lunes, 16 de abril de 2018

Nada que ver

La semana pasada se retomó la actividad por la Copa Sudamericana y había que prestar atención a los posibles rivales de Rampla Juniors en la Segunda Fase. También fue una buena oportunidad de revivir aquella inolvidable noche del 8 de marzo, cuando vapuleamos al equipo peruano y logramos la clasificación.

Y cuando uno ve aquel 4-0 y después se encuentra con lo mostrado por los picapiedras el fin de semana contra Atenas, la verdad que no tiene nada que ver: parecen dos equipos distintos, y no solo por el cambio de nombres sino por el rendimiento.

Realmente el partido contra los de San Carlos fue muy feo y el “nada que ver” que titula esta crónica también puede aplicarse para lo poco que mostraron ambos equipos dentro del terreno de juego. Un encuentro casi sin situaciones de gol, y en el caso de Rampla casi sin pisar el área rival.

No hubo desborde ni elaboración de ningún tipo. No se ganaron balones en el juego aéreo. No se aprovecharon las pelotas quietas. NADA. A tal punto que en el primer tiempo muchas personas se dedicaron a mirar el espectáculo aéreo que se estaba realizando en las inmediaciones del puerto de Montevideo.


Si bien es cierto que hubo ausencias importantes (Soto y De León suspendidos, Martiñones y Lalinde en sanidad) tampoco es justificativo para el mal rendimiento, porque contra Boston River varios de ellos jugaron y el equipo tampoco funcionó. Hace varios partidos que no funciona. Y lesiones y suspensiones tienen todos los clubes.

Además, quedaron en el banco de suplentes jugadores como Panzariello y Cóccaro que tuvieron buenos rendimientos en su momento y que si bien últimamente no estaban en su más alto nivel, eso también es consecuencia del bajón general del equipo.

Y por otra parte está el caso de Dorrego que, salvo que haya cuestiones extrafutbolísticas que desconocemos, no se explica que no tenga un lugar al menos en el banco de suplentes, que no se le brinde otra oportunidad siendo que cuando jugó no lo hizo de mala manera (de hecho, creemos que en el debut contra Fénix fue el mejor de Rampla y que en Perú hizo un buen partido).

Contra Atenas el rojiverde salió con Rodrigo Odriozola en el arco; Mauricio Felipe, Mauro Brasil, Gonzalo Rizzo y Gastón Roselló en defensa; Cristian Olivera, Nicolás Rocha, Jhony Galli e Igor Paim en el mediocampo; Matías Rigoleto y Santiago González en ofensiva. La única novedad fue el ingreso de Roselló en el lateral izquierdo y el juvenil tuvo una correcta actuación.

En el primer tiempo, casi que no pudimos dar dos pases seguidos, algo que al menos sí mostró Atenas. Ellos tuvieron dinámica, intentaron llegar con pelota dominada (al menos lo intentaron), mientras que los nuestros parecía que solo le pegaban para arriba, a lo que salga. Y claro está que ni Matías ni Santiago tienen su fuerte en el juego aéreo.

Para el complemento esperábamos algún cambio de entrada, ya que el cuerpo técnico nos tiene acostumbrados a mover rápido el banco cuando la cosa no sale. No fue así esta vez. Se mantuvo la oncena. Rampla apenas generó una jugada por derecha, donde Paim recibió en el centro y se mandó entre dos rivales, buscando la falta. El juez no la cobró y Felipe sacó un buen remate que el arquero desvió hacia un costado.

Después vino el penal para Atenas, cuando iban 20 minutos del complemento. Pelota quieta, marcamos mal (otra vez) y Brasil se ve obligado a cometer falta. Ostojich señala el penal y expulsa al zaguero por doble amarilla.


En ese momento estaba Cóccaro listo para entrar y lo haría antes de la ejecución de la pena máxima, en lugar de González. Previamente había ingresado Claudio Servetti por Rizzo, que salió sentido.

El penal se convierte en gol y el picapiedra además de ir perdiendo se quedaba con un hombre menos. Aquí es que AL MENOS aparece algo rescatable: la rebeldía. Los rojiverdes mostraron actitud y garra para disimular la inferioridad numérica y lanzarse por el empate. Diego Benítez entró por Paim y esa fue la última variante.

Más “a los ponchazos” que con fútbol, al menos se pudo llevar a los de San Carlos contra su área. Una buena jugada por derecha entre Felipe y Olivera terminó con un centro que Cóccaro cabeceó apenas desviado. Ya con eso, el joven nacido en Lavalleja hizo más que los dos delanteros que entraron como titulares. Y faltando 5 minutos generaría el penal que nos daría la igualdad.

Pelotazo largo (para variar), Cóccaro que la pelea, la guinda que le queda a Rigoleto, la mete para Cóccaro y este hace un caño notable dentro del área, forzando el contacto y la infracción. Ostojich estaba cerca y no dudó: sancionó la pena máxima y expulsó al jugador de Atenas por doble amarilla.



Matías Rigoleto le pegó notable y puso el 1-1. Quedaban 5 más los descuentos y estábamos 10 contra 10, pero el tiempo no alcanzaría. Tuvimos una buena jugada entre Benítez y Olivera al borde del área (una de las pocas paredes o la única que salió bien), la guinda la quedó a Cóccaro quien convertía pero estaba en posición adelantada.

Llegó el pitazo final y otra vez nos quedamos con las ganas de ganar. Ya son 15 partidos sin triunfos por el campeonato uruguayo (lógicamente sin contar el ganado por reglamento contra El Tanque). En nuestros treinta y pico de años como ramplenses no recordamos una sequía tan larga.

Esta vez, además, ni siquiera pudimos ganar contra un equipo que había perdido TODOS los partidos que había jugado como visitante. Y así seguimos: últimos en la tabla, cada vez más complicados en la lucha por la permanencia, mirando ya con nostalgia aquella noche de marzo en la que fuimos tan felices.

RESUMEN TELEVISIVO DEL PARTIDO

lunes, 9 de abril de 2018

Película repetida

Rampla Juniors fue al Campeón del Siglo a tratar de cambiar la historia y terminó viendo la misma trama de todo el campeonato. Como contra Fénix, Nacional, Progreso, Racing, River y Liverpool, el equipo comenzó perdiendo 2-0, y pese a que intentó reaccionar otra vez se quedó con las manos vacías.

Estamos hablando que en 7 de los 10 partidos disputados en el Torneo Apertura, los rojiverdes empezaron 2 goles abajo, y en ninguno de los casos pudieron revertir ese resultado adverso. Nuevamente los errores en la marca nos condenaron desde temprano.

Después sí, aparece la entrega, la garra, la concentración, y algún intento por mostrar un buen fútbol. Incluso en la mayoría de esos partidos se logró descontar y quedar a tiro del empate, pero tampoco tuvimos esa cuota extra de fortuna, lucidez o resto físico para alcanzarlo.

Esta derrota contra Peñarol sería decorosa sino fuera porque se dio de la misma forma que venimos padeciendo durante todo el torneo. Se puede rescatar la actitud, claro. Se puede valorar el haber estado cerca del empate contra un rival evidentemente superior. Pero no se puede negar la posición en la tabla. No se puede dejar de ver que hace 14 partidos que no ganamos por el Campeonato Uruguayo. No podemos darnos el lujo de seguir valorando derrotas.

Es hora de redoblar el trabajo, y de probar o intentar algo diferente. Hay jugadores en este plantel que han tenido pocas oportunidades y otros que lamentablemente ya han demostrado no estar en su mejor nivel. Quizás haya motivos que nosotros desconocemos, pero porque lo que mostraron en la cancha cuando les tocó jugar, sinceramente no entendemos como Hugo Dorrego y Matías Cóccaro pueden quedar afuera de la convocatoria.

Foto: Fotografías Fútbol Uruguayo.

Tampoco se sabe que pasó con el botija Píriz, el único lateral izquierdo propiamente zurdo que hay en el plantel (junto a Rosello que fue bajado a Tercera). Se equivocó contra UTC en Perú, es cierto, pero convengamos que lo de Benítez también fue bastante perjudicial y sin embargo sigue teniendo chances fin de semana tras fin de semana.

Para el partido contra Peñarol no podía estar Mauro Brasil (por cláusula en su contrato), y cuando varios esperábamos a Rizzo con Soto en la zaga (que juntos jugaron notable en la revancha contra UTC) apareció Willy Techera como titular, que pasó de no estar ni en el banco contra Boston River a titular en el Campeón del Siglo.

Cristian Olivera al banco y el brasileño Igor Paim desde el arranque. No es nada contra el botija norteño, que la verdad jugó un buen partido contra los aurinegros, pero ¿por qué sacar al “Mago” que siempre aporta buen fútbol y ha participado de la mayoría de los pocos goles que hizo Rampla?

Que quede claro que no es nuestra intención meternos en el trabajo del cuerpo técnico, pero todas estas cosas las hemos conversado con varios hinchas y la mayoría hacemos la misma lectura. Puede haber cuestiones de la interna que desconocemos y hay que darle la derecha a quienes están día a día con el plantel, pero también tenemos derecho a expresar nuestros puntos de vista.

Los once titulares para enfrentar a Peñarol fueron Rodrigo Odriozola, Mauricio Felipe, Willy Techera, Matías Soto, Gabriel De León, Ignacio Panzariello, Jhony Galli, Nicolás Rocha, Igor Paim, Diego Martiñones y Julián Lalinde.

Foto: Fotografías Fútbol Uruguayo.

A los 2 minutos, Techera cometió una falta (dudosa) y de pelota quieta ya nos hicieron el 1-0. Canobbio entró completamente solo, Martiñones lo perdió, nadie salió al cruce y con una pirueta el juvenil puso de taco la apertura en el marcador. Más allá de que el “Rata” no pudo seguirlo, quedó un hueco enorme en el centro del área que nadie supo cubrir.

El propio Martiñones casi marca el 1-1 a los 5’ minutos, cuando tras un córner la guinda quedó a la deriva y desde casi el área chica fusiló a Dawson, quien con notables reflejos la despejó como pudo. La pelota pegó en el palo y salió. La reacción de Rampla no fue más que eso, ya que Peñarol mantuvo su dominio.

Sobre el minuto 16’ llegaría el 2-0. Despeje corto de De León, centro de Estoyanoff y Maxi Rodríguez ni siquiera tuvo que saltar para de cabeza vencer a Odriozola. Felipe y Techera tampoco saltaron, solo acompañaron la jugada.

De ahí en más el aurinegro jugó con total comodidad. Casi llega el tercero a los 26’ tras una larga corrida de Cristian Rodríguez, quien definió apenas desviado ante la salida desesperada de Odriozola.

El picapiedra tuvo apenas una aproximación a los 38 minutos, cuando entre Rocha y Galli hicieron una buena jugada por derecha, Felipe metió un buen centro y Martiñones remató, desviándose la pelota en un rival y pasando cerca.

Para el complemento ingresaron Cristian Olivera por Panzariello y Matías Rigoleto por Lalinde. Paim pasó a jugar por derecha y metió buenas diagonales al centro. Una de ellas provocó una falta muy cerca del área (el tiro libre lo ejecutó Soto y pegó en la barrera) y la otra, bueno, también fue infracción al borde del área pero el juez Tejera (a instancias del línea) la cobró adentro.

Una jugada muy fina y difícil de apreciar en velocidad, pero justo es decirlo que la repetición muestra que no era penal. Lo ejecutó Martiñones, fuerte y al medio, y puso el 1-2 cuando iban 14 minutos del segundo tiempo.

Foto: Fotografías Fútbol Uruguayo.

El gol del descuento le dio un impulso anímico a los rojiverdes y puso un poco nerviosos a los aurinegros. Era el momento para dar el golpe de gracia y empatarlo. A punto estuvo Martiñones al minuto 21’, cuando bajó de pecho un envío aéreo, se sacó de encima a su marcador y definió con un toque suave ante la salida de Dawson. La guinda se fue por milímetros afuera.

El “Rata” a esta altura es sin dudas la mejor incorporación picapiedra para este 2018 (y pensar que casi no viene porque el elegido era Juan Cruz Mascia, quien finalmente declinó la posibilidad de venir a nuestro club).

Con el transcurrir de los minutos Peñarol se serenó y manejó el trámite con experiencia y carpeta. Rampla se fue quedando sin piernas, sin ideas y sin juego. Más allá de que la diferencia era solo un gol, no se veía por ningún lado la posibilidad de igualar. Ni siquiera pudimos meter un centro peligroso sobre el área aurinegra. Todos morían en las manos de Dawson.

El pitazo final llegó sin pena ni gloria para los rojiverdes. Una derrota más, quizás la menos dolorosa (por el nivel del rival) pero con el mismo sabor amargo que nos dejaron las demás.

En el próximo partido enfrentamos a Atenas en el Olímpico y será de vida o muerte. Un rival directo en la lucha por la permanencia y que perdió todos los partidos que jugó como visitante. Después tocará Danubio en Jardines, Torque de local y el clásico de visitante. Se necesitan por lo menos 9 de los próximos 12 puntos para recuperar un poco de terreno.

Ojalá este plantel y cuerpo técnico puedan sacar a Rampla de este difícil momento. Es lo que todos queremos. La directiva ya dio su respaldo y el apoyo de la parcialidad siempre estará. ¡ARRIBA RAMPLA!

domingo, 1 de abril de 2018

Un párrafo

El 0-0 entre Rampla Juniors y Boston River fue tan pobre que se puede resumir en un párrafo:

En el segundo tiempo, un jugador de Boston tiró un centro que se cerró y pegó en el travesaño. Unos minutos después Matías Rigoleto agarró una pelota suelta, se generó el espacio y escapando en velocidad quedó mano a mano con el arquero pero le pegó por arriba del palo. FIN.

No hay más que eso anotado en nuestra libreta de apuntes. Fue un partido realmente muy malo, con dos equipos que nunca lograron inquietar a su rival y un fuerte viento que los complicó a ambos.

Claro, si metíamos esa única chance que tuvimos y ganábamos 1-0 esta columna sería un jolgorio,  porque ganar en este momento es imperioso. Sin embargo, estas líneas son de preocupación, porque mientras antes había rendimiento pero no se daban los resultados, ahora no hubo ni rendimiento ni resultado: empatar de local con un pobre Boston River y en la situación que estamos sin duda es una mala cosecha.




(foto: PRENSA AUF)

Para este partido el cuerpo técnico decidió colocar a Mauro Brasil en la zaga junto a Soto, algo que pedía a gritos gran parte de la parcialidad, considerando que el juvenil que integra la selección uruguaya sub 20 iba a rendir mucho más ubicado en su puesto natural.

Ahí el problema pasa a ser quién juega en el lateral izquierdo. Es llamativo que con un plantel bastante amplio (estamos hablando de más de 30 jugadores) no tengamos un jugador consolidado para ese puesto (¡cómo te extrañamos Camilo!).

La opción fue colocar a Gabriel De León y traer como volante por la misma banda a Ignacio Panzariello, seguramente para mantener esa sociedad que hasta ahora venía funcionando bien. Claro, para ninguno de los dos fue lo mismo hacerlo por la banda inversa y con pierna cambiada, y al final con esa variante el equipo perdió más de lo que ganó.

Al pasar toda la banda derecha para la izquierda, había que ver a quién poner en como lateral y volante diestro. Apareció Mauricio Felipe atrás y Santiago González en el medio, que en algún momento habían jugado juntos con Fernando Araújo como DT. Después asumió el “Ronco” como interino y puso a Panzariello, quien merecidamente no salió más.

Pasando en limpio, los once titulares del rojiverde fueron Rodrigo Odriozola, Mauricio Felipe, Mauro Brasil, Matías Soto, Gabriel De León, Santiago González, Nicolás Rocha, Cristian Olivera, Ignacio Panzariello, Matías Cóccaro y Diego Martiñones.

Daba la sensación de que eran demasiados movimientos de futbolistas para arreglar un problema solo: la defensa, porque el resto más o menos funcionaba. Hemos destacado a pesar de las derrotas que el equipo jugaba bien de mitad de cancha hacia adelante, que manejaba con criterio la pelota, y que lo que faltaba era ser más precisos en los últimos metros. Incluso pese a esa falencia, Rampla había marcado un gol en todos los partidos del Apertura salvo contra Nacional.

Y al final de cuentas, contra Boston River vimos un picapiedra sólido defensivamente pero muy flojo en la generación de juego. El buen trabajo atrás se basó en la dupla Brasil - Soto, pero además con buenos rendimientos de Felipe y De León, quienes varias veces tuvieron que cerrar y lo hicieron correctamente.

El tema es que del medio en adelante lo de los rojiverdes fue muy pobre. El rival acumuló gente en el mediocampo (producto de su esquema con 5 volantes) y no dejó espacios para llegar tocando en corto, y ante ese panorama Rampla no tuvo un plan B. Por derecha Mauricio y Santiago no coordinaban bien y por izquierda Gabriel y el “Panza” generaban algún desborde pero siempre tomándose un tiempo más para meter el centro con zurda o enganchar para la derecha.

En el centro una buena tarea de Nico Rocha recuperando y saliendo, con Cristian Olivera muy desgastado corriendo detrás de la pelota, ya que Boston River sigue teniendo buena circulación de balón pese a no ser el mismo equipo del año pasado. Durante un gran tramo del primer tiempo nos costó muchísimo recuperar la guinda.

Para peor a nuestros jugadores no les salía nada. Hay una jugada que define lo que fue el partido. Teníamos un tiro de esquina a favor. Lo va a tirar Panzariello, espera unos segundos a que se muestre algún compañero. Aparece Olivera solo por el primer palo, contra la raya. Como para descargar atrás o incluso girar él mismo hacia el arco. El Panza se la tira a las apuradas (como “de garrón”) y le sale mal, yéndose la pelota para afuera.

Eso fue Rampla en este partido: una imprecisión tras otra. Mucha garra sí, como nos tienen acostumbrados estos muchachos, pero no más que eso. Solo a fuerza de ganas logramos que buena parte del segundo tiempo se jugara en campo rival, pero sin ningún tipo de riesgo para el arco contrario, salvo aquella chance mencionada al inicio de esta crónica.

Todos tenemos claro que la situación actual es crítica y no parece tener vuelta. Se han cambiado jugadores, se han probado diferentes esquemas, hemos ido ganando, hemos jugado bien, pero los triunfos no llegan y seguimos hundiéndonos en la tabla y poniendo peligro la permanencia.

En este espacio siempre hemos brindado un apoyo incondicional a cuerpo técnico y jugadores, y lo seguiremos haciendo, porque ante todo estamos para sumar, pero eso no implica ponerse una venda en los ojos y no querer ver la realidad.

El agradecimiento estuvo, está y estará, no solo por los logros deportivos y por el inmenso orgullo que nos han hecho sentir, sino también por el respeto y el cariño con el que siempre nos han tratado, pero por encima de todo y todos está RAMPLA JUNIORS. Una cosa no quita la otra.

En estas horas la Comisión Directiva se reunirá para evaluar la situación y si toma o no alguna determinación. Imaginamos que no es fácil estar en esta disyuntiva. Ojalá que lo que se decida termine siendo lo mejor para Rampla, que es lo que todos queremos.

Equipo de El Bravo Rampla - @elbravorampla