la posición en la que estamos. Se podrá ganar o se podrá perder, pero siendo fieles a la historia del viejo Rampla.

martes, 5 de marzo de 2019

"Con voluntad y mucha rebeldía se puede sacar esto adelante”

Tras la derrota 0-2 ante Defensor Sporting el domingo (la tercera en tres partidos) y luego de una presentación realmente pobre de nuestro equipo, la dirigencia ramplense decidió poner el pie en el acelerador y concretar la llegada de un nuevo cuerpo técnico, de modo que Gastón de los Santos volviera a hacerce cargo del plantel de Tercera División.
El elegido fue Rosario Martínez, un hombre que no necesita presentación. Declarado admirador de la historia de nuestro club, muchas veces se lo vio en el Estadio Olímpico y además su forma de concebir el juego se alinea perfectamente con la identidad ramplense: el fútbol duro y corajudo, de defensas fuertes y ataques veloces. En definitiva, la propia esencia del fútbol uruguayo.

Esta tarde habló en el programa "Último al arco" de Sport 890 y estas fueron algunas de sus declaraciones.

“Habia estado 2 veces muy cerca de asumir y al final no se pudo dar. Los dirigentes vinieron con ganas de arreglar, y yo también estaba con ganas de agarrar, así que la negociación fue fácil".

“Encontré un equipo golpeado. Ellos tenían expectativas grandes respecto al inicio del campeonato y pelear arriba, y se encuentran que perdieron los tres partidos, recibieron 11 goles.. no es fácil, pero yo creo que con voluntad y mucha rebeldía se puede sacar esto adelante.”

“Soy un convencido que en el jugador de fútbol, y en el fútbol uruguayo principalmente, todo pasa por la cabeza. Si estamos bien de la cabeza y convencidos de lo que queremos vamos a conseguir cosas.”

“Primero tengo que conocer bien al plantel para hacer los cambios necesarios sobre algo firme. Voy a tratar de encontrar el mejor equipo pensando en el fin de semana y después a partir de ahí, ya con más días de trabajo, ir apuntando al estilo de equipo que yo quiero”.

“No quiero manejar nombres y nunca me gustó hacerlo, pero es claro que son jugadores talentosos (consultado por Albín y el "Flaco" Fernández), que varios entrenadores quisieran tenerlos en su plantel y yo tengo la suerte de tenerlos”.

“Hay resultados que no parecen del fútbol uruguayo: 5 a 3, 4 a 3, 4 a 4… el fútbol bien jugado es bien defendido y bien atacado. Necesitamos convertir para ganar y mantener el cero para no perder.”

“Tenemos que sumar (contra Cerro Largo). Por supuesto que lo ideal sería ganar, pero es fundamental no perder, aunque sea de local. En el momento en que está el equipo, un punto puede servir”.

Desde este espacio le brindamos una calurosa bienvenida, y ojalá pueda honrar la gran historia del viejo Rampla Juniors, y por qué no agregarle algunas páginas de glorias y triunfos. ¡Arriba Rampla!

lunes, 25 de febrero de 2019

Un tormento

No es fácil ser hincha de Rampla, nunca lo fue. Sin embargo, es nuestro orgullo y nuestra carta de presentación. Antes de saber incluso nuestro nombre, la gente en muchos lugares (trabajos, centros de estudio, etc) nos identifica como "el hincha de Rampla" o "la hincha de Rampla". Por eso quiźas nos duele tanto poner la cara después de una goleada como la del lluvioso sábado pasado.

Rampla es sinónimo de esfuerzo, de garra, de luchar hasta el final, y nada de eso se ve reflejado en un 0-5. Quienes vieron el partido dirán "fue un resultado mentiroso", pero de poco nos sirve ese consuelo. No saben que, más allá de la desazón puntual, lo que más nos atormenta es lo que se viene.

El partido con Peñarol seguramente lo vieron todos, y sino pueden observar las principales acciones en el resumen, donde queda claro que hasta el 0-2 el picapiedra merecía ampliamente la igualdad. Errores en la definición, las virtudes del arquero rival y un poco de mala fortuna lo impidieron.

Hasta ese momento, la postura del equipo era muy buena. Rampla tapó el juego por las bandas de Peñarol (gran tarea de nuestros laterales y volantes externos), prácticamente anuló a Gargano con la presión del argentino Gaspar Vega, distribuyó con paciencia e inteligencia la pelota (con un Álvaro Fernández muy lúcido) y cada vez que Juan Albín se pudo soltar fue una amenaza ofensiva (pese a que estuvo impreciso en los centros). Solo nos faltaba el gol.

Por todo esto es que nadie entiende (ni nuestros hinchas ni la prensa especializada), por qué el cuerpo técnico decidió desarmar todo eso, sacando a Mauricio Felipe y colocando a Leonardo Melazzi, pasando a jugar con una "suicida" línea de 3 defensores cuando todavía quedaba media hora de juego. Darle espacios a un equipo del calibre de Peñarol nunca es una buena idea.

Y así vino el 0-2, luego la expulsión de Melazzi (en una inentendible decisión del árbitro Ostojich) y la debacle que terminó en goleada. Puede sonar raro lo que voy a señalar pero pese al abultado resultado en contra, considero que los rendimientos individuales de nuestros futbolistas no fueron malos, de hecho algunos fueron muy buenos (Álvaro Fernández, Gaspar Vega, Diego Rosa). Entonces más molesta aún haberse llevado semejante cachetazo.

Ojalá esto sirva de aprendizaje. Nos pasó con el "Ronco" López en su momento. Luego de un campeonato inolvidable donde levantamos resultados hasta con Cazulo de golero, quisimos hacer lo mismo y nos comimos un 1-6 de local contra Defensor en el debut y un 0-7 contra River un par de fechas después.

Entendemos que hay buen plantel, buenos futbolistas, y que el equipo por momentos ha mostrado cosas interesantes en estos dos primeros partidos, pero claramente hay problemas tácticos y de funcionamiento. Los plazos para corregirlos se agotan. Cada fecha que pasa y no sumamos es acercarse al abismo.

Ahora se viene Defensor, nuestra sombra negra, que también llega golpeado por una goleada (0-3 ante Cerro Largo) y con dos derrotas en dos presentaciones. Romper la racha de más de 30 años sin ganarles por campeonatos uruguayos parece ser lo único que nos puede ayudar a iniciar la remontada.

Desde este espacio seguiremos apoyando, porque siempre lo hemos hecho, pero sin ponernos una venda en los ojos. Señalar errores no es atacar a nadie, es el primer paso para corregirlos.

Comentario: Marcelo Baruffaldi

RESUMEN DEL PARTIDO

lunes, 18 de febrero de 2019

En deuda

Antes del debut de Rampla Juniors en la temporada 2019 creo que todos podíamos decir que el picapiedra llegaba con la mejor preparación posible. Con entrenador designado ya desde el año pasado (más allá de estar de acuerdo o no con el elegido), una semana de preparación en Argentina enfrentando rivales de alto nivel, el plantel completo un mes antes del debut (el último en sumarse fue Walter Ibáñez y se incorporó el 21 de enero) y una serie de incorporaciones importantes, principalmente las de Juan Albín y Álvaro “Flaco” Fernández. Hasta el campo de juego del Estadio Olímpico lucía como nunca. Estaba todo dado para empezar con buen pie.


Sin embargo, tanta expectativa parecía derrumbarse a los 20 minutos, cuando Rampla ya perdía 0-2 luego de evidenciar enormes desajustes defensivos y una escasa capacidad de generar ocasiones de gol en el arco contrario. El descuento convertido por Pablo Pereira a los 29' (tras una notable acción individual del juvenil Santiago Vega) reavivó la ilusión, pero a los 41' y de pelota quieta el 1-3 caía como un balde de agua fría.

Los 15 minutos del entretiempo nos dejaron a todos los ramplenses con la mirada perdida, buscando explicaciones. Desde nuestro punto de vista, entendíamos que Rampla tenía argumentos ofensivos para remontar el resultado, pero claro, primero había que corregir las enormes falencias atrás.

Los mismos 11 que iniciaron el partido saldrían a jugar el complemento: Rodrigo Odriozola, Mauricio Felipe, Gonzalo Rizzo, Walter Ibañez, Lucas Rodríguez, Ignacio Panzariello, Jhony Galli, Álvaro Fernández, Juan Albín, Santiago Vega y Pablo Pereira. Vega fue el mejor de los nuestros, encarador y veloz, en un equipo lento y anunciado, sin sorpresa.

Las dificultades en defensa se dieron principalmente por el sector izquierdo, donde Lucas Rodríguez (juvenil cedido por Defensor que debutaba en Primera) no podía con Rosso y el “Colo” Ibáñez tampoco estaba firme para cerrar (una falla suya propicia el primer gol de los “gauchos”). También hay que decir que faltó ayuda de los volantes, donde Galli era el único neto de marca.

En el plano ofensivo no se veía una idea de juego clara. Albín por momentos era un punta más pero como no le llegaba la pelota terminaba bajando casi hasta campo propio. Pablo Pereira pivoteando pero muy distante del área, Panzariello lejos del nivel mostrado en su anterior pasaje por Rampla y “Flaco” Fernández jugando también muy atrás.

Progreso lógicamente se refugió en su campo y realizó una buena tarea cerrando espacios, pero también es cierto que Rampla mostraba poca movilidad, a punto tal que en varios pasajes del primer tiempo Albín iba de un lado al otro y levantaba sus brazos pidiéndole a sus compañeros que se mostraran para recibir.

El único distinto era Vega. Recibía y avanzaba como si la llevara atada al pie. Varias veces lo cortaron con falta, hasta que medio a los ponchazos pudo meterse al área luego de quitarse un par de rivales de encima y Pereira (que había iniciado la jugada) aprovechó para definir contra el palo y poner el descuento.

Para el segundo tiempo se vieron algunas mejoras. Lucas Rodríguez mucho más firme en el sector izquierdo, Galli acrecentó aún más su figura, quitando balones y entregando bien, y Albín pareció encontrar un lugar más cómodo: recostado contra la derecha.

Ya a los 2 minutos casi llega el 2-3. Vega desbordó por izquierda y se filtró hasta la línea final, a pura velocidad y habilidad. Entrando al área chica la dio al medio donde Albín parecía que solo tenía que empujarla, pero no le dio bien y el arquero evitó el tanto. Una lástima que no la verán en el resumen televisivo.

A los 9' otra vez Vega complicando a la defensa rival, esta vez derribado con falta muy cerca del área, sobre la derecha del ataque. Sector ideal para la zurda de Albín. El tiro libre fue fuerte y arriba, aunque un poco centrado, y el arquero Nicola Pérez la sacó por arriba del palo. En ese córner se generó la jugada del penal por mano dentro del área que nosotros a lo lejos realmente no vimos. Albín se sacó la mufa y con un remate perfecto, fuerte y abajo, puso el 2-3. Quedaban todavía 35 minutos para buscar el empate y por qué no el triunfo.

Con el equipo entonado por el descuento, al técnico Julio César Toresani no se le ocurrió mejor idea que sacar a Vega, despertando el abucheo generalizado de la parcialidad ramplense. Insólita decisión del entrenador argentino. En su lugar entró Leonardo Melazzi, quien seguramente tenía que entrar pero nunca al precio de sacar a Vega.

Sin embargo, a los 19' el devenir de los acontecimientos pareció darle la razón al entrenador. Melazzi puso un centro perfecto al segundo palo y Pablo Pereira con toque corto marcó el 3-3. A partir de ese momento Rampla contó con un par de chances para seguir de largo.

Primero lo tuvo Pereira, entrando al área por izquierda luego de un centro de Felipe y posterior “peinada” del “Flaco” Fernández, pero el “huevo” no le dio bien de zurda y el arquero la sacó al córner. Después una gran combinación al borde del área entre Albín y Fernández en la que al “Flaco” le sacan justo la pelota cuando quedaba mano a mano con el arquero.

A medida que fuimos llegando al final los rojiverdes comenzaron a sentir el desgaste físico (Rampla dominó campo y balón durante todo el partido) y el rival, que casi que “hizo la plancha” desde el minuto 3, se propuso atacar con otra frescura.

A los 34' salió Rodríguez lesionado y Toresani puso a Édgar Martínez de lateral izquierdo, lo cual evidencia una desacertada conformación del banco de suplentes, si bien es cierto que las dos variantes naturales en ese sector no estaban a la orden: Gastón Rosello lesionado y Camilo Cándido suspendido. Servetti por derecha y Felipe por izquierda podía ser una buena opción pero el “Popi” no estaba entre los suplentes. Incluso bajar al juvenil Diego Rosa, que había ingresado como volante por zurda, era mejor que mandar a Edgar aquel sector.

Sobre el minuto 39 Progreso aprovecharía el desorden ramplense para marcar el cuarto gol. El volante Rodrigo Viega, que estuvo solo toda la jugada, recibió la guinda cerca de la medialuna y se disfrazó de Luca Modric para vencer a Odriozola. Rampla ya no tuvo ideas para intentar otra vez el empate, además de que el golpe anímico fue muy fuerte.

Lo peor en el final fue la segunda amarilla recibida por Jhony Galli (excesiva a nuestro gusto, si bien estaba amonestado no era una falta para expulsión) y de esa forma el volante se perderá el próximo partido ante Peñarol.

Este debut ha dejado varias dudas. Lo más preocupante es que no se aprecia que Toresani haya encontrado el equipo y el funcionamiento deseado, a pesar de la extensa preparación que tuvo el plantel. Deberá seguir probando sistemas y jugadores. Es claro que al equipo le faltó orden defensivo, más marca en el medio de la cancha, y movilidad y variantes en ofensiva.

Lo positivo es que hay plantel y futbolistas para jugar mucho mejor. Albín claramente es flor de jugador y se lo vio con muchas ganas, poniéndose el equipo al hombro. Fernández mostró un gran despliegue, terminando casi exhausto. Vega una gratísima revelación que merece más minutos en cancha. Melazzi un jugador desnivelante que sea como titular o saliendo del banco puede aportar cosas diferentes. Y Pablo Pereira en lo suyo: dos goles en tres llegadas al área.

El año es largo y no hay que ser tremendistas. Si Rampla pasaba 4-3 (cosa que perfectamente pudo ocurrir) todos íbamos a sentir que ya estábamos en una copa. Perdimos y duele, es una gran decepción teniendo en cuenta la expectativa generada. Se viene Peñarol y después Defensor. El equipo está en deuda, y tiene dos oportunidades preciosas para demostrar que es mucho más que lo mostrado en el debut.

Comentario: Marcelo Baruffaldi
Fotos: Adrián Barreto