En la calurosa tarde
de San José, el árbitro Christian Ferreyra acaba de dar por
finalizado el encuentro entre Torque y Rampla Juniors, con empate 0 a
0. La tribuna picapiedra se divide entre quienes dicen “ya está,
Atenas no le puede ganar a Nacional” y los más cautos que
sostienen “es fútbol, todo puede pasar, todavía no estamos
salvados”.
Es que el del fin de
semana fue un partido de 180 minutos. En los 90 primeros, Rampla hizo
lo suyo. Obtuvo lo que fue a buscar a San José. No podía perder con
Torque y se aferró a eso, lo cual no quitaba que se pudiera
presentar alguna chance para ganarlo. Y esa oportunidad estuvo,
primero en el notable cabezazo de Servetti tras centro de Cándido, y
luego en el rebote cuando Delis Vargas define desviado, solo de cara
al arco.
Esta vez el resumen televisivo es bastante certero. No pasó mucho más que lo que se puede ver acá.
Este empate con Torque no solo dejaba abierta la posibilidad de quedar salvados una fecha antes, sino que en caso de ocurrir un triunfo de Atenas sobre Nacional bastaba con igualar el clásico para mantener la categoría. Claro que ningún hincha de Rampla quería llegar a esa instancia. Como se dieron los hechos, los vecinos no podrán ni siquiera especular con la posibilidad de mandarnos al descenso. Atenas no pudo ganarle a Nacional y el picapiedra llega salvado a la última fecha.
A eso vino Julio
César Antúnez. Para eso se lo contrató. Y gustará o no su forma
de jugar, alguna de sus declaraciones no caerá simpática, pero el
hombre planificó, trabajó y alcanzó el objetivo una fecha antes.
¿Qué más queremos?
Si, eso queremos,
ganar el clásico. Y que la hinchada de Rampla se quede tranquila, el
“Tola” sabe perfectamente la importancia que tiene este partido.
Lo que declare para las cámaras es otra cosa. No caigamos en esa. Lo que se necesita esta semana es apoyo y más apoyo. Hacerles sentir que estamos todos juntos y que este partido es la final del mundo.
(foto: AUF OFICIAL)
Lo primero era
mantener la categoría y se logró. Ahora todas las baterías puestas
en darle una gran alegría a nuestra parcialidad. Jugar a ganar sin
la presión de la tabla, sin tener la oreja en lo que pasa en las
otras canchas.
Antes de terminar
este artículo, van dos reconocimientos que son menester. A toda la
gente que trabaja cada día por el club: dirigentes, funcionarios,
allegados, etc. A los que están ahora y a los que estuvieron hasta
mitad de año. A los que trabajan en juveniles, a los que venden
rifas, a los que organizan actividades culturales en la sede, a
todos. Para que Rampla se consolide como institución se necesita el
esfuerzo de toda la familia ramplense UNIDA. Sigamos por ese camino.
Y finalmente, un
reconocimiento al plantel de futbolistas. Estos verdaderos leones que
se han levantado cada vez que les tocó caer. Que lograron
sobreponerse a adversidades de todo tipo. Que con aciertos o errores
siempre dejaron hasta la última gota de sudor por la camiseta. Y que
a pesar que deportivamente no fue un buen año nos han regalado
grandes alegrías como el 4-0 de la Copa Sudamericana o el triunfo
ante Peñarol. GRACIAS MUCHACHOS.
Les queda un
esfuerzo más para darnos la alegría más esperada por todos. Solo
les pedimos un plus más. Más fuerza en cada tranque. Más impulso
en cada salto. Más concentración en cada pelota quieta (¡en los
córners rivales por favor!). Más precisión a la hora de definir
frente al arco. Un poquito más de todo lo mucho que ya han dado.
Sabemos que pueden y ahí estaremos para apoyarlos. ¡Arriba Rampla!