domingo, 14 de octubre de 2012

Lección nº1: Nada es fácil


Es lógico que reine el optimismo en los hinchas de Rampla. Está claro que somos el gran favorito a ascender, el rival a vencer en esta divisional, que nos queda chica y ciertamente no nos corresponde. Es cierto también que se han realizado buenas incorporaciones y que se contrató un entrenador con sobrada experiencia en la categoría. Pero no podemos pensar que vamos a golear en cada fecha y que este retorno a Primera será un trámite.

Nada es fácil, fue la primera lección que nos tocó aprender en este proceso. Quedó demostrado en el debut ante Villa Teresa. Empatamos con un rival impresentable, un equipito de barrio, que se encontró con un penal antes de los 10 minutos, jugó con un hombre más a partir de ese momento y terminó yéndose del Estadio Olímpico como si le hubiera robado un punto al Barcelona en el Camp Nou. Este Rampla, el que puso Edgardo Arias en la cancha, es mucho más que Villa Teresa. Muchísimo más. El problema, es que esto no es lógica proposicional, es fútbol. Todo puede pasar. Como que te cobren un penal y te expulsen a un jugador, como que pegues 3 balones en los palos y la pelota parezca que no quiere entrar, como que el juez permita que los futbolistas rivales hagan tiempo a cara de perro, etc.

El equipo que presentó Arias, formó con Martín Barlocco, César Vargas, Federico Velázquez, Jonathan Souza Motta, Danny Tejera, Rodrigo Alvez, Darío Flores, Óscar Arce, Maureen Franco, Nicolás Guevara y Leonardo Medina.


Esta disposición táctica (click para ampliar) duró apenas 7 minutos. Tras un “tuya y mía” en el borde del área, un futbolista “tereso” (desconozco si hay otra forma de nombrarlos) se filtró en el área, Darío Flores aparentemente llegó a destiempo y le cometió penal. Si bien quedaba mano a mano con Barlocco, el rival no llegaba claro a definir, no tenía el balón totalmente dominado y aparte los defensas de Rampla prácticamente estaban encima suyo. Por eso es que me parece exagerada la expulsión decretada por parte del árbitro Óscar Rojas, lo cual ciertamente complicaría mucho más que un eventual gol rival, que al final fue concretado en la ejecución de la pena máxima.

A partir de ese momento, la defensa pasó a línea de 3, César Vargas subió hasta el medio sector, “Puchero” Álvez quedó como volante central y el colombiano Arce siguió jugando por izquierda. Con mucha rebeldía y por momentos buen juego, de la mano principalmente de la claridad y buenos pases de Maureen Franco, Rampla comenzó a inclinar la cancha y meter a Villa Teresa contra su área. El empate pudo llegar enseguida, cuando Guevara quedó mano a mano con el arquero tras un cabezazo hacia atrás de un defensor, definió con pierna zurda y el balón pego en el poste.

Con el paso de los minutos, los rojiverdes le iban encontrando la vuelta a la defensa rojiblanca. El negocio estaba por izquierda, con las subidas del colombiano Arce. Así casi llega el empate a los 30´, cuando el cafetero ganó en velocidad tras pase en cortada de Franco, cedió el gol a Medina que entraba por el medio, y el “búfalo” se la llevó por delante, sin poder definir, yéndose la pelota afuera. La misma receta un par de minutos después, esta vez con centro de Arce y cabezazo de Guevara que pega de lleno en el vertical. La mala liga nos perseguía. Ni que hablar cuando a los 38´ el “Coto” Vargas sacó una volea de 30 metros a lo David Beckham que también pegó en el palo, en este caso, inaugurando el travesaño, el poste que faltaba besar con la guinda.

Y cuando ya el “No podemos ligar tan mal” era vox populi entre la parcialidad picapiedra, Guevara pescó una pelota en un borbollón dentro del área, le pegó mordido y pudo meterla contra el palo, marcando el más que merecido empate y gritándolo con el mismo desahogo que sentimos todos en la tribuna. Así llegamos al final del Primer Tiempo, con un Rampla que fue muy superior pese al hombre de menos pero apenas pudo retirarse con un empate.



En el segundo tiempo fue otro cantar. Villa Teresa salió dispuesto a jugar el partido en el medio de la cancha y tratar de tener la pelota. Sus jugadores lo hicieron con un toque intrascendente, pero que por lo menos desgastaba a los jugadores de Rampla haciéndolos correr. De esa forma, los rojiverdes fueron sintiendo el esfuerzo realizado en los 45 minutos iniciales y cada vez les costó más hilvanar jugadas de peligro. También hay que tener en cuenta que era el primer partido de la temporada, y es lógico que los mejores frutos de la preparación física aún no se puedan ver.

Arias de todos modos intentó refrescar el equipo con variantes. Así ingresó Paul Dzeruvs por Nicolás Guevara a los 16 minutos. Desde mi punto de vista, Guevara era el más peligroso exponente de Rampla, aunque justo sea dicho, tenía amarilla desde el primer tiempo y sabemos que no es un futbolista que se caracterice precisamente por su juego limpio. Lo cierto es que el equipo sintió su ausencia, y más teniendo en cuenta que lo de Paul fue muy pobre.

Después entró Da Cunha por Vargas, que salió algo sentido y para jugar los últimos 15 minutos ingresó Santiago Ochoteco (incorporación para esta temporada) en lugar del colombiano Arce, quien bajó considerablemente su nivel con el correr de los minutos, pero en su defensa hay que decir que llegó sobre el final de la preparación y es el futbolista que más lejos está desde lo físico.



El complemento pasó sin pena ni gloria para ambos. Salvo una doble tapada de Barlocco en una jugada que comenzó con un futbolista de Villa Teresa claramente adelantado, no paso casi nada. Rampla no pudo generar ninguna chance clara de gol y a medida que transcurrían los minutos, los visitantes estaban cada vez más conformes con el puntito. De hecho, hicieron tiempo cada vez que pudieron, y contaron con la complicidad del árbitro Rojas que apenas adicionó 3 minutos de descuento.

Llegó el final del partido y dejamos 2 puntos impensados por el camino. Recién fue el primer partido y es muy temprano para realizar aseveraciones drásticas, estilo “jugando así subimos seguro” o “jugando así no le ganamos a nadie” (porque sabemos que en la hinchada de Rampla se escucha de todo). Además, un partido que se jugó casi en su totalidad en inferioridad numérica, no puede servir para sacar conclusiones definitorias.

En definitiva, cuando en el trabajo o en el barrio nos pregunten cómo salimos, tendremos que responder: “empatamos 1 a 1 con Villa Teresa” y soportar las cargadas que se vengan. Igual, somos de Rampla, tenemos espalda ancha para bancar.

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