Corresponde comenzar esta crónica con
una aclaración: como hinchas de Rampla estamos sumamente felices y
agradecidos por haber disfrutado lo que para muchos es la
primera participación del picapiedra querido en una competición
internacional. Fue maravillosa la previa, tanto en Perú como en
Uruguay y el resto del mundo, con la ilusión y la alegría de
ramplenses de todas partes palpitando este partido tan lindo.
Jamás olvidaremos esta experiencia,
los que fueron a Perú y los que lo vimos por televisión, y el
agradecimiento para quienes nos permitieron vivirla (jugadores,
cuerpo técnico y dirigentes) es y será enorme siempre.
Dicho esto, creemos que la parcialidad
merece un análisis futbolístico acorde a lo que siempre intentamos
brindar desde este espacio, para intentar desmenuzar esta derrota de
Rampla Juniors 2-0 ante un modesto y bastante limitado UTC de
Cajamarca.
Para enfrentar al conjunto peruano el
cuerpo técnico optó, a nuestro criterio acertadamente, por cambiar
la figura táctica, sacrificando un delantero para colocar un
mediocampista más. El 4-2-3-1 nos permitiría poblar más la mitad
de la cancha, y tener una primera línea de volantes que pudiera
tapar la salida de balón del UTC.
Rodrigo Odriozola estuvo en el arco;
Gabriel De León, Gonzalo Rizzo, Willy Techera y Fabián Píriz en
defensa; Nicolás Rocha y Jhony Galli como volantes centrales; más
adelantados Ignacio Panzariello, Diego Benítez y Hugo Dorrego;
quedando Julián Lalinde como único punta.
En en plano defensivo, Rampla estuvo ordenado, las
líneas juntas, sin dejar espacios. Se fue con todo a cada pelota
dividida. Se buscó presionar la salida del rival, a punto tal que
UTC debió recurrir a los pelotazos largos para poder avanzar en la
cancha. Esa parte del libreto salió bien, y fue lo que nos faltó
contra Nacional. Con este esquema, seguramente la historia frente a
los tricolores hubiera sido distinta.
Sin embargo, en relación a la creación
de juego, volvimos a ser un equipo con toque intrascendente, falto de
profundidad y juego vertical, que prácticamente no pisa el área
rival y ni siquiera genera infracciones cerca de ella. Solo pequeñas
asociaciones o impulsos individuales nos permiten contar con algunas
llegadas aisladas.
Así generamos la primera jugada
peligrosa del partido. A los 6 minutos, una buena combinación entre
Benítez y Lalinde, con devolución de taco de este último y remate
cruzado del volante que se pierde apenas afuera. Ese avance nos
ilusionó, pero terminó siendo un espejismo.
Rampla no llegó más con pretensiones
al área rival, pero justo es decirlo, UTC tampoco inquietaba a la
última zona picapiedra. En ese sentido el panorama no nos
desagradaba, por más que todos éramos conscientes que marcar un gol
de visitante era muy importante.
El quiebre se produce al minuto 34.
Fabián Piriz, que estaba amonestado (al juez brasileño le vino un
arranque de tarjeterismo en que te sacaba amarilla hasta por respirar
fuerte cerca de un rival) fue al cruce con miedo a que una falta le
costara la expulsión y perdió la marca de Ponce, que se le escapó
y remató cruzado, venciendo a Odriozola. Así, haciendo muy poco, el local se puso 1-0 arriba.
Rampla respondió rápido y al minuto
casi logra el empate. Tiro de esquina de Dorrego por bajo al primer
palo, pase atrás de Píriz y De León, entrando totalmente
desmarcado por el medio, le pegó para afuera. Una jugada de
laboratorio perfecta a la que le faltó la puntería de nuestro
lateral derecho.
Sobre los 39´ tuvimos otra
aproximación con un centro largo y llovido que Benítez cabeceó en
forma débil, facilitándole la tarea al arquero Carvallo, un
guardameta que dicho sea de paso tiene baja estatura, lo cual habrá
que aprovechar mejor en el partido de vuelta.
El primer tiempo se fue con ese 1-0 que
era demasiado premio para UTC y un inmerecido castigo para Rampla. De
cualquier modo, en los 45 minutos iniciales todos sacamos una
conclusión fundamental: este equipo peruano no era ningún cuco. Son
un conjunto ordenado, pero realmente limitado en su juego, y un rival
totalmente al alcance de nuestro Rampla.
Con las ilusiones renovadas y un cambio de piezas salieron los picapiedras a jugar el segundo tiempo. Ingresó Mauricio Felipe por Píriz en el lateral izquierdo. El juvenil cedido por Peñarol tuvo problemas en la marca y además estaba amonestado.
Los primeros minutos de Rampla fueron
auspiciosos, presionando en campo rival y metiendo al UTC contra su
área. Producto de esa presión generamos una chance a los 4 minutos.
Dorrego fue arriba a marcar, un defensa peruano despejó y la guinda
le rebotó a nuestro volante, cayendo en el área. Lalinde la
controló en forma notable pero cuando fue a patear se quedó sin
ángulo, rematando desviado.
Como notarán en la crónica y
observaron quienes vieron el partido, todo medio “a los ponchazos”
lo del picapiedra en ofensiva, y no tanto a través de jugadas
elaboradas. De cualquier manera, Rampla era protagonista, se paraba en campo rival y el local
no estaba cómodo en la cancha.
Así fue hasta el minuto 6 cuando se
produce, a nuestro criterio, la incidencia clave del partido.
Ataque de los rojiverdes, centro peligroso al área y Benítez que
como no llega con la cabeza mete le mano. El árbitro lo ve, le
muestra la segunda tarjeta amarilla y luego la roja.
Una irresponsabilidad enorme de
Benítez, que estando amonestado (injustamente debemos decir, porque
fue por una falta en el primer tiempo que no era para tarjeta),
comete una tontería que deja a Rampla con un hombre menos y justo en
el mejor momento del equipo. Inadmisible hasta en un partido de la B,
mucho más en el cotejo más importante de la historia del club.
Y aquí, sin intención de crucificar
al muchacho, queremos dejar una reflexión personal.
Siempre se habla de darle lugar a los
futbolistas que están desde hace tiempo en Rampla. Los que se bancaron no
saber si jugábamos o no en la B, los que aceptaron cobrar el mínimo
y sufrieron los atrasos en los pagos, incluso los que aún llegando al club
ya en primera saben lo que costó que hoy Rampla esté donde esté.
Ellos, sin duda, iban a valorar más estar en esta instancia que
alguien que vino de afuera y se puso la camiseta estando todo
resuelto. Es natural que así sea.
Quizás por eso duele que, por ejemplo,
Adrián Leites, exponente fundamental en el grupo de jugadores que
nos trajo hasta donde estamos hoy, tenga que mirar la Copa
Sudamericana por televisión desde un equipo de la segunda división
de Chile. La dirigencia conocerá los motivos, pero dejamos ir a un
jugador como Adrián, totalmente identificado con la camiseta y de comprobadas buenas actuaciones en Rampla, para
traer otros jugadores cuyo rendimiento es una incógnita.
No dudamos que Diego Benítez tiene
buenas condiciones. Se nota cuando uno lo ve jugar, como se mueve, la
técnica que posee. Pero va a tener que romperse el lomo el doble que
el resto para compensar, de alguna manera, el dolor de cabeza que nos
causó con esta irresponsabilidad que cometió. Ojalá sus compañeros
logren revertir la serie el 8 de marzo, ya no depende de él puesto
que por la suspensión automática no podrá jugar la revancha.
Consideramos que nada es más
perjudicial en un partido de copa como visitante que quedar en
inferioridad numérica, porque el rival encuentra tiempo y espacios
que antes no tenía, y te provoca un desgaste físico tremendo.
Los picapiedras tuvieron un interesante
remate de media distancia de Dorrego, bien controlado por el arquero,
pero luego se les hizo muy cuesta arriba llegar al área contraria.
La expulsión cambió el trámite radicalmente, UTC comenzó a mover la pelota de
aquí para allá, esperando el momento para dar el golpe.
Así fue que a los 16 minutos lograron
el 2-0. Un córner tirado “de garrón” (porque el ejecutante ni
siquiera acomodó la pelota) nos sorprendió y el zaguero Cardoza
tuvo todo el tiempo del mundo para bajar la guinda en el segundo palo
y vencer a Odriozola.
A partir de ahí nos vimos venir lo
peor. Un gol más de UTC dejaba casi sentenciada la serie. Sin
embargo, sorpresivamente para nosotros, el equipo local pareció
conformarse con el resultado y se dedicó a cuidarlo, en lugar de
aprovechar la localía, el hombre de más y el cansancio de nuestros
jugadores para liquidar la serie. Dejaron venir a Rampla e intentaron
hacer lo que mejor saben hacer: esperar y contragolpear. Y por esto mismo serán un rival muy de cuidado en Montevideo.
Aunque ellos hayan mermado en su vocación ofensiva, igual corresponde destacar la tremenda
entrega de nuestros futbolistas, que hicieron un esfuerzo superlativo
para disimular la inferioridad numérica e intentar lograr un gol que
hubiese sido vital de cara a la revancha (recordemos que en caso de
igualdad en goles los tantos de visitante se computan doble, y si
Rampla perdía 2-1 en Lima le bastaba con ganar 1-0 en Montevideo
para clasificar).
Fue impresionante el despliegue de Dorrego y
Rocha en el medio campo, corriendo, metiendo y jugando. Tremendo el ida y vuelta
de Panzariello, que muchas veces solo, rodeado de rivales, se las
arregló para generar una falta o un saque de banda. Muy bien también
la defensa, aguantando ordenada y desactivando varios ataques de
riesgo.
En el transcurso de la media hora final
ingresaron Cristian Olivera y Santiago González, por Jhony Galli y
Julián Lalinde. El “mago” mostró su habitual técnica, armando
el juego y generando faltas. Santiago lamentablemente fue absorbido
por los zagueros rivales y no gravitó.
Tuvimos alguna llegada de pelota quieta
y la mejor que fue una chance de Panzariello a los 39 minutos, que
recibiendo en la medialuna se acomodó y sacó un remate que salió
al medio del arco y fue buen controlado por el guardameta. Nada que
reprocharle al “panza” que quedó exhausto de tanto correr.
Así llegamos al final del partido, con
el gusto amargo de haber perdido 2-0 ante un rival que creemos no es
más que nosotros, en un partido que de no ser por la expulsión
hubiera tenido un desenlace más parejo.
La diferencia es importante y
remontarla será muy difícil pero no imposible. La llave está
abierta. El tema es que para tener posibilidades debemos mejorar
muchísimo. Hoy por hoy nos cuesta horrores hacer un gol, algo que se
arrastra desde finales del año pasado. Venimos en una racha de 6
derrotas y 1 empate (entre torneo local y el partido de copa) donde
solo convertimos 2 goles y 1 fue de penal.
Lo positivo es que hay tiempo, varios
partidos para ir probando soluciones, buscando variantes y
recuperando jugadores (como Matías Soto que entendemos es fundamental
en este equipo). Y siempre tendremos esa esperanza de que si el 5-4
fue posible todo puede pasar mientras la pelota gire y haya muchachos
sudando nuestra camiseta.
Antes de terminar, capítulo aparte
para la hinchada picapiedra presente en el estado Miguel Grau. No
solo estuvieron un buen número, sino que gritaron y alentaron
fuerte, haciendo que por televisión diera la sensación que el local
en realidad era Rampla. Una lástima que no tuvieron el premio del
resultado, pero seguro la experiencia no se la olvidarán jamás.
Ojalá sea el primero de muchos viajes
al exterior viendo al querido rojiverde. ¡Arriba Rampla!
Muy buena crónica subrayó lo de Leites y corto prieto que esta en danubio ahora .. Y antes que Benítez hubiera preferido a Mati Rigoleto .. Masticando bronca pero ajustando detalles no es ningún cuco sin desmerecer. Se puede revertir y hay que llenar todas las tribunas que nos den en el franzini!!! Me quede con ganas de ir por dinero y trabajo pero la hinchada fue local en Peru y demostro que Rampla es grande Vamos la verde carajo !!!
ResponderEliminarEstar ahi sera inolvidable fieles testigos directos del debut internacional.esta serie SE PASA vamos Nosotros a llenar el Franzini
ResponderEliminarNo son ningún cuco todo lo contrario. Yo estuve en Perú y en la cancha se vio que no son gran cosa. Los dominamos cuando quisimos. Lastima los errores que tuvimos. Obvio que se puede revertir si tenemos mucha actitud y rebeldua los pasamos por arriba
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