lunes, 25 de febrero de 2019

Un tormento

No es fácil ser hincha de Rampla, nunca lo fue. Sin embargo, es nuestro orgullo y nuestra carta de presentación. Antes de saber incluso nuestro nombre, la gente en muchos lugares (trabajos, centros de estudio, etc) nos identifica como "el hincha de Rampla" o "la hincha de Rampla". Por eso quiźas nos duele tanto poner la cara después de una goleada como la del lluvioso sábado pasado.

Rampla es sinónimo de esfuerzo, de garra, de luchar hasta el final, y nada de eso se ve reflejado en un 0-5. Quienes vieron el partido dirán "fue un resultado mentiroso", pero de poco nos sirve ese consuelo. No saben que, más allá de la desazón puntual, lo que más nos atormenta es lo que se viene.

El partido con Peñarol seguramente lo vieron todos, y sino pueden observar las principales acciones en el resumen, donde queda claro que hasta el 0-2 el picapiedra merecía ampliamente la igualdad. Errores en la definición, las virtudes del arquero rival y un poco de mala fortuna lo impidieron.

Hasta ese momento, la postura del equipo era muy buena. Rampla tapó el juego por las bandas de Peñarol (gran tarea de nuestros laterales y volantes externos), prácticamente anuló a Gargano con la presión del argentino Gaspar Vega, distribuyó con paciencia e inteligencia la pelota (con un Álvaro Fernández muy lúcido) y cada vez que Juan Albín se pudo soltar fue una amenaza ofensiva (pese a que estuvo impreciso en los centros). Solo nos faltaba el gol.

Por todo esto es que nadie entiende (ni nuestros hinchas ni la prensa especializada), por qué el cuerpo técnico decidió desarmar todo eso, sacando a Mauricio Felipe y colocando a Leonardo Melazzi, pasando a jugar con una "suicida" línea de 3 defensores cuando todavía quedaba media hora de juego. Darle espacios a un equipo del calibre de Peñarol nunca es una buena idea.

Y así vino el 0-2, luego la expulsión de Melazzi (en una inentendible decisión del árbitro Ostojich) y la debacle que terminó en goleada. Puede sonar raro lo que voy a señalar pero pese al abultado resultado en contra, considero que los rendimientos individuales de nuestros futbolistas no fueron malos, de hecho algunos fueron muy buenos (Álvaro Fernández, Gaspar Vega, Diego Rosa). Entonces más molesta aún haberse llevado semejante cachetazo.

Ojalá esto sirva de aprendizaje. Nos pasó con el "Ronco" López en su momento. Luego de un campeonato inolvidable donde levantamos resultados hasta con Cazulo de golero, quisimos hacer lo mismo y nos comimos un 1-6 de local contra Defensor en el debut y un 0-7 contra River un par de fechas después.

Entendemos que hay buen plantel, buenos futbolistas, y que el equipo por momentos ha mostrado cosas interesantes en estos dos primeros partidos, pero claramente hay problemas tácticos y de funcionamiento. Los plazos para corregirlos se agotan. Cada fecha que pasa y no sumamos es acercarse al abismo.

Ahora se viene Defensor, nuestra sombra negra, que también llega golpeado por una goleada (0-3 ante Cerro Largo) y con dos derrotas en dos presentaciones. Romper la racha de más de 30 años sin ganarles por campeonatos uruguayos parece ser lo único que nos puede ayudar a iniciar la remontada.

Desde este espacio seguiremos apoyando, porque siempre lo hemos hecho, pero sin ponernos una venda en los ojos. Señalar errores no es atacar a nadie, es el primer paso para corregirlos.

Comentario: Marcelo Baruffaldi

RESUMEN DEL PARTIDO

lunes, 18 de febrero de 2019

En deuda

Antes del debut de Rampla Juniors en la temporada 2019 creo que todos podíamos decir que el picapiedra llegaba con la mejor preparación posible. Con entrenador designado ya desde el año pasado (más allá de estar de acuerdo o no con el elegido), una semana de preparación en Argentina enfrentando rivales de alto nivel, el plantel completo un mes antes del debut (el último en sumarse fue Walter Ibáñez y se incorporó el 21 de enero) y una serie de incorporaciones importantes, principalmente las de Juan Albín y Álvaro “Flaco” Fernández. Hasta el campo de juego del Estadio Olímpico lucía como nunca. Estaba todo dado para empezar con buen pie.


Sin embargo, tanta expectativa parecía derrumbarse a los 20 minutos, cuando Rampla ya perdía 0-2 luego de evidenciar enormes desajustes defensivos y una escasa capacidad de generar ocasiones de gol en el arco contrario. El descuento convertido por Pablo Pereira a los 29' (tras una notable acción individual del juvenil Santiago Vega) reavivó la ilusión, pero a los 41' y de pelota quieta el 1-3 caía como un balde de agua fría.

Los 15 minutos del entretiempo nos dejaron a todos los ramplenses con la mirada perdida, buscando explicaciones. Desde nuestro punto de vista, entendíamos que Rampla tenía argumentos ofensivos para remontar el resultado, pero claro, primero había que corregir las enormes falencias atrás.

Los mismos 11 que iniciaron el partido saldrían a jugar el complemento: Rodrigo Odriozola, Mauricio Felipe, Gonzalo Rizzo, Walter Ibañez, Lucas Rodríguez, Ignacio Panzariello, Jhony Galli, Álvaro Fernández, Juan Albín, Santiago Vega y Pablo Pereira. Vega fue el mejor de los nuestros, encarador y veloz, en un equipo lento y anunciado, sin sorpresa.

Las dificultades en defensa se dieron principalmente por el sector izquierdo, donde Lucas Rodríguez (juvenil cedido por Defensor que debutaba en Primera) no podía con Rosso y el “Colo” Ibáñez tampoco estaba firme para cerrar (una falla suya propicia el primer gol de los “gauchos”). También hay que decir que faltó ayuda de los volantes, donde Galli era el único neto de marca.

En el plano ofensivo no se veía una idea de juego clara. Albín por momentos era un punta más pero como no le llegaba la pelota terminaba bajando casi hasta campo propio. Pablo Pereira pivoteando pero muy distante del área, Panzariello lejos del nivel mostrado en su anterior pasaje por Rampla y “Flaco” Fernández jugando también muy atrás.

Progreso lógicamente se refugió en su campo y realizó una buena tarea cerrando espacios, pero también es cierto que Rampla mostraba poca movilidad, a punto tal que en varios pasajes del primer tiempo Albín iba de un lado al otro y levantaba sus brazos pidiéndole a sus compañeros que se mostraran para recibir.

El único distinto era Vega. Recibía y avanzaba como si la llevara atada al pie. Varias veces lo cortaron con falta, hasta que medio a los ponchazos pudo meterse al área luego de quitarse un par de rivales de encima y Pereira (que había iniciado la jugada) aprovechó para definir contra el palo y poner el descuento.

Para el segundo tiempo se vieron algunas mejoras. Lucas Rodríguez mucho más firme en el sector izquierdo, Galli acrecentó aún más su figura, quitando balones y entregando bien, y Albín pareció encontrar un lugar más cómodo: recostado contra la derecha.

Ya a los 2 minutos casi llega el 2-3. Vega desbordó por izquierda y se filtró hasta la línea final, a pura velocidad y habilidad. Entrando al área chica la dio al medio donde Albín parecía que solo tenía que empujarla, pero no le dio bien y el arquero evitó el tanto. Una lástima que no la verán en el resumen televisivo.

A los 9' otra vez Vega complicando a la defensa rival, esta vez derribado con falta muy cerca del área, sobre la derecha del ataque. Sector ideal para la zurda de Albín. El tiro libre fue fuerte y arriba, aunque un poco centrado, y el arquero Nicola Pérez la sacó por arriba del palo. En ese córner se generó la jugada del penal por mano dentro del área que nosotros a lo lejos realmente no vimos. Albín se sacó la mufa y con un remate perfecto, fuerte y abajo, puso el 2-3. Quedaban todavía 35 minutos para buscar el empate y por qué no el triunfo.

Con el equipo entonado por el descuento, al técnico Julio César Toresani no se le ocurrió mejor idea que sacar a Vega, despertando el abucheo generalizado de la parcialidad ramplense. Insólita decisión del entrenador argentino. En su lugar entró Leonardo Melazzi, quien seguramente tenía que entrar pero nunca al precio de sacar a Vega.

Sin embargo, a los 19' el devenir de los acontecimientos pareció darle la razón al entrenador. Melazzi puso un centro perfecto al segundo palo y Pablo Pereira con toque corto marcó el 3-3. A partir de ese momento Rampla contó con un par de chances para seguir de largo.

Primero lo tuvo Pereira, entrando al área por izquierda luego de un centro de Felipe y posterior “peinada” del “Flaco” Fernández, pero el “huevo” no le dio bien de zurda y el arquero la sacó al córner. Después una gran combinación al borde del área entre Albín y Fernández en la que al “Flaco” le sacan justo la pelota cuando quedaba mano a mano con el arquero.

A medida que fuimos llegando al final los rojiverdes comenzaron a sentir el desgaste físico (Rampla dominó campo y balón durante todo el partido) y el rival, que casi que “hizo la plancha” desde el minuto 3, se propuso atacar con otra frescura.

A los 34' salió Rodríguez lesionado y Toresani puso a Édgar Martínez de lateral izquierdo, lo cual evidencia una desacertada conformación del banco de suplentes, si bien es cierto que las dos variantes naturales en ese sector no estaban a la orden: Gastón Rosello lesionado y Camilo Cándido suspendido. Servetti por derecha y Felipe por izquierda podía ser una buena opción pero el “Popi” no estaba entre los suplentes. Incluso bajar al juvenil Diego Rosa, que había ingresado como volante por zurda, era mejor que mandar a Edgar aquel sector.

Sobre el minuto 39 Progreso aprovecharía el desorden ramplense para marcar el cuarto gol. El volante Rodrigo Viega, que estuvo solo toda la jugada, recibió la guinda cerca de la medialuna y se disfrazó de Luca Modric para vencer a Odriozola. Rampla ya no tuvo ideas para intentar otra vez el empate, además de que el golpe anímico fue muy fuerte.

Lo peor en el final fue la segunda amarilla recibida por Jhony Galli (excesiva a nuestro gusto, si bien estaba amonestado no era una falta para expulsión) y de esa forma el volante se perderá el próximo partido ante Peñarol.

Este debut ha dejado varias dudas. Lo más preocupante es que no se aprecia que Toresani haya encontrado el equipo y el funcionamiento deseado, a pesar de la extensa preparación que tuvo el plantel. Deberá seguir probando sistemas y jugadores. Es claro que al equipo le faltó orden defensivo, más marca en el medio de la cancha, y movilidad y variantes en ofensiva.

Lo positivo es que hay plantel y futbolistas para jugar mucho mejor. Albín claramente es flor de jugador y se lo vio con muchas ganas, poniéndose el equipo al hombro. Fernández mostró un gran despliegue, terminando casi exhausto. Vega una gratísima revelación que merece más minutos en cancha. Melazzi un jugador desnivelante que sea como titular o saliendo del banco puede aportar cosas diferentes. Y Pablo Pereira en lo suyo: dos goles en tres llegadas al área.

El año es largo y no hay que ser tremendistas. Si Rampla pasaba 4-3 (cosa que perfectamente pudo ocurrir) todos íbamos a sentir que ya estábamos en una copa. Perdimos y duele, es una gran decepción teniendo en cuenta la expectativa generada. Se viene Peñarol y después Defensor. El equipo está en deuda, y tiene dos oportunidades preciosas para demostrar que es mucho más que lo mostrado en el debut.

Comentario: Marcelo Baruffaldi
Fotos: Adrián Barreto