viernes, 7 de noviembre de 2014

Previa del clásico de la Villa

Llegó el partido más esperado, en el que todos pensamos ni bien entró el penal de Diego Barboza contra Villa Teresa: el clásico de la Villa. No hace falta describir con palabras lo que significa este evento para los hinchas de Rampla. Lo bueno es que, al menos esta vez, parece que ese sentimiento ha calado hondo en nuestros jugadores y cuerpo técnico.

Más allá de que nuestro equipo llega muy bien, con tres triunfos consecutivos y luego de una resonante victoria ante Peñarol, vemos que todos los que hoy defienden los colores de nuestro club están mentalizados en lo importante que es este partido. La gente así se los ha hecho sentir casi desde que llegaron a Rampla. “Hay que ganar el clásico” fue la frase más repetida.

Y esta semana fue aún más intenso ese sentir. El hecho de que el primer equipo estuviera entrenando mientras en las instalaciones de nuestro Estadio Olímpico dirigentes e hinchas trabajaban intensamente por ponerlo a punto, en una sincera demostración de amor por el club, seguramente debe haber tocado la fibra íntima de los que saldrán a la cancha a procurar esa victoria que tanto merecemos. “Todo Rampla está jugando este partido” declaró Marcelo Saralegui, y vaya si será así!

Más allá de la ansiedad previa, estamos tranquilos. No creemos en favoritismos, pero confiamos plenamente en nuestros muchachos. Han dejado la vida en cada partido y sabemos que el clásico no va a ser la excepción. Nosotros, desde la tribuna, tenemos que gritar y alentar más fuerte que nunca. Este partido también lo jugamos los hinchas. Hay que ganarlo como sea.



El gran tema de la semana fue la fijación de nuestro Estadio Olímpico. Era evidente que nuestro rival no quería jugar allí, y que hicieron sentir su influencia en la Comisión de Seguridad de la AUF y el Ministerio del Interior, pero la Comisión Directiva de Rampla cumplió con lo solicitado, gracias al esfuerzo económico realizado y al trabajo incansable de hinchas y allegados. No había razones para privarnos de la localía.

Finalmente, un día antes del esperado choque y contrariamente a lo que anunciaban la mayoría de los medios de prensa, el Ministerio del Interior habilitó el Estadio Olímpico para el clásico de la Villa. Se hizo justicia. Los estadios no matan gente, matan los delincuentes, como los que fueron a nuestro festejo de 100 años a provocar y lastimar gente. Hay que controlarlos y punto. Y si no entienden que el fútbol es una fiesta, que no entren más a una cancha, pero no pueden tener de verdugos al resto de los hinchas y gente de bien.

Por suerte esta novela de la fijación tuvo final feliz. Rampla Juniors será local en su Estadio Olímpico.



El entrenador Marcelo Saralegui pondrá a los mismos 11 titulares que comenzaron jugando en la gran victoria ante Peñarol. Bernardo Long estará en el arco; Fabián Vargas, Emiliano García, Danny Tejera y Maximiliano Montero en defensa; Gonzalo Vega, Marcel Román, Diego Galo y Gustavo Aprile en el mediocampo; Paul Dzervus y Gonzalo Malán en ofensiva.

Los jueces serán Andrés Cunha, Mauricio Espinoza y Andrés Polero. Las entradas para la parcialidad de Rampla valen $150 para no-socios y $50 para socios. Menores hasta 6 años ingresan gratis. No habrá preliminar de Tercera División.

Los antecedentes en los últimos años no han sido buenos. Llevamos 8 clásicos sin victorias, de los cuales 5 han terminado en empate, varios de ellos en los que claramente merecimos ganar. Hay que remontarse al Apertura 2008 para encontrar el último triunfo clásico de Rampla. Fue 1-0 como visitante, con gol de Oscar Dastés, tras gran jugada de Gastón Puerari. Lo revivimos.



Sin embargo ,difícilmente se vuelva a repetir un clásico tan importante como el del Torneo Clausura de 1996. Se jugaba la última fecha y ambos equipos llegábamos jugándonos la vida por la permanencia. Un complejo sistema de promedios nos ubicaba por debajo de nuestro tradicional rival por menos de 1 punto. Esto provocaba que con el empate ellos de salvaran del descenso y nosotros tuviéramos que esperar otros resultados.

Empezamos perdiendo 0-1, luego de un dudoso penal sancionado por Julio Matto, que luego sería entrenador de nuestros vecinos. Empatamos en el primer tiempo gracias a un gol de Enrique Saravia, en una pelota quieta enviada nada menos que por Juan Ramón Carrasco.

El segundo tiempo fue un calvario. Rampla, dirigido por Tomás Sartorio, no le encontraba la vuelta al partido y sufría en cada contragolpe rival. Llegamos al tiempo cumplido, y el juez Matto dio 3 de adición. En la tribuna de ellos ya festejaban el empate como un triunfo. Hasta que vino un centro de Alexis Noble, Alejandro Cortazzo la peinó y el Quique Saravia la mandó al fondo de la red.



Dicen que los clásicos son finales, y ni que hablar cuando el partido en sí es una final. Difícilmente las circunstancias vuelvan a repetirse. Aquella vez el clásico era la vida y lo ganó Rampla, de atrás y en la hora. Goleadas hubo muchas en la historia, a favor y en contra, pero clásicos como aquel del 96´ no hubo ninguno.

Ojalá este sábado los hinchas de Rampla podamos volver a festejar. Nos merecemos esta alegría. Los dirigentes lo saben, los jugadores lo saben y el cuerpo técnico lo sabe. Si dejan todo por la camiseta como hasta ahora, hay razones para creer que es posible. Arriba Rampla!

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