Era una fría tarde en el Estadio
Olímpico. De esas otoñales que si te agarra mal parado te lleva
directo a la gripe. El partido estaba 0 a 0 hasta que Gastón de los
Santos tranca fuerte y saca la guinda rápido hacia adelante. Nicolás
Mezquida la puntea para que un juvenil de apenas 17 años que recién
había ingresado, explotara su velocidad.
El botija enganchó al medio y dejó
tirado en el piso a su marcador (el clásico “traé cigarros”).
Quedó de frente al arquero y le dio a la pelota con un toque suave,
al segundo palo. La guinda besó el poste izquierdo y se metió en el
arco del astillero. Era su primer gol en el fútbol mayor y en el
festejo se emocionó hasta las lágrimas. Ese botija era Matías
Rigoleto.
Aquel Rampla dirigido por el “Ronco”
no llegaría muy lejos en el torneo de la Segunda División. Al año
siguiente se obtuvo en ascenso, y goleadores como Andrés “Pájaro”
Márquez y Sebastián Gularte eclipsaron la figura de aquella joven
promesa ramplense. En Primera División nuevamente fue relegado, esta
vez por futbolistas que no hicieron mucho mérito por quedarse con su
puesto.
Con el picapiedra otra vez en la vieja
divisional B, recibiría la confianza del cuerpo técnico encabezado
por Añón, y asistido por notables figuras como Gonzalo Sena, Marcel
Román, Maxi Freitas y el propio Adrián Leites, se convertiría en
el goleador de aquel Rampla campéon.
Arrancó el Uruguayo Especial, ya con
el argentino Corengia al mando, y otra vez le tocó esperar su
oportunidad. Lo mismo cuando Fernando Araújo tomó las riendas del
equipo. Muchas veces fuera de puesto, o entrando en partidos que
estaban bravísimos, Matías no pudo mostrar su mejor versión.
Hasta que el mismo entrenador que lo había
hecho debutar en aquel lejano 2013 volvió a ponerse la campera de
DT. En su primer partido, el “Ronco” lo colocó de titular y
Matías respondió con 2 goles, en el triunfo 4-3 ante Wanderers. Y
de ahí en adelante no salió más, apoyado también por el resto
del cuerpo técnico (en especial por Omar Pérez), y obviamente por
sus compañeros.
Es claro que tiene mucho por mejorar y
seguro él lo sabe mejor que nadie. Y que a veces la desconcentración
le juega una mala pasada (¡Los offside Mati! ¡Mirá siempre la
línea de la defensa!), pero que tiene tremendo potencial nadie lo puede dudar.
Y el pasado sábado, irónicamente
contra Juventud, Matías Rigoleto se recibió de adulto (de ahí el
titular de esta crónica, no piense que nos estamos burlando del
rival de turno), pese a que
Matías ya había tocado el cielo con las manos con el inolvidable golazo
en el clásico del barrio.
Dejó de ser aquel juvenil, aquella
promesa, para convertirse en una figura con todas las letras. Sería
injusto decir que ganó el partido él solo, porque hubo un equipo
que metió como siempre, que jugó como pudo (el rival nos complicó
bastante la tarea) y que cuidó el resultado con uñas y dientes,
desde Odriozola y sus grandes atajadas hasta Alex Silva que aguantó
la guinda y generó varias faltas que nos permitieron tomar aire.
Pero uno ve los goles y no puede dejar
de pensar que este triunfo fue obra y gracia de Matías Rigoleto.
Solo, contra dos rivales, con sus compañeros lejos, se mandó dos
golazos que terminaron por noquear a un rival durísimo. Y además de
la gran factura técnica de los goles, fueron en momentos claves del
partido, cuando nuestro equipo peor la pasaba.
Las principales incidencias del match
pueden observarse en el resumen televisivo que dejamos al final de
esta crónica, que esta vez, justo es decirlo, es bastante fiel a lo
que se vio en la cancha. Incluso mostrando la grosera falta del nº3
de Juventud que debió costarle la segunda tarjeta amarilla y que el
árbitro Daniel Rodríguez ni siquiera sancionó. Falta que era
sobre, cuándo no, Matías Rigoleto.
Este triunfo no podía llegar en un
momento más oportuno. Primero para tomar una diferencia de 17 puntos
sobre el rival de turno, que prácticamente le permite a Rampla
decirle adiós a la lucha por la permanencia (Plaza y Sud América,
que también perdieron esta fecha, quedaron todavía más lejos).
Pero además, llega en un momento
oportuno para el propio Rigoleto, que ya comenzaba a tener cierta
resistencia en parte de la parcialidad, también teniendo en cuenta
el buen nivel que han mostrado los otros delanteros con los que
cuenta el cuerpo técnico. Por ejemplo, lo importante que ha sido
Alex Silva, aprovechando la oportunidad que se generó por la lesión
de Santiago González.
Ojalá sea el despegue definitivo de
Matías, y que se vengan muchas tardes como la del sábado pasado,
porque si él mantiene ese nivel, más el equipazo que tiene detrás,
Rampla está para grandes cosas.
Comentario: Marcelo Baruffaldi (@crearoreventar)
Fotos del partido y corresponsal en boliches: Juan Andrés Areosa.
A la orden para cuando vuelva el campeonato de truco: Emilio Fernández (@DurosConceptos)
Maneja el VAR desde la casa: Adrián Barreto (@adribarreto90)
RESUMEN DEL PARTIDO
muy buena cronica....el relato bien real...asi fueron los acontecimientos
ResponderEliminarAhora con la confianza y jugando siempre debe mejorar mucho.
queda la otra parte...Rampla tambien tiene q estar atento alguien vendra y querra llevaro...HAY QUE VENDERLO BIEN...es de RAMPLA y seguro volvera...despues
muy buena cronica....el relato bien real...asi fueron los acontecimientos
ResponderEliminarAhora con la confianza y jugando siempre debe mejorar mucho.
queda la otra parte...Rampla tambien tiene q estar atento alguien vendra y querra llevaro...HAY QUE VENDERLO BIEN...es de RAMPLA y seguro volvera...despues
A copar jardines el sabado no puede faltar nadies! Vamos x mas!.@rriba rampla y su gente!
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