sábado, 20 de octubre de 2012

Con gusto agridulce


El bravo Rampla cosechó un nuevo empate con sensaciones encontradas. Otra vez no sabemos si lamentarnos por las 2 unidades perdidas o conformarnos por conseguir 1 punto ante un panorama muy adverso, ya que en esta ocasión la igualdad fue conseguida en la última pelota del partido. Un ollazo desesperado de Souza Motta que peinaron hacia atrás, Guevara no alcanzó pero que el arquero rival tampoco, y Paul mandó de palomita al fondo de la red. Esa última jugada nos salvó de una derrota contra Torque que parecía consumada. ¡Menos mal! Porque para lo poco que mostró Rampla, la cosa ciertamente pudo ser peor.

El ambiente futbolístico uruguayo descubrió un nuevo club: Torque. Cualquier despistado que pusiera VTV este sábado a la mañana no tenía ni idea contra quien jugaba Rampla. A decir verdad, nosotros, los hinchas picapiedras, tampoco sabíamos mucho más. Creo que a fin de cuentas, el nivel del rival sorprendió a muchos. No era pan comido ni mucho menos. Armadito, consciente de sus limitaciones, le hizo un gran partido a nuestro rojiverde y si alguien nos dice que mereció llevarse la victoria, no tenemos muchos argumentos para discutírselo.

Rampla salió con Óscar Russo en lugar del suspendido Darío Flores como única variante respecto a la oncena del debut. La disposición táctica también cambió. Los dirigidos por Arias se plantaron con una línea de tres hombres delante de Martín Barloco, que fueron Jonathan Souza Motta, Federico Velásquez y Danny Tejera. César Vargas apareció como volante por derecha, Russo y Rodrigo Álvez como volantes centrales, el colombiano Óscar Arce por izquierda, y en ofensiva el tridente Maureen Franco, Nicolás Guevara y Leonardo Medina. Un 3-4-1-2 que probablemente era lo que Arias también tenía en mente ante Villa Teresa, pero no pudo plasmar por la expulsión tempranera de Flores.



La primera mala noticia llegó a los 3 minutos. Pelotazo largo de Franco para Arce y lesión inmediata del colombiano. Se confirmó que es un desgarro, por lo tanto estará alrededor de 1 mes fuera de las canchas. Arias puso a Tabaré Da Cunha, un volante con menos proyección que el cafetero y además con el perfil cambiado, que muy pocas veces pudo ser salida por su sector. A los 18´ el primer balde de agua fría. Jugada por izquierda, centro al segundo palo, Barlocco que arriesgadamente intenta cortar el envío y no lo logra, y el rochense Toscanini que se zambulle al gol por el segundo poste. En la primera llegada clara y concreta, Torque se ponía en ventaja.

Nos podremos quejar que llegaron una vez sola y nos vacunaron, pero justo es decirlo, Rampla no tuvo ninguna de esas en toda la primera mitad. Apenas algún centrito que terminó en rebotes y más rebotes. El tema es que Franco no estaba en su mejor partido y desde el mediocampo Russo y Alvez pusieron mucha garra pero no lograron darle una salida clara al balón. Los picapiedras terminaban buscando pelotazos largos a Medina y Guevara, que hacían lo que podían ante una defensa mucho más férrea que la de Villa Teresa.

La gran diferencia con el rival era en la velocidad. Torque jugaba a otro ritmo. Impreciso, igual que Rampla, pero mucho más vertiginoso. Esto, al tener la ventaja y dejar venir a los rojiverdes, le terminaría dando grandes dividendos. Una muestra clara fue cuando se moría el primer tiempo, Maureen se durmió, le robaron la pelota y sin perder un segundo habilitaron a Johnatan Alvez, grandote y veloz delantero (con pinta de wachiturro según algún parcial) que en pocos metros le sacó una ventaja suficiente a su tocayo Souza Mota como para definir con calidad ante la salida de Barlocco. Panorama más que complicado para el complemento.


“¿Cómo revertimos esta historia?” era la gran pregunta en el entretiempo. Edgardo puso a Enzo Ventoso por Vargas, haciendo debutar oficialmente al juvenil volante. Da Cunha pasó a la derecha y Ventoso le dio esa salida por zurda que el equipo perdió cuando se retiró lesionado Arce. Sin ser gran cosa, Rampla mejoró y por lo menos empujaba a Torque contra su área, generando varios tiros de esquina. En uno de ellos, a los 15´ vino el descuento. Salió mal el arquero visitante, entre el borbollón de ramplenses alguien cabeceó hacia el arco, la pelota pegó en el horizontal y le quedó a Souza Motta, que con tantas dificultades para dominarla como tiempo disponible para hacerlo, la mandó al fondo de la red.

Debíamos capitalizar ese envión anímico del 1-2 para empatar rápidamente y luego buscar la victoria. A los 18´ el arquero dio rebote tras un tiro de “Puchero” Álvez y Guevara convirtió, pero Siegler anuló el tanto por posición adelantada. Después Saúl Rivero, experiente DT del visitante, hizo 2 cambios que resultaron ETERNOS. Entre la lentitud del 4to. árbitro para poner el cartel, que los sustituidos salieron uno por vez y con tremenda parsimonia (haciendo la clásica, me bajo las medias para robar unos segundos más), el partido cayó en un freezer. Aunque nos moleste, son las reglas del juego. Yo, si soy el técnico rival, hubiera hecho lo mismo.

Rampla volvió a caer en las mismas imprecisiones del primer tiempo. Arias puso a Paul Dzeruvs a los 29´ por Leonardo Medina, y lo mandó a jugar bien abierto por la derecha. Da Cunha pasó a la izquierda y Ventoso quedó de enganche, con Franco y Guevara como delanteros netos. Lo cierto es que esta formación más ofensiva en nombres (no traducida en juego) implicaba riesgos y el visitante los hizo pagar. A los 37´ Nicolás Milessi picó desde atrás, recibió el pase a lo pívot del centrodelantero Alvez y puso el 3-1 definiendo cruzado ante la salida de Barlocco.

 ¿Partido liquidado? Algunos parciales lo entendieron así y empezaron a levantarse de sus asientos. Afortunadamente, el equipo no les dio tiempo de irse. Apenas 1 minuto después, Da Cunha metió un centro cruzado, Guevara la peinó y la puso arriba en el segundo palo, dejando sin asunto al arquero. Era 2-3 y faltaban 7 minutos más el descuento. Se podía! Claro que si! El tema es que pese a estar cerca en el marcador, seguíamos lejos en juego. En esos minutos finales, no generamos una sola chance para empatar, hasta que llegó el “que sea lo que Dios quiera” del final y empatamos.

Como todo en la vida, este comienzo depende del punto de vista con que se lo mire. Seguimos sin ganar y haber perdido 4 de los primeros 6 puntos parece mucho, pero por otra parte, ningún equipo pudo triunfar en los 2 partidos, por lo tanto estamos a tan solo 2 unidades de los puestos de ascenso directo (la vieja y querida “si el campeonato terminara hoy”). La cuestión es que no termina hoy, falta muchísimo, pero lo que es indudable es que el equipo debe mejorar mucho también. Este empate sirve más que nada en lo anímico para el plantel, por no debe vendarnos los ojos. Jugando como hoy no vamos a llegar muy lejos.

Somos conscientes de la impaciencia que tenemos los hinchas de Rampla. Nos queremos ir ya de esta divisional, a la que nunca tendríamos que haber vuelto. Sabemos que somos el rival a vencer, el candidato de todos, por historia y por presente. Ahora, eso no se puede transformar en un elemento en contra. No nos podemos enloquecer. El favoritismo lo tenemos que usar a nuestro favor. Tenemos que apoyar y alentar. Hacerle sentir el rigor a los rivales. No putear a un jugador nuestro ante la primera adversidad, porque esto es fútbol y esto es el bravo Rampla, acá “hasta el último segundo, por la victoria luchás”.

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