domingo, 11 de marzo de 2018

Llenos de vida, llenos de magia

Una vez más, Rampla mostró lo que es pelear por su vida y ganar. Ganarle a la adversidad, al mal momento, a ver de cerca la muerte ante la incertidumbre de no saber qué va a pasar el próximo año. Una vez más, Rampla está vivo y, como reza una de nuestras más populares banderas, vive y lucha.

El mismo plantel que no arrancó para nada bien el campeonato, logrando un punto de quince disputados, tuvo la noche más mágica en la historia del club (porque el 5-4 fue de tarde) y logró mucho más que su primera victoria en un torneo internacional. Confianza en el plantel y aliento no faltaban, por suerte nunca faltan, pero todos pensábamos que era muy difícil, ya que el presente futbolístico estaba lejos de lo esperado.


Pero si hay algo que está Rampla, es lleno de vida. Tanto así que durante todo el partido aplastó a su rival como si fuera una costumbre de todos los fines de semana. Fueron los mejores 90 minutos que yo le vi jugar a Rampla (y seguro que a muchas personas más les pasó lo mismo), donde se conjugaron el mejor juego del equipo y dominio sobre el rival en mucho tiempo, con la cuota heróica de partidos como la remontada ante Cerro Largo en 2015. Todos firmes, todos concentrados, todos rindiendo en su máximo nivel los 90' y dejando la vida en cada pelota.

Odriozola no dio ni un rebote, De León casi que fue el Pupi Zanetti, Rizzo apretó a todo rival que se le acercaba, Soto y Brasil no dejaron pasar una, Rocha hizo notar por qué es el capitán en el medio, Lalinde y Cóccaro presionando y mostrando su calidad de jugadores experimentados, además de construir el primer gol que inició otra remontada histórica para el club, y los que vinieron del banco, Martiñones, Galli y Rigoletto, acoplándose perfecto a la orquesta y coronando un rendimiento colectivo perfecto.

Nota aparte merece el tridente Paim-Panzariello-Olivera, que no deben de jugar separados nunca más. El despliegue de Igor y del Panza para jugar a la pelota, asistir por las bandas y correrlas, sumado a la calidad del conductor Olivera en su máximo esplendor (atacando e incluso defendiendo), para ganarse la ovación de la noche, la más ruidosa en años, y que toda América vea por que le dicen Mago.



Ni los más optimistas hinchas picapiedras (debo decir que yo no estaba entre ellos) pensaron en algo así. Una victoria de esas que te traen no solo la alegría propia, sino la ajena. Encontrarte con amigos de otros equipos que te felicitan genuinamente (algunos incluso fueron al partido), ver el resúmen en todos los canales de TV abierta y cable, y ver a la gente que no es de Rampla ni le importa mucho el fútbol ponerse contenta por la gesta de tu club, al punto de encontrar "post its" de felicitación en el escritorio de tu trabajo al día siguiente.


Ahora sigue el campeonato uruguayo, donde hay que mostrar una cara más parecida a la del jueves, y esperar al sorteo del 2 de Junio para ver cómo se sigue escribiendo esta historia en la Sudamericana. Pero todos estamos tranquilos, y no es por haber salvado el año desde lo económico. Es porque si hay algo que sabemos, es que este plantel deja todo aún cuando no le sale nada. Porque nos mostraron que ellos y nosotros, juntos, estamos llenos de vida. Y si nos lo proponemos, llenos de vida y llenos de magia.

¡¡¡Gracias muchachos!!! ¡¡¡Arriba Rampla!!!

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