Desde mi humilde punto de vista, salvo el primer tiempo
contra Villa Teresa y los primeros 15 minutos de hoy contra Rocha, Rampla fue
un equipo anodino y previsible, que parece jugar con displicencia. Pensamos que
como somos superiores (en los papeles) vamos ganar caminando los partidos. Así,
hasta que nos meten un gol y nos enloquecemos. Todavía no nos dimos cuenta que
hay que salir a llevarse por delante a los rivales desde el primer minuto hasta
el último. Mirá lo que era el golero de Rocha:
Un gordito! A este tipo no le pudimos hacer un gol! Los primeros 15
minutos creamos alrededor de 6 o 7 chances. Al minuto, el debutante Salvador
Sasson tuvo el gol entrando por el segundo palo, pero remató por arriba del
palo. La más clara fue una linda jugada entre Maureen Franco y Medina, que
terminó con el zurdo ex Cerrito rematando cruzado afuera ante la salida del
arquero. Hubo también otro remate de Maureen que se desvió en el camino y un
cabezazo de Guevara que pasó cerca.
El tema es que con el paso de los minutos, el rival fue
ajustando las marcas. Ya no sorprendieron los pases profundos de Darío Flores
ni las subidas de Vargas, le quitaron espacios a Guevara y a Medina, y se terminó
Rampla. Punto. El partido entró en un pozo de imprecisiones y faltas (el juez
novato cobró hasta cuando un jugador respiraba fuerte) y los rochenses nos
vacunaron con un penal (bien cobrado tras inocente falta de Sasson) y un tiro
libre que le colgaron del ángulo a Barlocco. En cuestión de minutos estábamos
2-0 abajo.
El rojiverde no tuvo reacción ni variantes. Arias puso a
Paul Dzeruvs y sacó a Medina. Delantero por delantero. Después, en el entretiempo,
puso a Da Cunha en lugar de Vargas, otro cambio de nombres pero no de sistema. Perdiendo
0-2 con Rocha como locales, seguimos jugando con la misma figura táctica (a mi
criterio, excesivamente conservadora). Recién la tercera variante, promediando
el período complementario, fue un mínimo esbozo ofensivo: entró Enzo Ventoso y
salió Rodrigo Alvez.
Nosotros no somos entrenadores ni trabajamos toda la semana
con el grupo, pero no hay que ser Pep Guardiola para darse cuenta que a Rocha
había que meterlo contra su arco poniendo gente arriba. Con el mismo timorato
rendimiento, tuvimos un par de chances, como un cabezazo de Franco tras centro
de Ventoso que sacaron en la línea, y otro golpe de cabeza de Guevara que besó
el horizontal. Fue eso y nada más. Morimos con los ojos abiertos.
Está claro que la situación es muy preocupante. Más allá de
los resultados (que son muy malos), preocupa el rendimiento. Ver un equipo de
Rampla así, dando lástima, es muy doloroso para nuestra parcialidad. Desanima
muchísimo a la gente y suponemos que al plantel también. La frustración cada
uno la canaliza como puede. Acá nunca vamos a justificar las agresiones, pero a
la gente también hay que entenderla. Es necesario un sacudón. Una reacción. Se
necesitan cambios futbolísticos y de actitud urgentes. El tiempo pasa, y el
camino a Primera División se hace cada vez más cuesta arriba.
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