lunes, 15 de mayo de 2017

Se hizo justicia

Hace tiempo venimos comentando que poco a poco Rampla está recuperando su identidad. Esos valores de cuadro duro y corajudo, de jugar bien o mal pero siempre dejando la vida en cada pelota, de luchar hasta el último segundo por la victoria. Eso que fue pilar fundamental de nuestra historia, y que comenzó a recuperarse con el último retorno a primera, incluyendo aquel 5-4 sobre Cerro Largo que nadie olvidará jamás.

La identidad humilde y trabajadora, de tener siempre la frente en alto, y con la honestidad y el coraje como estandartes para levantar la mano votando por lo que es mejor para nuestro fútbol uruguayo, aunque eso fuera en contra de los intereses de los dueños de la pelota.

Sin sentir vergüenza por juntar moneda por moneda, colecta tras colecta, para conseguir los fondos que permitan cumplir con los salarios de nuestros jugadores, respetando ante todo sus derechos como trabajadores, y entendiendo la necesidad de llevarle el pan a sus familias.

Comprendiendo que todos somos importantes: jugadores, entrenadores, dirigentes, hinchas, familiares. Que juntos somos más fuertes, y que solo unidos podemos aspirar a conseguir los logros que tanto anhelamos. Muestra de eso es, por ejemplo, que hinchas de otros Rampla del país vinieran especialmente a Montevideo para aportar su aliento al equipo en este clásico.



(foto: Emilia Lampariello)

Esto de tirar todos para el mismo lado tenía que dar sus frutos. Y el primer premio que se avizoraba en el horizonte era ganar el clásico del barrio. No pudo ser en el Uruguayo Especial, donde estuvo la actitud aunque no alcanzó para lograr el triunfo, pero se dieron muestras que jugando con la entrega de aquella tarde, viviendo así estos partidos tan especiales, la victoria clásica no iba a tardar en llegar. Llegó, y se hizo justicia, porque todos lo merecíamos.

No era fácil. El rival tiene buenos jugadores e hizo una excelente campaña, pero a un Rampla unido y luchador esas cosas no lo iban a amedrentar. Como tampoco nos iba a achicar que ellos concentraran en un pomposo hotel en Punta Carretas, o que tuvieran a la cadena internacional propiedad de la empresa dueña del fútbol uruguayo estampada en su camiseta. AL CONTRARIO, esas cosas nos agrandan, porque nos motivan a redoblar el esfuerzo.

En esta ocasión no esperen un análisis gran futbolístico en esta crónica. El partido seguramente lo vieron todos, por televisión o en la cancha. Vieron como en el primer tiempo Rampla neutralizó a su rival, que solo llegó con peligro por un error nuestro en el intento por salir jugando con pelota. Notaron como los rojiverdes iban con alma y vida a cada pelota dividida, marcando la cancha de entrada.



(foto: Florencia Franco - Ramplajrs.com)

Y también observaron como el ingreso de Alex Silva por Santiago González (que debió salir lesionado) le dio otro peso ofensivo al equipo, que antes solo había llegado tímidamente con un remate de media distancia de Adrián Leites y un buen pase en profundidad para González que ante la salida del arquero la tocó al medio, quedándole la pelota a un defensa rival cuando Mati Rigoleto esperaba atrás con el arco libre.

Enseguida la presencia de Silva fue relevante, ganando por arriba y luchando cuerpo a cuerpo, cubriendo balones y descargando con sus compañeros. Así le permitió a Rigoleto hacerse un espacio y sacar un remate desde la medialuna que fue controlado por el arquero. Y en la última jugada del primer tiempo Matías entró al área tras pase de cabeza de Alex y no pudo rematar bien, yéndose la pelota desviada.

El segundo tiempo ellos lo empezaron mejor, justo es decirlo, pero el bravo Rampla aguantó. Con una soberbia tarea de su pareja central Emiliano García y Matías Soto. Emiliano, el capitán, se hizo sentir en todo el campo, todo el partido. Fue un CAPITÁN con todas las letras. Lo de Soto fue colosal, exuberante. Pegó cuando tuvo que pegar, quitó y se impuso cuando se podía, y sacó al equipo adelante varias veces.

Por su parte Mauricio Felipe y Camilo Cándido raspaban como se debe en las bandas, y no se achicaron pese a terminar ambos amonestados. Y aunque el rival se viniera ellos nunca dejaron de proyectarse al ataque. En el mediocampo Rocha se llevaba a todos por delante, y Prieto los corría a hasta abajo de la cama.

Por afuera Ignacio Panzariello y Adrián Leites jugaban y hacían jugar, siempre con buen criterio, escondiendo la guinda hasta que se presentara la posibilidad para meter un pase o generar una infracción. Y arriba lo que ya mencionamos: Alex bajando un sinfin de pelotas y Matías corriéndolas, esperando su chance.

Así llegamos a la recta final, no sin antes señalar la perfecta actuación de Rodrigo Odriozola bajo los tres palos, tapándole un mano a mano al goleador rival, descolgando centros y ordenando a sus compañeros. Y algo fundamental: transmitiendo seguridad en todo momento.

Cuando iban 23’ minutos el “Ronco” mandó a Cristian Olivera a la cancha, saliendo Leites. CAMBIO FUNDAMENTAL. Rampla pasa a jugar con un 4-3-1-2, con Panzariello volcándose a la izquierda y el “mago” como enganche. Esa distribución de futbolistas permitiría concebir la jugada del primer gol.

La iniciaron Cándido y Panzariello por izquierda, Camilo la trajo al medio y se la dio a Alex, que de primera “la pinchó” entre los zagueros, donde Olivera se filtró para quedar solo contra el arquero y definir con calidad, suave, a un costado. UN GOLAZO, que cierto zaguero ex picapiedra que se encargó de agraviar a nuestro club en la semana previa vio en primera fila.



(foto: Florencia Franco - RamplaJrs.com)

Ganaba Rampla 1 a 0 pero todavía faltaban 15 minutos más los descuentos. Sin embargo, nuestros futbolistas mostraron temple e inteligencia, haciendo tiempo cada vez que se presentó la oportunidad, COMO DEBE SER. El rival pasó algunos minutos de confusión, evidenciando el impacto del gol, pero luego de un par de cambios logró inclinar la cancha hacia nuestro arco.

El cuerpo técnico mandó a Santiago Correa a la cancha como volante por izquierda, en lugar de un extenuado Panzariello, pero nada de colgarse del palo a defender: se mantuvo el mismo esquema táctico. Sufrimos con algún balón aéreo más que nada, donde debemos destacar un despeje de cabeza de Alex Silva sobre el segundo palo que evitó el tanto de un rival que entraba por atrás.

Y cuando iban 40 minutos llega esa obra de arte de Matías Rigoleto que todos vieron (o verán en el resumen que publicamos al final de la crónica). En una jugada sin riesgo aparente, tras una peinada de Alex contra el costado derecho, al Mati le gustó para pegarle al arco y sorprender al arquero, y a aquel flaco zaguero que otra vez fue espectador de la escena. La idea de Matías fue buena, pero la ejecución fue perfecta. La palabra GOLAZO le queda chica.

Ahí cada grito de gol tuvo, además de la emoción con la que se celebró el primero, un componente de certeza de que era el gol del triunfo, de que esta vez no se nos iba a escapar. Pero claro, esto es Rampla, y siempre hay lugar para un poco de sufrimiento.

Otra vez se cantó el funestamente mufa “un minuto de silencio” y al instante nos convirtieron el 1-2. Por favor, aprendamos de una vez a no festejar antes de tiempo. Dicho esto, corresponde reconocer la gran fiesta que fue la tribuna picapiedra, alentando todo el partido con paraguas, globos y banderas, más un par de remeras con letras que generaron un poco de revuelo (guiño, guiño).



(foto: Emilia Lampariello)

El partido estaba 1-2 y muchos vieron los fantasmas de aquel clásico que ganábamos 2-0 y terminó igualado en el Estadio Centenario. Otros teníamos la tranquilidad de que esta vez eso no iba a pasar, porque estos jugadores no iban a permitir que eso pasara. Y jugaron los 5 minutos adicionales con inteligencia, garra y mucho temple.

Camilo se corrió toda la cancha en un contragolpe y cuando llegó a definir su remate terminó atajado por el arquero. Pudo ser el 3-1, pero no sería necesario. Se llevó la pelota contra el banderín, se generaron faltas, etc. En definitiva, se hizo todo bien, y en cierto modo lo padecido ante Nacional y Peñarol sirvió para aprender (como reclamamos en estas crónicas).

Tan es así, que la última jugada es un tiro libre de Emiliano García que saca el arquero rival. El partido termina con Rampla atacando, buscando un gol más, y el rival completamente impotente, sin tener ni siquiera la oportunidad de igualar. Pitó el juez Héctor Martínez y se terminó el maleficio: el clásico de la Villa volvió a ser de Rampla.

Ya habrá tiempo de hablar del Campeonato Intermedio que se viene, pero ahora es el momento de festejar, y como estamos en series diferentes, tenemos al menos hasta la última fecha del clausura para disfrutar esta alegría. Ahí llegará el momento de volver a sacar a relucir la estirpe, y de darnos el gustazo de volver a ganarles. Ya demostramos que podemos. ¡ARRIBA RAMPLA!

Equipo de El Bravo Rampla:
Marcelo Baruffaldi (@crearoreventar)
Emilio Fernández (@DurosConceptos)
Adrián Barreto (@adribarreto90)

1 comentario:

  1. Este grupo se merecia este triumfo x todo lo que se sufre cuando te roban y la impotencia que te da no poder expresarte x que los Dictadores de la Auf te Suspenden. El hincha Siempre esta y tambien se lo merecian. Coincido Rampla juega a otra cosa y con variantes. Vislumbro un Titulo en Corto plazo si todo es Normal en la cancha y no como ya nos paso. Vamo Arriba.

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